Título original: Fehér isten. Dirección: Kornél Mundruczó. Países: Hungría, Alemania y Suecia. Año: 2014. Duración: 121 min. Género: Drama. Guión: Kata Wéber, Kornél Mundruczó y Viktória Petrányi. Productor: Eszter Gyárfás y Viktória Petrányi. Música: Asher Goldschmidt. Fotografía: Marcell Rév. Montaje: Dávid Jancsó. Estreno en España: 19 Junio 2015.
Intérpretes: Zsófia Psotta, Sándor Zsótér, Szabolcs Thuróczy,
Lili Monori, Károly Ascher, Lászlo Gélffi, Lili Horváth.
Sinopsis:
Una nueva ley da preferencia a los perros de raza e impone un tributo
considerable por las razas cruzadas. Rápidamente, los refugios caninos se
llenan con perros abandonados. Lili, de 13 años, lucha por proteger a su perro,
Hagen, pero su padre lo suelta en la calle. Aún inocentemente creyendo que el
amor puede conquistar cualquier dificultad, Lili comienza a buscar a su perro
para salvarlo. Por su parte, Hagen lucha por sobrevivir y rápidamente se da
cuenta de que no todo el mundo es el mejor amigo del perro. Se une a un grupo
de perros errantes, es capturado y enviado a la perrera. Entonces, los perros
aprovechan para escapar y hacer una revolución contra los seres humanos.
Comentarios:
Qué maravilla que haya llegado hasta nuestras salas sevillanas esta joya
premiada en el último Festival de Cine de Sevilla con el Premio Eurimages,
veniendo precedida del Premio a Mejor Película en la sección “Un Certain Regard”
del Festival de Cannes 2014.
Además, Hungría apostó por esta obra y la remitió a la Academia de Artes
y Ciencias Cinematográficas de Hollywood, con el fin de que pudiera ser
nominada a los Oscars, finalmente no consiguiendo tal distinción.
Recogiendo los comentarios de La Vanguardia, del director húngaro Kornél
Mundruczó (Pleasant Days, 2002; Perdido y encontrado, 2005; Johanna, 2005; Delta,
2008; Semilla de maldad, 2010) nos llega su sexta y muy curiosa cinta, que
viene dedicada a la memoria del cineasta mayor de su cinematografía, Miklós
Jancsó, fallecido en enero de 2014.
Partiendo de la base de que es casi imposible ver las películas de
Mundruczó en Sevilla, sólo habíamos visto de su filmografía Johanna, que se
pasó por el Festival de Cine de Sevilla hace unos años, y la verdad, es que
quedamos muy defraudados con ella. Por eso, fuimos a ver “White god” con
ciertos recelos, a pesar de que venía avalada por premios en su haber. Al
acabar de visionarla, nos quedamos sorprendidos muy gratamente con esta nueva
producción del director húngaro.
Sus protagonistas son una niña preadolescente, Lili (estupenda Zsófia
Psotta), y su cariñoso perro, Hagen, que viven una aventura que, en su
superficie, podría ser la de cualquier sensiblera película de Lassie. Obligada
Lili a vivir unos meses con su padre, porque mamá se va de viaje, el perro
supondrá un estorbo para el progenitor, que acabará abandonándolo en plena
carretera. Separados, las vidas paralelas de la niña y el animal serán duras,
sobre todo para el can, que padecerá una serie de crueldades extremas hasta su
práctica desnaturalización: Hagen convertido en bestia salvaje.
Como ya nos alertó su excelente prólogo in media res, de naturaleza
netamente fantástica, White god abandona en el tramo final el esquema Lassie
para derivar en un inesperado calco canino de El origen del planeta de los
simios, donde Hagen, como allí César, emprende en la sádica perrera donde está
confinado un rol de líder que arrastrará a los de su raza a una implacable
rebelión contra la especie humana.
Estamos, claro está, ante una metáfora social, donde el ser humano, salvo
Lili, es un poder dominante despiadado y represor hasta el exterminio, mientras
los perros, ninguno de pura raza para subrayar lo obvio, son criaturas
indignadas, antisistema si lo prefieren. White god contiene exceso de
"mensaje", pero su acabado, su ritmo y la tensión creciente cuando
coquetea con el suspense son francamente convincentes. Además de saludar
directamente a Jancsó, habría que preguntarle a Mundruczó si el juego de
palabras del título, con el anagrama que convierte al perro en dios, no es también
un homenaje a la memorable White dog de Sam Fuller.
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