domingo, 27 de junio de 2021

El mayor espectáculo del mundo (Cecil B. DeMille, 1952)

 

Título original: The Greatest Show on Earth. Dirección: Cecil B. DeMille. País: USA. Año: 1952. Duración: 153 min. Género: Aventuras.

Guión: Fredric M. Frank, Barré Lyndon, Theodore St. John (basado en una historia de Fredric M. Frank, Theodore St. John, Frank Cavett). Fotografía: George Barnes. Música: Victor Young. Montaje: Anne Bauchens. Vestuario: Edith Head. Producción: Cecil B. DeMille, Henry Wilcoxon (Paramount Pictures).

Oscar 1952 a la Mejor Película y el Mejor Argumento. 3 Globos de Oro (incluido Mejor Película).

Fecha del estreno: 10 Enero 1952 (USA).

 

Reparto: Charlton Heston (Brad Braden, director del circo), Betty Hutton (Holly), Cornel Wilde (Sebastián), James Stewart (payaso Botones), Gloria Grahame (Angel), Dorothy Lamour (Phyllis), Lyle Bettger (Klaus), John Kellogg (Harry, el gangster), Lawrence Tierney (Mister Henderson), Henry Wilcoxon (agente del FBI), Emmett Kelly (payaso), Lou Jacobs (payaso), Frank Wilcox (doctor del circo), Merle Evans (director de la banda de música del circo), John Ridgely (asistente), Brad Johnson (reportero).

 

Sinopsis:

Con el fin de conseguir una exitosa temporada, el empresario circense Brad Bramen, contrata al famoso trapecista Sebastián para emparejarlo con Holly, una de las trapecistas favoritas del público.

 

Comentarios:

Hubo un tiempo en el que no existía la televisión, ni los ordenadores, ni las videoconsolas, y en las pequeñas ciudades, el cine solía ser el divertimento familiar por antonomasia, salvo una vez o dos al año en el que la gran caravana ambulante llena de vida, luz y color que era el circo llegaba a tu ciudad. Generalmente en verano o Navidad, era un fin de semana de representaciones, mañana, tarde y noche, apto para todos los públicos, te asustabas con las fieras, te reías con los payasos y te asombrabas con la precisión de los malabaristas, pero quedaba por llegar el más difícil todavía, el trapecio, donde el público guardaba un silencio respetuoso con un redoble de tambores que anunciaba el doble o triple salto mortal. DeMIlle rinde homenaje a esas personas que dedicaron su vida, transitando de ciudad en ciudad, a hacernos felices y disfrutar de lo que llegó a ser el mayor espectáculo del mundo.

El film constituye, desde su título, un homenaje al mundo de cuyas huestes formaba parte DeMille. Un mundo nómada, aventurero, caótico, abigarrado, pintoresco, lleno de drama y pasión, desbordante de actividad y entusiasmo, envuelto en apariencias engañosas, que el cineasta supo reflejar con un vigor que no cabía esperar de sus setenta años. No había en el mundo ninguna institución comparable a un circo, era como un ejército, una familia, una ciudad que se desplazaba sin cesar. Era un gigante ágil, que se montaba y desmontaba cada semana, el propio cineasta se enroló en uno de ellos en 1949, para vivir y palpar esa filosofía de vida.

 

 

Film emblemático sobre el mundo del circo, a pesar de no ser la mejor obra de Cecile B. DeMille, uno de los pioneros del cine de Hollywood “El mayor espectáculo del mundo” es una obra nada despreciable. La construcción dramática del film, se apoya en la idea de un espectáculo – un espectáculo que representa casi una vida aparte – que debe transformarse a diario de función en función. Sobre esta base, el cineasta y sus guionistas elaboraron una historia de motivaciones y ramificaciones amorosas que articula no el enfrentamiento de dos mundos sino el de dos conceptos del circo, de dos posturas distintas frente a él: la representada por Brad (Charlton Heston) director de la compañía, del que se asegura que “lleva el circo en las venas” sin necesidad de actuar y la representada por los demás, encabezados por los trapecistas Holly (Betty Hutton) y Sebastián (Cornel Wilde) y por el payaso Botones (James Stewart); mientras para Brad la vida es la organización del circo, unos – Holly y Sebastián – sublimarán las suyas mediante la rivalidad en el trapecio y botones toma el trabajo como refugio de un pasado oscuro.

 

 

DeMille narra en tono épico, los entresijos del mundo del circo, un microcosmos donde habitan personas, sentimientos, dudas, triunfos y fracasos, pero siempre trabajando en equipo y todo aderezado con la fantasía de luz, color y emoción que siempre ha tenido el circo, con un buen pulso narrativo que nos mantiene expectantes ante el devenir de sus problemas y circunstancias de esa gran familia. Un gran espectáculo, evocador de un arte que desgraciadamente se ha ido extinguiendo, pues la tradición del circo era de estirpe casi familiar, pasando de padres a hijos. Esta sociedad de la información y la tecnología, ha perdido su ingenuidad y su nobleza, arrinconando la ilusión y la sorpresa, despreciando la magia y la emoción, por otros tipos de ocio, menos fraternales, cibernéticos, a veces mezquinos y violentos. Nuestros padres nos llevaron al circo cuando éramos niños, pero nosotros ya no podremos hacerlo, el circo prácticamente ha desaparecido y con él parte de nuestra infancia. (Antonio Morales)

Recomendada.



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