Título original: The danish girl. Dirección:
Tom Hooper. País: Reino Unido, Alemania y EE.UU. Año: 2015. Duración: 119 min. Género: Drama. Guión: Lucinda Coxon
basado en la novela de David Ebershoff. Producción: Gail Mutrux, Anne Harrison, Tim Bevan, Eric Fellner,
Tom Hooper. Fotografía: Danny Cohen. Montaje: Melanie Oliver. Música: Alexander Desplat. Vestuario: Paco Delgado. Dirección artística: Grant Armstrong, Tom Weaving. Estreno en España: 15 enero 2016.
Intérpretes: Eddie Redmayne (Einar Wegener / Lili Elbe), Alicia
Vikander (Gerda Wegener), Emerald Fenneld (Elsa), Matthias Schoenaerts, Amber
Heard (Ulla), Tusse Silberg (Older woman), Ben Whishaw, Sebastian Koch,
Victoria Emslie, Adrian Schiller (Rasmussen), Richard Dixon, Paul Kerry, Helen
Evans, Michael Gade Thomsen y Alicia
Woodhouse.
Sinopsis:
Drama basado en la verdadera historia de una pareja de artistas daneses,
Einar y Gerda Wegener. La vida de este matrimonio dio un giro cuando Einar
sustituyó a la modelo femenina que su mujer, Gerda, tenía que pintar. Cuando
los retratos resultan ser un éxito, ella anima a su marido a adoptar una
apariencia femenina. Lo que comenzó como un juego llevó a Einar a una
metamorfosis que puso en riesgo el amor de su esposa.
Fotograma de "La chica danesa" |
Comentarios:
Pasó por el Festival de Venecia 2015 dentro de la sección oficial y
últimamente ha conseguida cuatro nominaciones a los Oscar (incluyendo mejor
actor). El realizador británico Tom Hooper, se interesa por el tema de la
primera transexual Lili Elber. Tal como se podrá apreciar en la película, la
identidad de género de Lili era femenina, pero al nacer era de sexo masculino.
De acuerdo con la terminología actual, era una mujer transgénero, por lo que no
debemos referirnos a ella con un pronombre masculino. Sería un error hablar de
ella como de un hombre o llamarla un hombre trans, ya que Lili se veía a sí
misma como una mujer.
Catapultado por el éxito de su tercer largometraje, “El discurso del rey”,
el cineasta Tom Hooper se lanza por otros derroteros, una espectacular versión
musical de la novela de Victor Hugo “Los miserables” en la que, a pesar de
algunos altibajos, Hooper volvió a demostrar ser un infalible director de actores,
haciendo que Anne Hathaway lograse la estatuilla dorada a la mejor actriz
secundaria por su desgarrador rol de Fantine.
Tras estos dos triunfos consecutivos, no es de extrañar que el realizador
vuelva a reincidir en el cine de época con un nuevo biopic (género que parece
estar en boga en los últimos años, así como muy presente en las carreras de
premios), “La chica danesa” (The danish girl, 2015), que cuenta la valiente
historia de la primera persona que se atrevió a someterse a un tratamiento de
cambio de sexo, a través de cinco operaciones quirúrgicas a lo largo de dos
años. Einar Mogens Wegener nació en Dinamarca en 1882 y llevó una vida normal
como varón, dedicándose a pintar paisajes y casándose con otra joven artista,
Gerda, especializada en ilustraciones para revistas de moda. El modo en que
descubre su verdadera identidad como la pintora Lili Elbe, una mujer atrapada
en un cuerpo masculino que no le corresponde, y cómo aquellas circunstancias
afectaron a la relación con su esposa, quedaron reflejados en la autobiografía “Man
into Woman”, publicada en 1933 y convertida en novela en 2001 por el escritor
David Ebershoff.
En opinión de José Martín, “La chica danesa” es, al mismo tiempo, una
poderosa historia de amor incondicional —el de Gerda hacia su pareja (primero
Einar; finalmente Lili)— y un canto a la búsqueda de la felicidad, en este
caso, lograda a través del encuentro y autoaceptación del verdadero yo de la
protagonista, así como su paulatina metamorfosis en la mujer que siempre ha
querido ser. El matrimonio Wegener queda representado en la película como la
viva estampa de la complicidad y la armonía, compartiendo una vida idílica y su
pasión por el arte. Precisamente, cuando Gerda necesita a una modelo para uno
de sus trabajos y recurre a su marido para que pose vestido con prendas
femeninas, se abre un camino sin retorno para la pareja, ya que, lo que
comienza como una especie de juego (el éxito de la nueva y misteriosa modelo de
Gerda es tal que Einar adopta el álter ego de Lili para sucesivos retratos), va
dando paso al descubrimiento del marido de su auténtica naturaleza, la de una
mujer atrapada en el cuerpo de un hombre que, desde ese momento, lucharía por
salir a la superficie. Es en la comprensión de Gerda, su acompañamiento en el
duro tránsito de su pareja a la apariencia que desea, y el cómo afronta que su
todavía esposo comience a manifestar deseos sexuales hacia hombres, donde la película
funciona mejor, pese a que el tratamiento de las relaciones de Lili con los
personajes masculinos sea un poco ligero y superficial. El guion de Lucinda
Coxon parece más preocupado, en este sentido, en resaltar el dilema al que se
enfrenta Gerda que el torturado mundo interior del personaje central y su
metamorfosis, centrándose exclusivamente en los obstáculos a los que el
matrimonio tiene que hacer frente para seguir unido, por encima de cualquier
género (su amor nunca desaparece; únicamente evoluciona) y relegando al resto
de personajes secundarios a la categoría de meras comparsas sin excesivo
desarrollo dramático.
Eddie Redmayne y Alicia Vikander |
Al igual que “El discurso del rey”, el nuevo filme de Hooper tiene ese
acabado formal tan académico habitual en las cintas de época británicas —aun
cuando la historia de “La chica danesa” transcurra en Copenhague—, con un
notable trabajo de ambientación, vestuario y, sobre todo, una magistral labor
en la fotografía de Danny Cohen, muy pictórica y esteticista (tal vez
demasiado, ya que corre el riesgo de eclipsar con su belleza visual a lo que
realmente quiere contar). También la música de Alexandre Desplat contribuye a
construir una atmósfera sensible y delicada. Tan delicada como es la manera en
el que se traduce en imágenes el progresivo cambio de Einar en Lili. En este
sentido, Eddie Redmayne realiza una actuación impecable, con la dosis exacta de
amaneramiento, midiendo milimétricamente cada mirada, gesto o movimiento para
no caer en la caricatura y buscar, descaradamente, una nueva nominación al
Óscar tras el premio recogido el año pasado por su celebrada personificación
del astrofísico Stephen Hawking en “La teoría del todo” (James Marsh, 2014),
otro biopic con el que “La chica danesa” guarda ciertas similitudes en el
retrato de un matrimonio protagonista en el que la esposa sufre en sus carnes
los conflictos internos del marido. Y, al igual que la magnífica Felicity Jones
de aquella cinta, es Alicia Vikander quien roba la atención en un papel que, de
primeras, tenía menos oportunidades de lucimiento que el de su compañero de
reparto. La joven actriz inunda de fuerza, humanidad y empatía a su rol de
Gerda, al tiempo que logra una maravillosa química con Redmayne que hace que el
filme, a pesar de no resultar especialmente arriesgado o audaz en su escritura
(todas las escenas se mueven dentro de terrenos convencionales), sea una
auténtica doble lección de interpretación, así como una gran historia de amor,
valor, coraje y superación. Tal vez, por pudor, “La chica danesa” se quede un
tanto en la superficie de los tormentosos temas que trata, pero no cabe duda de
que Hooper ha sabido plasmar con sutileza y elegancia esta inspiradora historia
de Lili, auténtica pionera en los años 20 del movimiento transgénero,
merecedora de ser conocida por las nuevas generaciones.
Sales del cine con un muchos sentimientos a flor de piel. Hay belleza en todo, en el vestuario, en los paisajes. Los cuadros que pinta ella recuerdan a Tamara Lempica. Ojalá gane varios Oscars. Ana
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