miércoles, 19 de diciembre de 2012

Sin tregua (David Ayer, 2012)

 

Título original: End of watch. Dirección: David Ayer. País: USA. Año: 2012. Duración: 104 min. Género: Thriller, Acción, Policiaco.

Guión: David Ayer. Fotografía: Roman Vasyanov. Música: David Sardy. Montaje: Dody Dorn. Diseño de producción: Devorah Herbert. Vestuario: Mary Claire Hannan. Producción: David Ayer, John Lesher, Nigel Sinclair, Matt Jackson.

Nominada a Mejor Actor secundario (Michael Peña) y Mejor Fotografía en los Premios Independent Spirit 2012. Nominada a Mejor Actor de acción (Jake Gyllenhaal) en los Critics Choice Awards 2012.

Fecha del estreno: 5 Diciembre 2012 (España).

 

Reparto: Jake Gyllenhaal (agente Taylor), Michael Peña (agente Zavala), Anna Kendrick (Janet), Frank Grillo (agente Sarge), America Ferrera (agente Orozco), Natalie Martinez (Gabby), Cody Horn (agente Davies), David Harbour (agente Van Hauser), Yahira Garcia (La La), Maurice Compte (Big Evil).

 

Sinopsis:

Taylor y Zavala son dos agentes de policía que patrullan las calles de Los Ángeles. Taylor decide grabar todo lo que les sucede mientras recorren las calles de los barrios más peligrosos de la ciudad. Al mismo tiempo se ven cada vez más involucrados en una guerra entre dos bandas, una de afroamericanos y otra de hispanos, que pretenden controlar el tráfico de drogas en la zona.

 

Comentarios:

La mirada vocacionalmente objetiva y omnisciente sobre la ciudad como organismo colectivo que propusieron Jules Dassin y Mark Hellinger en La ciudad desnuda (1948), bajo la inspiración del The Naked City de Weegee y el Metrópolis de Agnes Rogers, tuvo una de sus más radicales alteraciones con la propuesta estética de Cops, el programa de docu-reality televisivo nacido el 11 de marzo de 1989. Sin tregua propone una imaginativa variante sobre la actividad policial registrada cámara en mano: su protagonista, el oficial de policía Brian Taylor, es estudiante de cine en sus ratos libres y plantea cada una de sus rondas como jornada multitarea, donde el ejercicio de la ley convive con la obtención de brutos en alta definición. En un hallazgo que la propia película se resiste a explotar, las bandas de narcotraficantes latinos también utilizan la cámara en mano para articular su propia épica narcisista audiovisual.

En su tercer trabajo como director, David Ayer reivindica la estrategia de la grabación en primera persona para reformular el gastado subgénero de la buddy movie policial. Ayer se toma la molestia de mostrar unas sofisticadas microcámaras de solapa para justificar los abundantes planos subjetivos en plena agresión que puntuarán la trama, pero no parece importarle que, al rato, se manifiesten planos -aéreos y otros- que espolean el mosqueo del espectador sobre el rigor de la propuesta.

El dispositivo formal propuesto por Ayer rompe su propia lógica y no inyecta nuevas cargas de crudo realismo a esta historia sobre la cruenta infiltración angelina del cartel de Sinaloa, contemplada por dos Ronsencratz y Guildenstern de escuela de cine. En ocasiones, ese pretexto de estilo funciona antes como cortina de humo para enmascarar el esquematismo de la propuesta que como garantía de veracidad.

Sin tregua encuentra su sentido, su energía y su respetable razón de ser en lo que tenía más a la vista: la química entre sus actores, Gyllenhaal y Peña, cuyas conversaciones cotidianas sobre guerra de sexos, prejuicios culturales y perplejidades cotidianas acaban convirtiéndose en lo más relevante de una película que podría ser el paradigma de la ingenuidad metalingüística del principiante. (Jordi Costa)

Recomendada (con reservas).


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