Os presentamos una
lectura imprescindible para todo amante del buen cine. Esta joyita es un
compilado de notas (frases y cortos párrafos) sobre cine, que el director
francés Robert Bresson escribió para su propio uso. Más que nada son apuntes
escritos por Bresson sobre qué debe ser el cinematógrafo -que el distinguía del
cine, al que se refería como una forma de teatro filmado-. Un libro que abarca
su peculiar concepción del montaje, del tratamiento sonoro, de la dirección de
actores entre otros entresijos de su universo. Se basa en implicaciones
estéticas o filosóficas que en realidad cualquier creador o artista podría
utilizar.
Aquí, un ejemplo: “Lo
real, cuando alcanza la mente, deja de ser real.”
Bresson define el
cinematógrafo como «una escritura con imágenes en movimiento y sonidos». Es, de
esa forma, una técnica cuya razón de ser reside en aquello que generan la
cámara y la grabadora de sonido, y no tanto en lo que se dispone para estos
instrumentos mediante la preparación de un rodaje con actores. Si la materia
prima de la que se sirve el artista es resultado de la reproducción de un
aparato que opera con autonomía del hombre, ¿cómo se manifiesta, entonces, la
creatividad del realizador? Por un lado, en su receptividad ante el estímulo de
lo real; por otro, en su capacidad para aislarlo y fragmentarlo con vistas a la
posterior ordenación de imágenes y sonidos durante el proceso de montaje, donde
se concretará su escritura. Lo específicamente cinematográfico prescinde, de
este modo, del teatro, la literatura o la escenografía en busca de algo
intangible que sólo el dispositivo de una máquina puede capturar y reconstruir:
un automatismo no regido por la voluntad o la razón que, pese a todo, el
artista puede dominar para comunicar un mundo –llamémoslo espiritual– apenas
entrevisto.
Qué mejor pretexto que
acompañar dicha lectura con maravillas como “Diario de un cura rural”, “Al azar
de baltasar” y “Pickpocket”.
Robert Bresson |
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