miércoles, 30 de noviembre de 2011

Polanski, visiones terroríficas de lo cotidiano



Siempre es un auténtico placer poder hablar de la obra de Roman Polanski, el cineasta vivo al que más valoro hoy en día. Este cineasta dirigió entre la década de los 60-70 una de las trilogías mas apasionantes, conocida como La Trilogía del Apartamento.
Allá por 1960, un tal Alfred Hitchcock revolucionó el cine de terror con su obra maestra “Psicosis” adentrándose de forma espeluznante en la mente trastornada del ser humano. Se había dejado atrás el miedo al peligro nuclear (metáfora de amenaza comunista incluida) y se hablaba de un terror cercano, cotidiano, que hizo estremecer a parte de la sociedad, dándole una nueva dimensión a un género que se encontraba bastante encasillado.
Cinco años después de la seminal obra del genial cineasta inglés, Roman Polanski siguió explorando dichos caminos con un soberbio filme que abriría esta trilogía, Repulsión (1965), película que le colocó definitivamente en el panorama internacional.




En 1968, haría su debut americano, con El bebé de Rosemary, fiel adaptación de una novela de Ira Levin, cuyo nefasto título en español (“La semilla del Diablo”) rompe por completo el suspense del mismo desde el principio. Una absoluta obra maestra estudiada al milímetro.
Por último, con “El quimérico inquilino”, que es otro espléndido trabajo basado en la novela homónima del singular Roland Topor, donde Polanski compartiría la labor de dirección con la de actor principal, pondría punto y final a esta magnífica trilogía.


 


En ella aparecen muchos de los elementos de su cine, como la sensación de aislamiento absoluto, la aparición del factor desestabilizador y los personajes encerrados en pequeños escenarios, creando esas atmósferas tan opresivas y claustrofóbicas que funcionan perfectamente como incubadoras de las obsesiones. El terror se nos presenta desde el interior de sus protagonistas y no desde el exterior.
Estas obsesiones se presentan de forma sugerente al espectador, a veces de manera clara como en “Repulsión”, donde no hay revelación alguna, al contrario que en el resto de su trilogía, donde se abrazan la realidad psicológica y el cuento fantástico, dotándole de una aplaudida ambigüedad. Polanski nunca dará su brazo a torcer, generando las más diversas lecturas sobre sus filmes, enriqueciéndolos de forma más que notable.
El astuto uso que hace el cineasta polaco del punto de vista, así como la sapiencia técnica a la hora de manejar las lentes, ayuda a incrementar esa sensación de trauma, locura y/o esquizofrenia, en la que nos encontraremos totalmente inmersos.

Trabajo presentado en el Taller de Cine por JESUS MAYORAL.

7 comentarios:

  1. (1 de 2)
    Vaya, coincidimos últimamente en los gustos, Paco. Esas tres películas son fantásticas, aunque, para mi parecer, la reina de la trilogía es la “Semilla del diablo” o “Rosemary´s baby”. Curiosamente tenía tan asimilado el título españolizado de “Semilla del diablo” que no había caído en que fuese nefasto, y probablemente lleves razón. Por desgracia, eso sucede con más de la mitad de los títulos pasados a nuestro idioma, algo (y voy a quejarme) bastante estúpido, pues se podía poner en el idioma original y su traducción literal debajo. Para colmo, en este caso, la traducción no tiene misterio alguno, por lo que vuelve a sacar a relucir ese impertinente empeño en tratar de superar al título original del director, que por algo se lo habrá puesto, para hacerlo más comercial. (Me iba a empezar a desahogar con los doblajes, pero lo dejo…)
    Permíteme que llame al film “La semilla del diablo”, por la costumbre. Este es uno de los largometrajes que siempre he tenido en “mi top” (no me atrevo a ponerle un número, tal vez top 100). Aunque parezca increíble, la historia es bastante sencilla: una joven que se queda embarazada del diablo mientras está drogada, sin ser consciente de ello, y por convocatoria satánica de unos brujos que viven en el apartamento colindante. Y todo ello con el consentimiento, a espaldas de ella, del marido, quien espera contraprestaciones de dichos brujos para conseguir el papel de una película. Sin embargo, de este argumento tan sencillo (al diablo nunca se le ve, ni aparecen alienígenas satánicos devorando mujeres, ni crípticas cartas astrales a descifrar por avezados investigadores, ni azufres, ni humos, ni zarandajas similares) Polanski logra extraer una obra maestra, y lo hace precisamente por no meter las zarandajas mencionadas. Sería muy difícil hacer entender esto a un lector que no haya visto la película, pues es tal el logro conseguido con su lenguaje cinematográfico en estado puro, que solo a partir de sus imágenes se puede captar. Mia Farrow hace un papel colosal, de hecho, carga con casi toda la película (aunque detrás está, indudablemente, Polanski), y la tensión nos conduce casi a la asfixia.
    Yo les pasaría 20 veces por las narices esta película a determinados individuos adictos a lo satánico. Vaya, parece que mi papel es dar la lata y quejarme. Me estoy convirtiendo en una especie de sombra siniestra que se desliza por detrás de de Pako Bellido. Aunque, pensado de otro modo, este fenómeno podría dar lugar a un buen reparto de papeles: la cara (Paco habla de lo bueno) y la cruz (yo de lo malo). ¿Quiénes son estos individuos que mencionaba anteriormente? Esperad, que cojo espacio:
    Toda esa verborrea insufrible de LO DIABÓLICO. Criptas embrujadas que esconden a los seres satánicos, espíritus malignos que protegen al (estúpido) cofre que encierra la sabiduría (ridícula) del mal, la “pétrea” OSCURIDAD (mediocre) que se cierne bajo el misterio (cansino) de alguna tumba, el jeroglífico rescatado de los tiempos medievales que nos descifra el próximo advenimiento del (aburrido) anticristo y del fin del mundo (a ver si es verdad, y acaba con los ciclos y las crisis), etc. Si no sigo es por no ocupar más espacio. Sinceramente, a mí, para que una obra de ficción sobre lo diabólico me llame la atención a estas alturas, tendría que traerme a Lucifer en persona a mi casa o hacer una obra humorística y satírica del tema como la estupenda “El día de la bestia” de Alex de la Iglesia. Y se acabó (posiblemente me deje alguna otra que la pondríamos en el grupo de las excepciones, con “El día de la bestia” y “La semilla de…”)

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  2. (2 de 2)
    El otro día me compré en Carrefour la de Darkness, de Jaume Balagueró (pasaba por allí y, mira por donde, me la encontré en una caja inmensa de cartón junto a otras miles, a 5 euros). Había leído algunas cosillas sobre las hazañas de este joven director, y su formación americana. Sabía de este largometraje que se había rodado en USA con actores americanos y en inglés, por lo que pensé que tal vez Balagueró fuese el inicio de un gran talento de nuestro cine, al igual que otros potenciales candidatos que van a formarse a EEUU para asimilar la grandeza del cine de aquel país…
    ¿Para qué se van allí? (Estoy buscando las de Isabel Coixet hechas en Norteamérica, y confío en que sean mejores) La película “Darkness”, con el nombre que tiene, habría ganado mucho si su director hubiese dejado la pantalla en negro la hora y pico de duración del enredo. Así, en la sala de cine a oscuras, con los sonidos extraños, nos habríamos podido imaginar una buena película. Pero no fue así, y al verla lo que descubrimos es un refrito de “Poltergeist”, de “El resplandor” y de los coleccionables de lo diabólico y la llegada de la “oscuridad”.
    Tal vez con REC Balagueró ganase algo, pero entendiendo siempre a este largometraje psicodélico como un subgénero. Creo que ya van a por la tercera de la saga y que la niña se escapa del edificio. Yo me vi la segunda en DVD pero porque me gusta la prota, me parece muy linda la niña, ¿cómo se llama?, es famosilla, pero se me ha ido el nombre. Posiblemente me vea la tercera para ver cómo se devora a los madrileños, que tiene morbo. En fin, no sé si la peli que yo veo y quiero ver es la que Balagueró pretendía que viésemos, yo es que soy así de especial.
    Un saludo. Galo.

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  3. Añado: me hago el amnésico con respecto a la peli “La novena puerta” 1999, también de Polanski. Pero la culpa fue del Pérez Reverte, como siempre, pues parece que sus lamentables éxitos de ventas han hecho descarrilar a más de un cineasta, recordemos “La carta astral” de Imanol Uribe (sí, el mismo Uribe que hizo “Días contados”). Son películas alimenticias, debemos aceptarlo, pues el cine también es así.

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  4. Bienvenidos a “Los monólogos de Galo”
    A partir de hoy abro este segundo programa, que compartirá cartelera con “1 o 2 comentarios, a veces 7”. El primero irá de análisis y el segundo será humorístico, según convenga. Y tengo en mente un tercer programa, ya os avisaré, no creo que haya problemas de espacio…
    (Aunque es posible que me tenga que marchar a Madrid por cuestiones de trabajo, no lo sé)
    Saludos.

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  5. Buenas Galo,

    Te recomiendo encarecidamente el filme 'La noche del demonio' del soberbio cineasta Jacques Tourneur, una auténtica maravilla que aborda de ejemplar manera el tema del satanismo.

    Y es que la peli es cojonuda y a pesar de su final impuesto por los productores (es como si hubiesen mostrado al bebé en la Polanski)que va a contracorriente del tono del filme no logra empañar para nada todos los aciertos que encierra esta obra maestra del cine. Ya te digo tanto esta como la de Polanski forman lo mejor que se ha hecho sobre el demonio en el cine de los 50 para acá.

    Por cierto, 'El bebé de Rosemary' bebe mucho del cine de Jacques Tourneur y por extensión del productor Val Lewton y la RKO en donde el "sugerir en vez de mostrar" se encontraba en su manual de estilo. Además aborda de forma formidable el tema de hacer surgir lo terrorífico en un marco de cotidianidad.

    Después, en un hipotético escalón por debajo quedaría pelis como la deliciosa 'La novia del Diablo' de Terence Fisher para la Hammer mucho menos ambigua y menos enriquecedora.

    Saludos, Jesús.

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  6. Pues sí. Llevaba yo meses sin dormir, pensando en lo chuchurrío de los apartados “comentarios”, en las sin embargo magníficas entradas de este blog, y de que forma poder darle vidilla al asunto, y me encuentro la respuesta en un comentario en formato ladrillo – osease, cortito con sifón de puntos y apartes, cuando no de los otros -, caído aleatoria y caprichosamente – o tal vez desde caprichosa mente – en una reseña del corto presentado por servidor de ustedes en el taller.

    ¡Un reality show! (y, además, de los picantitos, pa que no falte de ná). Y los administradores de estas páginas, dale que te pego con crónicas y críticas sobre cine... ¿es que no tenéis creatividad, criaturitas?. Se nota que no estáis al tanto, con tanto quemaros la vista ante pantallas grandes, de lo que se cuece en las pequeñas: ¿de dónde, si no de prestigiosos programas de salsas y tomates, han surgido los últimos genios de la interpretación cinematográfica, como Paquirrín y la Belén Esteban? ¿Acaso no ha sido la película en que han bordado sus primeros papeles la más taquillera del año en curso?. Aunque su caché subirá como la espuma apenas sean reclamados para pisar la alfombra roja, aún estáis a tiempo de invitarles a una de las actividades de nuestra asociación...

    Sorry, Jesús, te ha tocado. Esteeee (como dicen los argentinos): que hablando de Roman Polanski, me he acordado del roman paladino, con que se escribían versos como:

    ¡Guerra! clamó ante el altar
    el sacerdote con ira;

    ¡Guerra! Repitió la lira,
    con indómito cantar;

    ¡Guerra! Gritó al despertar
    el pueblo que al mundo aterra...

    Y cuando en hispana tierra
    pasos extraños se oyeron,
    hasta las tumbas se abrieron
    gritando: ¡venganza y guerra!.

    Bernardo López García

    - ¿Y esto a qué viene?
    - Eso digo yo...

    Luis Martínez (comentario 1 de 1, y va que chuta).

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  7. Intentaré ver la peli que me recomiendas, la apunto en la agenda, Jesús.
    Como respuesta al tal Luis Martínez decir simplemente que dejaré de hacer comentarios a partir de ahora, yo creo que es la mejor forma de evitar polémicas.
    Un saludo. Galo

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