sábado, 12 de junio de 2021

La corte de faraón (José Luis García Sánchez, 1985)

 

Título original: La corte de faraón. Dirección: José Luis García Sánchez. País: España. Año: 1985. Duración: 96 min. Género: Comedia, Musical.  

Guión: José Luis García Sánchez, Rafael Azcona. Fotografía: José Luis Alcaine. Música: Vicente Lleo. Montaje: Pablo González del Amo. Producción: Lince Films, TVE.

Concha de Plata del Festival de San Sebastián 1985.

Fecha del estreno: 1985 (España)

 

Reparto: Ana Belén, Fernando Fernán Gómez, Antonio Banderas, Josema Yuste, Agustín González, Quique Camoiras, Mary Carmen Ramírez, Juan Diego, Guillermo Montesinos, Millán Salcedo, Antonio Gamero, José Luis López Vázquez, María Luisa Ponte, Luis Ciges, Martes y Trece, Guillermo Marín, Pedro Farrés, Milagros Martín-Lunas, María Rus, Blanca Patiño, Amélia Fonts, Maruja Recio, Tomás Sáez, Pedro Basanta, Manuel Huete.

 

Sinopsis:

A finales de los años cuarenta se produce un hecho insólito: una compañía de aficionados se atreve a estrenar una obra teatral sin los permisos ni los visados de censura correspondientes. Se trata de la obra musical "La Corte del Faraón", prohibida por sus atrevimientos políticos, eróticos y religiosos. Durante una larga noche en una comisaría de policía, el comisario indaga las razones que han podido llevar a ese grupo a emprender tan descabellada empresa. Durante los interrogatorios se van describiendo las incidencias de la obra, y los actores representan los números musicales.

 

Comentarios:

Con libreto de Guillermo Perrín y Miguel Palacios y música del valenciano Vicente Lleo, La corte de faráon —opereta bíblica estrenada en 1909, que satiriza el episodio de José en Egipto, el general Putifar y su mujer, los sueños del faraón, etc.; esbozada, según se dice, en una sola noche de jarana pero con una partitura notable que incluye referencias paródicas a la Aida verdiana, a la ópera vienesa y a la zarzuela castiza—, obra prohibida por “irreverente y lasciva” durante la dictadura franquista, ha sido tomada por los guionistas Rafael Azcona y García Sánchez como referente o pretexto para trazar un panorama tan divertido como corrosivo del paisaje dominante al final de los años 40 en España.

Y así, a partir de la violenta detención de una compañía de aficionados que representa La corte de Faraón en función benéfica y mediante una serie de flashbacks determinados narrativamente por las diligencias que se practican en comisaría, asistimos tanto a los ensayos y estreno de la pieza escénica, ofrecida en un tono cutre y naïf muy alejado, por ejemplo, del decorativismo hortera de la serie televisiva La comedia musical española, a las especiales relaciones entre los miembros de la compañía y, sobre todo, a la actitud de las “fuerzas vivas” del momento: el censor eclesiástico y el comisario. Obsesionados, respectivamente, por el sexo y la conspiración judeomasónica así como las veladas alusiones al Caudillo.

Al final, tras una suculenta paella, la pagan aquellos que no pertenecen a la casta privilegiada, por dinero o por cargo político, del sistema imperante: la gente humilde y siempre sospechosa de proclividad a la subversión.

Unos diálogos sabrosísimos, unos personajes llenos de matices, realistas pese al carácter esperpéntico del relato, y unos actores excelentes componen un magnífico fresco social de la autarquía que viene a resaltar no sólo los mecanismos externos de la represión sino también los más íntimos resortes de la violencia institucional: a lo arbitrario y a las razones de la ortodoxia ideológica que unen las personales frustraciones de quienes imponen a los demás las normas de conducta. El represor es siempre, en el fondo, un reprimido.

Película, pues, inteligente y recomendable para pasar un rato divertido y de visión imprescindible para quienes todavía acostumbran a frecuentar los juzgados para censurar todo tipo de expresiones artísticas consideradas por ellos “impuras” o “moralmente reprobables”. (José Vanaclocha)

Recomendada.




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