Título
original: If Beale Street Could Talk. Dirección:
Barry Jenkins. País: USA.
Año: 2018. Duración: 119 min. Género:
Drama.
Joi McMillon, Nat Sanders
(Montaje), James Laxton (Fotografía), Barry Jenkins, James
Baldwin (Guión), Nicholas Britell (Música), Megan Ellison, Dede Gardner,
Barry Jenkins, Jeremy Kleiner, Sara Murphy, Adele Romanski (Producción).
3 nominaciones a los
Oscars. Globo de Oro a la Mejor Actriz de Reparto (Regina King).
Estreno en Sevilla: 25 Enero 2019.
Reparto:
KiKi Layne (Tish
Rivers), Stephan James (Alonzo 'Fonny' Hunt), Regina King (Sharon Rivers),
Colman Domingo (Joseph Rivers), Aunjanue Ellis (Mrs. Hunt), Diego Luna
(Pedrocito), Finn Wittrock (Hayward), Ed Skrein (Oficial Bell), Pedro Pascal
(Pietro Alvarez), Brian Tyree Henry (Daniel Carty), Dave Franco (Levy).
Sinopsis:
Tish es una joven de
Harlem que se ve obligada a luchar contra reloj para probar la inocencia de su
novio Fonny, del que lleva un hijo en su interior.
Fotograma de "El blues de Beale Street" |
Comentarios:
Algo ocurre cuando Tish y
Alonso, protagonistas de “El blues de Beale Street”, se miran y descubren que
lo que era una amistad de infancia se ha convertido en potencia transformadora
de la vida y la mirada. Es un sencillo juego de plano y contraplano, pero no
queda ninguna duda de que los ojos que están contemplando cada uno de esos
rostros son los de un sujeto perdidamente enamorado. Hay un claro punto de
estilización en la fotografía de James Laxton, que el director Barry Jenkins
emparenta con la estética de Wong Kar-Wai, aunque, en realidad, mana de la
fuente Sirk: fondos difuminados enmarcan cada rostro, subrayando su belleza. Un
relevante detalle magnifica el efecto: las miradas rompen el pacto de
transparencia, miran directamente a cámara, atraviesan la pantalla e interpelan
al espectador. Es uno de los muchos detalles expresivos que, tras su
sobresaliente “Moonlight” (2016), acreditan a Jenkins como maestro de una
especialidad anómala en un tiempo donde cinismo y vacuo sentimentalismo se
reparten el mercado: el cineasta es un auténtico orfebre de la empatía. Su
cámara no captura: acaricia los cuerpos.
Publicada en 1974, “El
blues de Beale Street”, quinta novela de James Baldwin, convirtió la voz
narrativa, cuidadosamente construida, de la joven de Harlem Tish Rivers en
dinámico instrumento de rapsódica vitalidad, capaz de transitar del afecto a la
rabia mientras relata cómo una poderosa historia de amor se convierte en una
forma de resistencia contra la opresión sistémica que sufre la comunidad afroamericana.
Jenkins logra el milagro de convertir esa voz en forma cinematográfica, en puro
estilo, y, si bien ha tendido a una cierta idealización –los amantes son más
hermosos de lo que imaginó Baldwin, se omite el trágico destino de un
personaje…-, el resultado es impresionante.
El modo en que la cámara
se desplaza de un personaje a otro en las secuencias de diálogo –en especial,
la del encuentro con el demolido amigo Daniel-, la elegancia de los juegos con
el foco para crear movimiento dentro del plano y la orgánica habilidad para
armonizar los diversos tiempos del relato son claros indicios de que la
escritura visual de esta película se pone al servicio de algo tan intangible
como su corazón. Porque de eso habló Baldwin y de eso habla Jenkins: del afecto
–de una comunidad, de una familia- que rodea a dos amantes y convierte su deseo
en imbatible coraza contra el odio. (Jordi Costa)
Recomendada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario