lunes, 1 de noviembre de 2021

¡Más arsénico, por compasión!

 


Una historia de Halloween en Brooklyn, donde todo puede ocurrir y por lo general ocurre”. Así comienza “Arsénico por compasión”, la de historia Mortimer Brewster, un famoso crítico de teatro que, en contra de sus prejuicios contra el matrimonio, acaba casándose con la bella Elaine Harper, y antes de emprender su luna miel decide hacer una parada en casa de sus adorables tías. Descubre allí que las dos cándidas viejecitas acostumbran a practicar una caridad poco ortodoxa: matar por compasión a las pobres almas de este mundo.


Capra se rodeó de un elenco de actores de altísimo nivel para dar vida cinematográfica a los personajes salidos de la obra teatral de Kesserling. Un joven Cary Grant encarna al protagonista con magnífica soltura, demostrando buenas dotes para la comedia y sin resultar exagerado a pesar del alocado guión. Su compañera femenina es interpretada por Priscilla Lane, rostro muy reconocido ya por aquel entonces por éxitos como “Los violentos años veinte”. Josephine Hull y Jean Adair ponen piel al dúo de tías tan enternecedoras como psicópatas. Es complicado contener la risa con su sola aparición en escena. La película goza de secundarios de lujo, como Peter Lorre haciendo del doctor Einstein y Raymond Massey, que interpreta al terrorífico Jonathan Brewster, hermano de Mortimer, y a quien se maquilló para que se pareciera lo máximo posible a Boris Karloff, que hacía el mismo papel en la obra de Broadway.


Mención aparte merece el rol de Teddy Brewster, el otro hermano de Mortimer, un desequilibrado que cree ser Theodore Roosevelt; personaje, interpretado por John Alexander, que rezuma comedia pero también cierta melancolía. Al fin y al cabo, es una persona que vive en una ilusión porque, según sus propias tías, "es más feliz así".


Arsénico por compasión” es auténtico teatro cinematográfico, se apoya en los pilares fundamentales del cine: grandes interpretaciones, un guión sólido y una buena dirección. Es una película nada arrogante que cumple con su propósito, entretener al espectador y contar una buena historia. Su sencillez aparente encierra la complejidad de convertir en obra maestra algo que parece simple.

Se basa en la obra de teatro del mismo título de Joseph Kesserling, y aunque fue rodada en 1941, no se estrenó hasta 1944, una vez finalizadas las representaciones de la obra en Broadway. Para adaptar a la gran pantalla la exitosa obra de teatro Capra contó con el trabajo de los hermanos Epstein, conocidos por haber participado en el guión de la mítica “Casablanca”, que sacan el máximo partido a un libreto repleto de gags memorables y consiguen que el espectador encadene una carcajada tras otra.

Este título contrasta enormemente con el resto de la filmografía de Frank Capra, lejos del tono moralizante de obras como “Caballero sin espada”, “El secreto de vivir” o “¡Qué bello es vivir!”, “Arsénico por compasión” es una obra maestra del género de la screwball comedy o comedia alocada. Un título imprescindible dentro del cine clásico por el que no ha pasado el tiempo.

Aprovechemos hoy la oportunidad de verla de nuevo, en La 2 de Televisión Española, dentro del ciclo que el espacio “Días de Cine Clásico” está dedicando a Cary Grant.




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