Título
original: Alle hater Johan. Dirección: Hallvar
Witzø. País: Noruega. Año: 2022. Duración: 93 min. Género:
Comedia.
Guión: Erlend Loe. Música: Jørund Fluge Samuelsen. Fotografía: Karl Erik Brøndbo. Producción:
Film in Norway, Nordisk Film Production AS.
Fecha del estreno:
18 Agosto 2022 (España).
Reparto:
Pål Sverre Hagen (Johan Grande), Ingrid
Bolsø Berdal (Solvor), Ine F. Jansen (Ella), Paul-Ottar Haga (Stor-Johan), John
F. Brungot (Frode el cartero), Trond-Ove Skrødal (Tio Iver), Ingunn Beate Øyen
(Tía Magnhild), Vee Vimolmal (Pey), Hermann Sabado (Martin Nguyen Grande).
Sinopsis:
Johan es un excéntrico e inadaptado habitante de una pequeña aldea noruega. Huérfano desde niño y aficionado a los explosivos, Johan intenta conquistar el corazón de su vecina Solvor, a quien voló por los aires accidentalmente de pequeños.
Comentarios:
No es fácil encontrarle
el punto a una película tan noruega de director desconocido (en realidad,
primerizo), con un personaje descatalogado y sin cliché a la vista y cuya
peripecia vital, que es el argumento, transcurre en una especie de isla nórdica
poblada de ejemplares humanos casi tan raros como él. La narración, en cambio, es
fácil de encajar y recoge al protagonista, Johan, recién nacido, junto a sus
padres, que detonan puentes durante la Segunda Guerra Mundial y le trasmiten su
amor (¿?) por los explosivos, y lo acompaña a lo largo de décadas como si fuera
una especie de Forrest Gump, pero sin cambios sociales, ideológicos,
históricos o geográficos.
En el fondo del argumento
anidan ideas sobre lo peculiar, lo diferente, la marginación, las raíces y las
explosiones de todo tipo, desde las de mecha larga y controlada a las del
carácter y más de mecha corta y poco control.
El director, Hallvar
Witzo, propone un tono narrativo que tal vez se corresponda con la comedia,
aunque la comicidad nórdica es un territorio aún por explorar y cartografiar, y
en todo caso lo que sí consigue es absorber y diluir todos los líquidos
dramáticos: la vida de Johan es, sin eufemismos, una mierda, pero no busca su
historia la condolencia del espectador. Un buen tipo, un imán para la
fatalidad, en absoluto odioso, que se maneja bien con las luces cortas y más
frío que el picaporte de un iglú, y al cual interpreta con su par de metros de anatomía
el actor Pal Sverre Hagen. Ya se decía al comienzo, no es fácil encontrarle el
punto, pero intentarlo es divertido. (Oti Rodríguez Marchante)
Recomendada.
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