Título
original: The House That Jack Built. Dirección: Lars
von Trier. País: Dinamarca. Año: 2018. Duración: 150 min. Género:
Thriller.
Molly Malene Stensgaard (Montaje), Manuel Alberto Claro (Fotografía), Lars Von Trier (Guión), Jenle Hallund, Lars Von Trier (Guión adaptado), Louisevesth (Producción), Tomas Eskilsson, Thomas
Gammeltoft, Leonid Ogarev, Peter Aalbæk Jensen, Charlotte Pedersen (Producción ejecutiva), Kristian Selin
Eidnes Andersen (Sonido), Dennis Knudsen
(Maquillaje), Manon Rasmussen (Vestuario), Simone Grau Roney (Dirección Artística), Dennis Knudsen (Peluquería).
Presentada en la sección
oficial (fuera de competición) del Festival de Cannes 2018.
Estreno en Sevilla: 25 Enero 2019.
Reparto:
Matt Dillon (Jack),
Bruno Ganz (Verge), Uma Thurman (Mujer 1), Siobhan Fallon Hogan (Mujer 2),
Sofie Gråbøl, (Mujer 3), Riley Keough
(Simple).
Sinopsis:
Estados Unidos, años
setenta. Seguimos al brillantísimo Jack durante cinco incidentes a medida que
descubrimos las muertes que marcan su recorrido de asesino en serie. Vivimos la
historia desde el punto de vista de Jack. Para él, cada asesinato representa
una auténtica obra de arte, pero su inadaptación le causa problemas con el
mundo que le rodea. A pesar de que la policía parece estar cada vez más cerca
de descubrir al autor de los crímenes (algo que le exaspera y le presiona) y
contra cualquier tipo de lógica, decide arriesgarse cada vez más. A lo largo de
la película, Jack nos habla de su situación personal, de sus problemas y de lo
que piensa mediante conversaciones con un desconocido llamado Verge. Una mezcla
grotesca de sofismas, de autocompasión casi infantil y de explicaciones
detalladas de las difíciles y peligrosas maniobras de Jack.
Fotograma de "La casa de Jack" |
Comentarios:
Para Lars von Trier, el
P. T. Barnum del cine de autor, el ser humano es un espejo que refleja los dos
reinos en conflicto de la cosmología cristiana: Cielo e Infierno. O alma y
cuerpo. “La casa de Jack” sostiene que, bajo su encadenado de radicales
experimentaciones, la filmografía del danés ha estado siempre al servicio de un
único y obsesivo tema: la estrecha unidad entre el Bien y el Mal. No es casual
que, al final de cada capítulo de su serie “The Kingdom” (1994-97), el
cineasta, forradito de ironía filohitchcockiana (llegaba a presentarse como “el
humilde Lars von Trier”), despidiera a los espectadores refiriéndose a esa
falsa dialéctica moral que, en esta clara etapa de recapitulación creativa que
aquí culmina, también ha inspirado el título -Lars von Trier. The Good with the
Evil- de la exposición en torno a su obra que inauguró el Museo de Arte y
Cultura Visual Brandts de Odense en noviembre de 2017.
Lars von Trier ya es una
pieza de museo. La película puede interpretarse como el sonoro lamento de quien
aspiraba al Louvre y tuvo que conformarse con la Saatchi Gallery. “La casa de
Jack” adopta la forma de una confesión a las puertas del Infierno: un discurso
que a ratos tantea la apología narcisista para culminar en feroz ajuste de
cuentas con quienes no han sabido valorar la arquitectura genial que sustenta
una obra incomprendida. Jack, el psychokiller encarnado con gélida autoridad
por Matt Dillon, funciona como la contrafigura de un Lars von Trier embriagado
por la fantasía, un poco adolescente, de diluir las fronteras entre arte y
crimen.
Sostenida sobre
secuencias de incuestionable fuerza –la cacería de la familia, el episodio de
Uma Thurman-, la película acaba siendo esclava de una fórmula –discurso
transgresor + interlocutor comprensivo + interludios culteranos- que el
director ya había aplicado magistralmente en el díptico “Nymphomaniac” (2013).
El tono es de comedia negrísima y todo apunta a un cierre de ciclo, pero la
película no se gana un lugar en el infierno de los perversos, sino una
temporada en el purgatorio de los redundantes. (Jordi Costa)
Recomendada
(con reservas).
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