Título
original: The Extraordinary Journey of the Fakir. Dirección: Ken Scott. País: Francia.
Año: 2018. Duración: 92 min. Género:
Comedia.
Vincent Mathias (Fotografía), Romain Puertolas, Luc
Bossi (Guión), Romain Puertolas (Guión adaptado), Aditi Anand, Luc
Bossi, Jaime Mateus-Tique (Producción).
Estreno en Sevilla: 10 Mayo 2019.
Reparto:
Dhanush (Ajatashatru
Lavash Patel), Berenice Bejo (Nelly Marnay), Erin Moriarty (Marie), Gerard
Jugnot (Gustave), Mar Sodupe (Inspector Fernandez), Abel Jafri (Capitán Fik),
Sarah-Jeanne Labrosse (Rose).
Aja, un joven que
sobrevive en la India gracias a su ingenio y pillería, emprende un viaje a
Francia para cumplir un sueño de su madre. En París, con pocos recursos
económicos, decide pasar la noche en un IKEA donde conocerá a Marie. Pero sus
esperanzas sentimentales se desvanecen cuando queda atrapado dentro de un
armario que es enviado al extranjero, iniciando un viaje que cambiará su vida
para siempre.
Comentarios:
Adscribiéndose a ese
multiculturalismo de best-seller de aeropuerto que, quizá bajo el influjo del
¿Quiere ser millonario? de Vikas Swarup, ya explotó el Richard C. Morais de “Un
viaje de diez metros”, Romain Puértolas publicó en 2013 “El increíble viaje del
faquir que se quedó atrapado en un armario de Ikea”. Como en el caso de los
títulos antes mencionados, no parece que haya sido el karma, sino la meticulosa
aplicación de una fórmula lo que ha acabado convirtiendo a la novela en cantado
triunfo de ventas e inevitable inspiración para una feel-good movie alegremente
despreocupada de la condescendencia que modela a su protagonista: un angélico
hindú que paseará su ingenuidad, bondad y mirada limpia a lo largo de un
accidentado viaje con escalas en París, Londres, Barcelona y Libia, usando su
pureza de corazón como brújula y salvoconducto.
En “De la India a París
en un armario de Ikea”, el canadiense Ken Scott subraya el potencial del relato
para erigirse en algo parecido al equivalente globalizado de una historia
picaresca, en la que -¡mansa transgresión!- prevalecerá la desapegada
generosidad antes que el imperativo de supervivencia. Los tópicos –ese Gérard
Jugnot al que solo le falta la baguette bajo el brazo- conviven con decisiones
tan heterodoxas como la de convertir el episodio británico en lo que parece un velado
homenaje a Dennis Potter. No falta ni siquiera el mecánico momento Bollywood,
pero los visibles esfuerzos de la película por caer bien acaban por hacer
cierta mella. El metraje conciso ayuda. (Jordi Costa)
Recomendada
(con reservas).
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