sábado, 29 de enero de 2022

Primer verano (Sébastien Lifshitz, 2000)

 

Título original: Presque rien. Dirección: Sébastien Lifshitz. País: Francia. Año: 2000. Duración: 93 min. Género: Drama.

Guión: Sébastien Lifshitz, Stéphane Bouquet. Fotografía: Pascal Poucet. Música: Perry Blake. Vestuario: Elizabeth Mehu. Producción: Christian Tison (Lancelot Films, Man's Films, arte France Cinéma, RTBF).

Fecha del estreno: 7 de junio de 2000 (Francia)

 

Reparto:

Jérémie Elkaïm (Mathieu), Stéphane Rideau (Cédric), Dominique Reymond (Madre), Marie Matheron (Annick), Laetitia Legrix (Sarah), Nils Ohlund (Pierre), Réjane Kerdaffrec (Psiquiatra), Guy Houssier (Padre de Cédric), Violeta Ferrer (Madre de Pierre), Robert Darmel (Dueño Bar), Marie-Claire Durand (Enfermera).

 

Sinopsis:

Historia de un romance homosexual veraniego. Mathieu, un joven de 18 años, está pasando el verano con su madre en su casa de Bretaña. Un día en la playa Mathieu conoce a Cédric, un chico de su edad, y ambos comienzan una relación.

 

Comentarios:

Mathieu es un joven de dieciocho años que está pasando el verano en la playa antes de comenzar la carrera de arquitectura en la universidad. Su madre está sumida en una profunda depresión tras la muerte de su hermano recién nacido, debido al cáncer, y su hermana Sarah no logra llevarse bien con él. En la playa conoce a Cédric, un atractivo joven que evidentemente busca una relación, y con quien pasará su primer verano aceptando el hecho de que en realidad es homosexual.

Dieciocho meses más tarde, Mathieu se recupera tras un intento de suicidio debido al fracaso de la relación entre ambos. Su psiquiatra le envía de vuelta a la ciudad costera donde pasó su primer verano, para que examine su pasado e intente descubrir que le ha llevado a su situación actual.

La traducción real del título sería “Casi nada”. Se optó por titularla “Primer Verano” en España, debido a que narraba la estación en la que el personaje protagonista descubría y experimentaba su homosexualidad.

Se trata de uno de los primeros trabajos del director Sébastien Lifshitz, cuyo estilo, haciendo uso de la alteración cronológica, podemos empezar a observar. La película está narrada a modo de flashbacks, y los hechos en el presente no están ordenados cronológicamente. Vemos a un adulto Mathieu regresar al lugar de veraneo, y las escenas están entremezcladas con sus recuerdos de ese primer amor de verano, Cédric, y sus experiencias juntos. Poco a poco descubrimos el intento de suicido tras la ruptura, aunque Lifshitz no nos explica en ningún momento porque la pareja ha roto, o de qué modo. Se nos presentan diferentes teorías, distintas entre sí, y queda en manos del espectador el deducir que ocurrió entre el primer verano, y el invierno dieciocho meses después. Baste decir que los eventos del verano se ven en orden, intercalados con los desordenados eventos del invierno.

Uno de los temas más recurrentes durante el film, es el del contraste. Lifshitz hace uso de los contrastes radicales entre lugares, estaciones, clima, ambientación, e incluso los personajes de la historia.

La banda sonora hace uso de las canciones del cantante Perry Blake, para subrayar el estado depresivo de Mathieu.

Me encantó la manera tan realista en la que el director nos muestra ese primer amor de verano. La inocencia, entusiasmo, ansiedad, experimentación, inexperiencia. Todos esos aspectos quedan reflejados de una forma extraordinaria en el personaje de Mathieu, interpretado de una manera soberbia por Jérémie Elkaïm. Pocas veces he visto a un actor tan joven desarrollar un personaje. El cambio entre el muchacho adolescente, y el hombre más adulto que se ve año y medio después es impresionante. El personaje de Cédric me parece más plano, el típico guaperas, problemático y sin dirección.

Lo que me lleva a otro aspecto de la película que me encantó: el uso del contraste. Lo vemos en la pareja de una manera intencional, lo único que tienen en común es el deseo sexual, aparte de eso todo es contraste.

Por otro lado tenemos un verano lleno de luz, colorido, sonidos plagados por la naturaleza, haciendo juego con ese despertar del primer amor. Sin embargo el invierno del desencanto, el final de relación, la carencia de deseo por la vida, están plagados de tonos grises, oscuros, sonidos de la gran urbe, música melancólica. El contraste resulta un método verdaderamente eficaz para llevar a cabo la historia, y resaltar el inevitable cambio, que va ligado a la vida misma.

Es una película entretenida, y bastante fácil de seguir incluso con el desorden cronológico.

En el plano negativo, la película peca de exceso de ambigüedad. Demasiadas cosas quedan en el tintero, y no me parece que las pistas que pueda dejar el director sean lo suficientemente unidireccionales para sacar una única conclusión que funcione. ¿Qué lleva a un adolescente a lo drástico del suicidio? No hay nada en el film que señale el rumbo a una decisión lo suficientemente “sugestiva”.

Por otro lado todos los personajes alrededor de la pareja parecen tan dispuestos a aceptar la homosexualidad de dos críos de dieciocho años, que la situación carece de realismo. Uno casi agradece el carácter arisco de Sarah, que parece ser la única que reacciona de una manera natural ante los cambios que experimenta su hermano. (Daniel)

Recomendada.




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