Título original: Première année. Dirección: Thomas Lilti. País: Francia. Año: 2018. Duración: 95
min. Género: Drama.
Nicolas Gaurin (Fotografía), Thomas Lilti (Guión), Alexandre Lier, Sylvain Ohrel,
Nicolas Weil (Música), Agnes Vallee,
Emmanuel Barraux (Producción),
François Guillaume, Elisabeth Paquotte, Raphael Sohier, Jean-Paul Hurier (Sonido), Dorothee Guiraud (Vestuario), Julie Navarro (Casting).
Nominada en los Premios
César a Mejor Actor Revelación 2018 (William Lebghil).
Estreno en Sevilla: 05 Abril 2019.
Reparto:
Vincent Lacoste (Antoine
Verdier), William Lebghill (Benjamin Sitbon), Michel Lerousseau (Serge (Padre
de Benjamín)), Darina Al Joundi (Martine (Madre de Benjamín)), Benoit di Marco
(François (Padre de Antoine)), Graziella Delerm (Annick (Madre de Antoine)),
Guillaume Clerice (Vincent Grimaldi), Alexandre Blazy (Simon Sitbon).
Sinopsis:
Antoine decide prepararse
para las pruebas de acceso a Medicina… por tercera vez. En cambio, para
Benjamin es su primer intento y pronto se dará cuenta de que esto no es pan
comido.
En un mundo tan
competitivo y caracterizado por noches de estudio intenso, en lugar de fiestas
universitarias, los dos amigos tendrán que encontrar un término medio entre la
ciega desesperación del presente y la esperanza de un brillante futuro.
Fotograma de "Mentes brillantes" |
Comentarios:
Thomas Lilti es la prueba
palpable de que, en una misma trayectoria, pueden compatibilizarse dos carreras
tan exigentes como las de médico de familia y cineasta. Su obra demuestra,
asimismo, que ambas carreras no se desarrollan en territorios irreconciliables:
su experiencia como médico nutre su discurso cinematográfico, convirtiendo una
disciplina en prolongación de la otra. Si “Hipócrates” (2014) ponía el acento
en la urgencia cotidiana que condiciona la existencia de un médico residente y “Un
doctor en la campiña” (2016) atemperaba su tono para acercarse al pulso entre
la salud y la enfermedad de un médico rural, “Mentes brillantes”, su nuevo
trabajo, aborda la épica del esfuerzo y la silenciosa, discreta gloria del
sacrificio en la tensa antesala de los desvelos que regirán toda vida
profesional consagrada a la medicina: el primer año común de los estudios
relacionados con la salud, feroz proceso de criba diseñado a la contra del
desarrollo humanista que exigiría ese sector.
A pesar de que algunas
voces presentes en la película cuestionan el proceso y de que Lilti sabe
transmitir, sin crispar el tono, la hostilidad ambiental de ese universo
académico, “Mentes brillantes” no se muestra demasiado interesada en ser una
película de denuncia política y prefiere optar por insertar la crónica de una
amistad entre figuras aparentemente antitéticas –el tripitidor desencantado
(Vincent Lacoste) y el novato sin verdadera vocación (William Lebghil)- en ese
ambiente. El resultado esquiva soluciones dramáticas maniqueas, pero decide
instalarse en un insatisfactorio limbo entre la celebración épica y su
contrario. (Jordi Costa)
Recomendada (con reservas).
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