Título original: Red Joan. Dirección: Trevor Nunn. País: Reino Unido. Año: 2018. Duración: 103
min. Género: Drama, Thriller.
Kristina Hetherington (Montaje), Zac Nicholson (Fotografía), Lindsay Shapero (Guión), David Parfitt (Producción).
Estreno en Sevilla: 18 Abril 2019.
Reparto:
Judi Dench (Joan
Stanley), Sophie Cookson (Joven Joan), Stephen Campbell (Moore Max), Tom Hughes
(Leo), Robin Soans (Clement Attlee), Ben Miles (Nick).
Sinopsis:
Joan Stanley es una
encantadora anciana que jamás ha levantado ningún tipo de sospecha… hasta que
una mañana agentes del MI5 llaman a su puerta. Ha salido a la luz uno de los
mayores casos de espionaje del KGB y Joan es sospechosa.
Durante el interrogatorio
vuelve a los años 30, cuando estudiaba Física en Cambridge y se enamoró del
joven comunista Leo Galich, el mismo que durante la II Guerra Mundial, le
pondría ante la difícil encrucijada de elegir entre traicionar a su país o
salvar al mundo de una catástrofe nuclear.
Fotograma "La espía roja" |
Comentarios:
Roger Ebert definió “¿Teléfono
rojo? Volamos hacia Moscú” (1964) como “una película que hace correr la
alfombra bajo la Guerra Fría", argumentando que, si un explosivo nuclear
destruye toda la vida en la Tierra, "será difícil adivinar qué tiene de
disuasorio”. Sus palabras mimetizaban la mirada nihilista de ese trabajo que,
inspirado en una novela que su autor escribió como thriller –Red Alert de Peter
George-, Kubrick y su coguionista Terry Southern transformaron en farsa sobre
la pulsión de muerte del ser humano. El cambio de tono revelaba que, en
situaciones extremas –la Guerra Fría estaba ahí-, quizá la única respuesta posible
era la risa macabra.
“La espía roja” de Trevor
Nunn ambienta buena parte de su relato en los primeros compases de la Guerra
Fría, partiendo de un personaje real, la funcionaria y espía Melita Norwood,
convenientemente filtrado por la intermediación literaria de la novela “Red
Joan” de Jennie Rooney. Melita Norwood se transforma así en Joan Stanley,
personaje que es presentado en la primera escena como adorable anciana que será
objeto de una espectacular detención en su pequeña casa con jardín. En el
proceso de trasvase de la realidad histórica a la novela y, posteriormente, a
la pantalla entran en juego cambios tan radicales como los que convirtieron Red
Alert en farsa presidida por el Dr. Strangelove, pero esos cambios delatan que
estamos en unos tiempos más mansos en los que lo amable cotiza más al alza que
lo consecuente (o lo ideológico).
La imagen de una anciana
a la que se atribuía un pasado como espía de la KGB centró el fenómeno
mediático de su detención. Los medios de comunicación llamaron a Norwood “la
abuela espía”: En realidad, era una comunista convencida que vendió secretos
nucleares a Stalin para que el bloque soviético contase con su propio poder
disuasorio. Joan Stanley, a la que dan vida en la película Judi Dench y Sophie
Cookson, es presentada, por el contrario, como una mujer que actúa movida por
su conciencia pacifista y se hace espía, en buena medida, por amor. Trevor Nunn
factura una de esas películas que tienen la corrección como norte y alma de
moqueta de hotel inglés en crudo invierno. Su objetivo es reconfortar, no
plantear preguntas, pero, eso sí, su corte y confección certifican la presencia
de un buen sastre, de uno incapaz de darle una mala sorpresa a su clientela de
toda la vida. (Jordi Costa)
Recomendada (con reservas).
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