Título original: Tiempo sin aire. Dirección: Andrés Luque Pérez y Samuel Martín Mateos. País: España. Año: 2015. Duración: 102 min. Género: Drama. Guion: Andrés Luque Pérez, Samuel Martín Mateos, Javier
Echániz y Juan Gil Bengoa. Producción: Gerardo Herrero. Dirección de
fotografía: Juan Carlos
Gómez.
Música: Xavier Font. Montaje: Irene Blecua. Sonido directo: Eduardo Esquide. Dirección de arte: Edou Hydallgo. Dirección de
producción: Joseán
Gómez.
Vestuario: Paola
Torres.
Maquillaje: Almudena
Fonseca.
Peluquería: Kenyar
Padilla.
Estreno en España: 30
Abril 2015.
Intérpretes: Juana Acosta (María), Carmelo Gómez (Gonzalo),
Adriana Ugarte (Vero), Félix Gómez (Iván), Toni Acosta (Silvia), Blanca Rodríguez
(Carmen), Juan Pablo Shuk (Ferrer).
Sinopsis:
María, una enfermera colombiana que perdió a su hija a manos de tres
paramilitares, viaja desde Colombia acompañada por su hijo pequeño hasta Santa
Cruz de Tenerife para encontrar y vengarse de uno de los asesinos. Guarda una
foto que encontró en su hogar destruido, con un rostro, una dedicatoria y un
nombre: Iván. Gonzalo, un psicólogo escolar cuya existencia da un vuelco el día
que conoce a María, se implicará con ella en su incesante y obsesiva búsqueda.
Mientras tanto, ajenos a todo, en algún rincón de la capital canaria, la vida
de Iván y su novia Vero está a punto de cambiar para siempre.
Comentarios:
Presentada en la sección a concurso en el pasado Festival de Cine Español
de Málaga, llega a nuestras salas la segunda película de los directores Samuel
Martín Mateos y Andrés Luque.
En su primera película, Agallas (2009), debut en el largometraje, se
acercaron al universo del narcotráfico gallego para proponer un eficaz thriller
donde brillaban la descripción estética de ese microcosmos presidido por un
atroz buen / mal gusto y el intenso y sorprendente papel que bordaba Hugo
Silva.
En este segundo largo, Tiempo sin aire, según nos comenta el crítico
Jordi Costa, son conscientes de tener otra interpretación excepcional en sus
manos, en este caso, Juana Acosta como inquietante madre coraje que viaja de
Colombia a Tenerife para consumar una venganza, pero el proyecto aporta un plus
de ambición que no siempre cuaja en decisiones afortunadas.
Tiempo sin aire se sitúa a medio camino entre el thriller de venganza y
ese modelo de melodrama tremendista para la era de la globalización que suele
practicar Susanne Bier.
Las más visibles debilidades del conjunto llegan de la mano de una
historia de amor que parece más condicionada por el determinismo del guión que
por la necesidad narrativa. El pasado alcohólico del personaje interpretado por
Carmelo Gómez también suena a pie forzado y, si bien hay rasgos sumamente
interesantes en la caracterización del personaje —su impulso a considerar la
presencia de la protagonista y su hijo como una bendición personal—, algunas
omisiones provocan cierta perplejidad: ¿por qué el personaje jamás se pregunta
por el objetivo final de las pesquisas de su compañera?
Estos reparos no son obstáculos insalvables: la película tiene claro lo
que quiere contar —el efecto devastador de la transmisión de la violencia, la
crueldad como contagio— y logra vencer su dispersión en su contundente tramo
final.
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