Desde hace 83 años el mausoleo número 22 del
cementerio de Stahnsdorf, en las cercanías de Postdam de Berlín, es una visita
casi obligada para los amantes del cine que llegan al idílico cementerio
construido en la mitad de un bosque para rendir un homenaje a Friedrich Wilhelm
Murnau, el célebre y genial director alemán de la inolvidable película Nosferatu, estrenada en 1922, y joya del
cine expresionista.
Sin embargo, el famoso mausoleo se convirtió
esta semana en el centro de atención de la policía alemana y de las autoridades
del cementerio. El motivo: un hecho criminal descubierto por casualidad por el
responsable del cementerio, Olaf Ihlefeldt. Durante un recorrido de inspección
regular, el empleado observó que la puerta del mausoleo estaba forzada.
“Tuve un presentimiento. El ataúd de Murnau
había sido profanado”, dijo el funcionario, cuando reveló a la prensa en Berlín
su inquietante descubrimiento. Cuando Ihlefeldt abrió el ataúd que contenía los
restos mortales del director de cine, que murió en 1931 a la edad de 42 años,
descubrió que había sido robado el cráneo.
Fotograma de Nosferatu |
El robo se produjo, según el funcionario,
entre el 4 y el 12 de julio. Aunque nadie sabe con exactitud quién violó la
tumba del director alemán, ya existe un rumor macabro que tiene en estado de
alerta a las autoridades. Sobre el ataúd de Murnau, la policía descubrió restos
de cera derretida, un hallazgo que podría tener relación con un ritual
satánico.
“No podemos descartar que exista un motivo
oculto en el robo”, señaló un portavoz de la policía, citado por el periódico
Bild, que ofreció el miércoles a sus lectores una crónica ceñida a su
legendaria fama de periódico sensacionalista... “¿La cabeza del director de
Nosferatu fue robada por satanistas?”.
El Bild recuerda, para apoyar su titular, que
el rodaje de la película Nosferatu estuvo marcado por una rara maldición que
causó la muerte temprana tanto de Max Schreck, el actor que encarnó al vampiro,
como la del cámara y la del propio director. Murnau murió en 1931 en un
accidente automovilístico en Santa Bárbara, California (EE UU). El coche era
conducido por un joven filipino de 14 años, amante de Murnau.
El cadáver del director fue embalsamado y
enviado a Berlín un año después. Según el administrador del cementerio, los
restos de Murnau, que reposaban envueltos en un sudario, estaban bien
conservados y su cabeza, en la que aún aparecían restos de cabellos y dientes,
era perfectamente reconocible.
El ataúd de Murnau, continua la crónica de Enrique
Müller, ya había sido profanado en los años setenta del siglo pasado, un hecho
que obligó a los funcionarios del cementerio de Stahnsdorf a revisar de forma
casi regular la seguridad del mausoleo. Esta nueva profanación del ataúd del
director de El último puede cambiar
las reglas de seguridad del cementerio. “Quizás sellemos para siempre el
mausoleo o enterremos el ataúd de Murnau bajo tierra”, dijo Ihlefedlt.
Fotograma de "Amanecer" |
Cuando los restos mortales de Murnau llegaron
al cementerio de Stanhsdorf, solo un pequeño grupo de personas estuvo presente
en la ceremonia, entre ellos Fritz Lang, el director de Metrópolis, Robert J.
Flaherty, Emil Jannings y Greta Garbo.
Murnau, un discípulo de Max Rainhardt,
dirigió 21 películas. La más celebre fue Nosferatu,
el vampiro (1922) y la más premiada fue Amanecer
(1927), ganadora de tres oscars. El director, hijo de un industrial de
Bielefeld de apellido Pumple, decidió cambiarlo en 1909 por el de Murnau para
no importunar a su padre.
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