Título original: Leto. Dirección: Kirill Serebrenniko. País: Rusia. Año: 2018. Duración: 128
min. Género: Drama.
Vladislav Opelyants (Fotografía), Idov, Lily Idova, Kirill
Serebrennikov (Guión), Ilya Stewart,
Murad Osmann, Pavel Buria, Mikhail Finogenov (Producción), Boris Voyt (Sonido),
Tamara Frid (Maquillaje), Tatiana
Dolmatovskaya (Vestuario).
Sección Oficial del
Festival de Cannes 2018 y Premio al Mejor Diseño de Producción en los Premios
del Cine Europeo 2018.
Estreno en Sevilla: 26 Abril 2019.
Reparto:
Roma Zver (Mike), Irina
Starshenbaum (Natasha), Teo Yoo (Víktor), Philipp Avdeev (Lenya), Evgeniy
Serzin (Oleg), Aleksandr Gorchilin (Punk), Vasily Mikhailov (Isha), Aleksandr
Kuznetsov (Skeptic), Nikita Yefremov (Bob), Vasily Mikhailov (Isha).
Sinopsis:
Leningrado, un verano a
principios de los 80: la escena del rock de la ciudad está en pleno apogeo.
Viktor Tsoï, un joven músico que creció escuchando a Led Zeppelin, T Rex y
David Bowie, está tratando de hacerse un nombre. El encuentro con su ídolo Mike
y su esposa, la bella Natacha, cambiará su destino. Juntos construirán una
leyenda que les llevará a la eternidad.
Fotograma de "Leto" |
Comentarios:
El 15 de agosto de 1990,
el músico soviético Viktor Tsoi, líder de la banda Kino, fallecía en accidente
automovilístico a la temprana edad de 28 años. Poco más de un año más tarde, un
derrame cerebral provocado por un asalto callejero se llevaría por delante a
quien había sido su ocasional compañero de viaje en la escena contracultural
que precedió al advenimiento de la perestroika: Mike Naumenko, líder de la
banda Zoopark. La historia de toda contracultura parece puntuada por sus
mártires, pero al cineasta Kirill Serebrennikov no le interesa oficiar
funerales: en “Leto”, su noveno largometraje, opta por hacer justicia a la
esencia de esa revolución generacional para centrarse en el desarrollo de un
único verano, aquel en el que todo era, todavía, una inabarcable posibilidad.
Energía universal y
transformadora, la contracultura brota cuando un sistema de poder determinado
impone sus límites frente a la afirmación de las libertades (y subjetividades)
individuales. No es un fenómeno que coincida con una ortodoxa forma de resistencia
política, sino que tiene que ver, esencialmente, con lo vital y lo creativo. En
“Leto”, Serebrennikov recrea en blanco y negro –el color de la vida bajo
Leónidas Brezhnev- ese Leningrado de 1980 en el que se cruzaron los caminos de
Viktor Tsoi y de la pareja formada por Natasha y Mike Naumenko, vértices de un
triángulo que tanteó nuevas formas de amar (y de gestionar un deslumbramiento
aparentemente incompatible con los límites de una pareja estable), mientras la
reapropiación de sonidos venidos de la sociedad capitalista (muchos de ellos,
ecos de utopías ya neutralizadas o corrompidas) daba forma al nuevo lenguaje de
la ruptura.
Crónica de la
articulación de una resistencia subterránea, de la construcción de una
sensibilidad a la contra mediante el impulso casi fanzinero de dibujar y
reconstruir las portadas de los vinilos que uno no posee, Leto propone la
inmersión en unas vidas sojuzgadas, pero en las que no solo habita la luz de la
utopía, sino también la capacidad de imaginar otras realidades, encarnadas en
esos números musicales que rasgan, grafitean la imagen y subliman la
cotidianidad en coreografía. (Jordi Costa)
Recomendada
(con reservas).
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