Título original: Mia madre. Dirección: Nanni Moretti. País: Italia y Francia. Año: 2015. Duración: 106 min. Género: Drama. Guión: Nanni Moretti, Francesco Piccolo, Valia Santella. Producción: Nanni Moretti y Domenico Procacci. Fotografía: Arnaldo Catinari. Montaje: Clelio Benevento. Música: Michael Giacchino. Vestuario: Valentina Taviani. Sonido: Alessandro Zanon. Dirección Artística: Paola Bizarri. Estreno en España: 22 enero 2016.
Intérpretes: Margherita Buy (Margherita), John Turturro (Barry
Huggins), Giulia Lazzarini (Ada), Nanni Moretti (Giovanni), Beatrice Mancini
(Livia), Stefano Abbati (Federico), Enrico Ianniello (Vittorio), Anna Bellato, Tony
Laudadio, Lorenzo Gioielli, Pietro Ragusa, Tatiana Lepore, Monica Samassa, Vanessa
Scalera, Davide Iacopini, Rossana Mortara, Antonio Zavatteri, Camilla Semino,
Domenico Diele y Renato Scarpa.
Sinopsis:
Margherita (Margherita Buy), una directora de cine políticamente
comprometida, está a punto de separarse de Vittorio, un actor con el que tiene
una hija adolescente. Su hermano (Nanni Moretti) decide dejar el trabajo para
dedicarse a cuidar a su madre, gravemente enferma en el hospital. Se trata de
analizar hasta qué punto una enfermedad supone un drama familiar que altera
completamente la vida cotidiana.
Fotograma de "Mia madre" |
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Presentada en la sección oficial del último certamen de Cannes, ya pasó
por nuestro Festival de Cine Europeo de Sevilla 2015, pero ahora nos llega a la
cartelera. Se trata del último trabajo del siempre interesante director
italiano Nanni Moretti. En este caso, convierte a Margherita Buy en la
protagonista principal y esencial de su película y la eleva a conseguir un
David di Donatello por su interpretación y una nominación a los Premios de Cine
Europeo.
El cine de Nanni Moretti siempre ha sido una forma de terapia, un tratado
sobre el empeño del director por estar relajado con la vida y con el mundo. A
menudo autobiográficas, sus películas hablan de su cotidianidad, pero con el
maravilloso añadido de un extraordinario sentido de la elusión ensoñadora, allí
donde el deseo, y también el remordimiento, se convierten en la viva imagen del
sentido mismo de la vida. Ya sea de forma meridiana, como en Abril (1998), con sus filias y sus
fobias, en Caro diario (1993), con
sus picores físicos y mentales, o en Palombella
rossa (1989), sobre su niñez, sus miedos y el fracaso de las ideas
comunistas, ya sea introduciendo sentimientos propios en historias sobre lo
ajeno, Moretti es un gran contador de relatos sobre uno mismo. Y la muerte de
una madre no es cosa cualquiera. Algo a lo que acude en la excelente Mia madre, donde por vez primera se ha
escondido en el cuerpo de una mujer que ejerce de trasunto del autor. Una mujer
que, eso sí, es directora de cine, para no acabar de enmascarar su habitual
sistemática.
Con el contrapunto cómico del personaje de John Turturro, una estrella
del cine americano que acude a Italia para protagonizar una película de
denuncia dirigida por la protagonista, y en un relato sobre el miedo a un modo
de ser, Mia madre, como siempre en
Moretti, nos habla de muchos asuntos con una enorme complejidad amparada en la
sencillez. En ella habita la pesadumbre de la duda en una persona que no
acostumbra a dudar, de gran personalidad, que siempre ha creído tener la razón
(y que seguramente la ha tenido), y que se ha ganado fama de distante, de dura
y de engreída entre la mayoría, la que sí duda. Un carácter que cualquiera que
haya entrevistado a Moretti alguna vez sabe que no es difícil que salga a
relucir.
A diferencia del emocionante naturalismo sin digresiones de La habitación del hijo, Javier Ocaña sostiene que el director
italiano nos habla de la pérdida a través de la continua ruptura del realismo,
con secuencias de un onirismo surrealista que a veces se integra en sueños
físicos, mientras otras, las mejores, surge sin que nadie necesite estar
durmiendo, con la naturalidad expositiva de un brillante y fugaz pensamiento
lógico. Drama políticosocial a la manera de un autor que suele imponer un
cierto distanciamiento en esta vertiente, Mia
madre es también una sátira de la industria del cine y una disección de los
miedos contemporáneos. Los sociales, los morales y los sentimentales.
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