Título
original: La vida era eso. Dirección: David
Martín de los Santos. País: España. Año: 2020. Duración: 109 min. Género:
Drama.
Guión: David Martín de los
Santos. Fotografía: Santiago
Racaj. Montaje: Miguel Doblado, Lucía
Palicio. Director artístico: Javier
Chavarría. Vestuario: Bubi Escobar. Canción Original: Fernando Vacas,
Estrella Morente. Sonido: Eva
Valiño, Patrick Ghislain. Producción:
Rosa García Merino, Damián París, José Carlos Conde, David Martín de los
Santos, María Barroso (Lolita Films, MEDIAEVS, Smiz & Pixel, Magnetica
Cine).
Premio a la Mejor Actriz
en el Festival de Cine de Sevilla (SEFF 2020). Nominada al Goya 2021 a la Mejor
Actriz y al Mejor Director Novel.
Fecha
del estreno: 10 Diciembre 2021 (España).
Reparto: Petra
Martínez (María), Anna Castillo (Verónica), Florin Piersic Jr. (Luca), Ramón
Barea (José), Daniel Morilla (Juan), María Isabel Díaz Lago (Iloveny), Pilar
Gómez (Conchi), Annick Weerts (Elisa), Christophe Miraval (Pedro), Maarten
Dannenberg (Julio), Alina Nastase (Cristina).
Sinopsis:
Dos mujeres españolas de
distintas generaciones coinciden en la habitación de un hospital en Bélgica.
María vive allí desde hace décadas tras emigrar en su juventud, y Verónica
es una joven recién llegada en busca de las oportunidades que nunca encontró
en España. Entre ellas se forja una peculiar amistad que llevará a María a
emprender un viaje de vuelta al sur de España con una insólita misión. Lo
que comienza como un viaje en busca de las raíces de Verónica, se convertirá
en una oportunidad para cuestionarse ciertos principios en los que basó su
vida.
Comentarios:
La cineasta Josefina
Molina y la actriz Lola Herrera se atrevieron a nombrar a principios de los
años ochenta lo que infinidad de mujeres de su generación callaban. Lo hicieron
en Función de noche, un filme cuya
descarnada verdad perdura y perdurará como expresión del dolor de tantas
españolas para las que el sexo era, si es que era algo, solo un grito sordo. El
actor Daniel Dicenta pagaba los platos rotos con el reproche vertido por su
exmujer en una de sus más famosas secuencias. “Soy una mujer que nunca ha
tenido un orgasmo”, le decía a la cara (y a la cámara) a él y a todos los que
habían sido educados como él. La vida les había estafado, le intentaba
justificar el padre de sus hijos: “A nuestra generación nos han hecho mierda”.
La vida era eso no ocurre en los años de
la Transición, pero su personaje principal, la abuela de mirada triste que
interpreta Petra Martínez, es una mujer de entonces que emigró a Bélgica para
no volver nunca atrás. Afectada por una enfermedad del corazón, la mujer
coincide en la habitación de un hospital con una nueva española emigrante, una
joven que interpreta Anna Castillo. Mientras ellas convalecen, la televisión
belga informa del 15-M y la abuela de ojos tristes empieza mirar de reojo a su
vecina de cama y a una generación que quizá sí tiene algo que decirle, al menos
sobre el deseo.
El debut en la ficción
del director David Martín de los Santos, curtido en el cortometraje y el
documental, es todo un homenaje a las mujeres nacidas en la posguerra que han
vivido de espaldas a su propio cuerpo. De la mano de Petra Martínez y de
Castillo, la muestra de respeto no se queda en vacua palabrería, sino que
mutará en un emocionante viaje de regreso a las raíces y la vida.
Con vetas de una road
movie interior y física entre el norte y el sur de Europa, la película ocurre
entre la sombría rutina de una mujer que se siente apolillada y la inesperada
luz que descubre al enrolarse en una secreta misión en las salinas del Cabo de
Gata. Allí, en el paisaje solitario y fronterizo de un no-lugar, el espectador
descubrirá a una mujer de 77 años dispuesta a mirar de frente.
La vida era eso toca asuntos muy íntimos
y frágiles con una sutileza y pudor que redoblan el falso golpe de cualquier
subrayado, siempre confiando en la voz baja de sus dos inmensas actrices. Con
su habitual desparpajo, Anna Castillo logra estar presente incluso cuando no lo
está. Pero si su ausencia se convierte en presencia es en gran medida gracias a
lo que consigue Petra Martínez con las armas de sus ojos y de un personaje que
ella hace único. La fuerza contenida de esta singular actriz, su capacidad para
evocar todas las edades y ninguna, para matizar las emociones sin un solo
exceso verbal o gestual, convierten este reposado homenaje a toda una
generación de mujeres en una sonora bofetada a la sociedad que aún hoy les
niega el deseo. (Elsa Fernández-Santos)
Recomendada.
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