Título original: Nora. Dirección: Lara Izagirre. País: España. Año: 2020. Duración: 100 min. Género: Comedia dramática.
Guión: Lara Izagirre. Fotografía: Gaizka Bourgeaud. Música: Pascal Gaigne, Paula Olaz. Montaje: Ibai Elortza. Vestuario: Iratxe Sanz. Directora de producción: Itxaso Espinal. Directora de Arte: Izaskun Urkijo. Producción: Gariza Films, Tandem Films, La Fidèle Production.
Fecha del estreno: 3 Septiembre 2021 (España)
Reparto: Ane Pikaza (Nora), Héctor Alterio (Aitite Nicolás), Naiara Carmona (Meri), Ramón Barea (Aita), Klara Badiola (Ama), Loli Astoreka (Mari Feli), Iñigo Aranbarri (Joseba), Itziar Ituño (Trabajadora gasolinera), Joseba Usabiaga (Ander), Kepa Errasti (Jon), Aia Kruse (Amy), Peio Berterretche (Ximun), June Isasi (Elene), Paul Correa (Markel), Amaia Aberasturi.
Sinopsis:
Nora tiene 30 años, vive con su abuelo argentino Nicolás y su vida no es la que ella imaginaba. Tiene pequeños trabajos y casi no ha salido de su pueblo. Cuando pierde a su abuelo, decide iniciar un viaje por la costa del País Vasco para llevar sus cenizas junto a las de la abuela.
Comentarios:
Una película sobre el reencuentro con la confianza y con lo mejor de nosotros mismos y del mundo que nos rodea. Nora, segundo largometraje de la vizcaína Lara Izagirre, llega para cumplir expectativas desde la modestia, la dignidad y la nobleza. Las de una joven mujer en crisis, (falsamente) convencida de que todos hacen mejor que ella cualquier cosa: en lo laboral, lo personal, lo moral y hasta lo físico.
Tras la muerte de su abuelo, la Nora del título (¿ecos de Casa de muñecas, de Ibsen?), interpretada por la estupenda Ane Pikaza, inicia un trayecto con sus cenizas que le va a llevar a cumplir con el legado y sobre todo a encontrar su propio Norte, el de la geografía rural por la que transita y el puramente vital. Con encuentros sucesivos que la van a ir marcando por dentro, como marca del subgénero de las películas de carretera, el relato de Izagirre, que debutó hace seis años con la también estimable, sensible y cercana Un otoño sin Berlín, quizá vaya de más a menos, pero siempre mantiene un tono entre el drama y la comedia —la vida misma— de fácil identificación. ¿Quién no ha tenido en alguna época esa pesarosa sensación de hacerlo todo fatal?
Como en su obra de debut, Izagirre ha compuesto su película en el antaño clásico formato 4:3, encerrando a su criatura en un cierto desasosiego, y vuelve a demostrar una mano excelente para el acompañamiento formal, pues contiene una excelente fotografía de Gaizka Bourgeaud, de preciosos colores, texturas y luz, una dirección artística dominada por lo añejo (el dos caballos, el reloj Casio, las casetes…), y un precioso trabajo conjunto entre la directora y su actriz, ya que Pikaza es ilustradora al igual que su personaje. Así, entre risas y llantos, la mujer alicaída recupera el coraje, la vitalidad y la querencia por sí misma. (Javier Ocaña)
Recomendada.
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