Cecil Beaton (1904-1980) fue el gran retratista del siglo XX. Fotógrafo oficial de la realeza británica y de la alta sociedad, del mundo de la moda y de las celebridades del Hollywood dorado, fue además corresponsal de guerra, diseñador de vestuario, escenógrafo de teatro, director artístico de cine y ganador de tres Oscar.
Nacido en Londres en 1904, en una familia burguesa, se formó en arte en Cambridge, aunque sin mostrar mucho interés por el mundo académico. La fue su más temprana pasión fue la fotografía, alentado por su niñera, que tenía una cámara Kodak con la que Beaton comenzó fotografiar a su madre y a sus hermanas, a las que vestía con historiados trajes y hacía posar en escenografías igualmente elaboradas. Lo que empezó siendo un hobby terminó convirtiéndose en su principal ocupación durante décadas. Sus retratos tenían tanto éxito que todo el mundo quería posar ante su cámara, desde la reina de Inglaterra hasta Salvador Dalí, pasando por Picasso, Mick Jagger, Jean Shrimpton, Twiggy, Andy Warhol y un largo etcétera.
La reina Isabel de Inglaterra con las princesas Isabel y Margarita en 1942. |
Viajó a Estados Unidos en varias ocasiones, pasando temporadas en Nueva York y el Hollywood dorado de los años treinta, donde conoció y fotografió a todas las estrellas: Gary Booper, Buster Keaton, Grata Garbo, Orson Welles, Elizabeth Tylor, Marilyn Monroe, etc.
En América quedó fascinado por los estudios de cine y sus decorados, llegando a compararlos, por su belleza y grandeza, con la arquitectura de las catedrales europeas. Allí coincidiría también con la flor y nata de la industria de la moda, de Coco Chanel o Cristóbal Balenciaga, que también posaron para él. Fue entonces cuando comenzó a trabajar para Vogue y otras revistas como Vanity Fair y Harper´s Bazaar.
Durante la II Guerra Mundial Beaton recibió un encargo del Ministerio de Información británico para documentar fotográficamente los frentes del conflicto, tanto en la propia ciudad de Londres, tras los bombardeos alemanes, como viajando a otros paises. Su fotografía de la niña Eileen Dunne, herida, apareció en la portada de la revista Life en septiembre de 1940 y se usó en un póster americano para la captación de fondos.
Muchas de las miles de fotos que realizó para este proyecto las podemos ver en la web del Imperial War Museums https://www.iwm.org.uk/ como esta, tomada en Irak, en la que vemos a un soldado ante uno de los famosos toros o leones alados de la cultura asiria.
Tenía una gran pasión por el teatro, inspirada por las representaciones que vio y las actrices a las que conoció, y él mismo actuó ocasionalmente como en alguna función. Fue diseñador del vestuario y escenógrafo de numerosas obras teatrales recibiendo por ello cuatro premios Tony, para Broadway, por ejemplo, hizo “El abanico de lady Windermer” de Oscar Wilde, en la él mismo actuaba, y también en el ámbito de la ópera, se recuerda su producción de “Turandot” de Puccini. Su ojo escenográfico y su manera de entender la fantasía del teatro modelaron la fotografía de Beaton. Sus sesiones fotográficas a menudo se convertían en auténticos actos dramáticos, pues le gustaba situar a los personajes retratos en su ambiente de trabajo o con atributos propios de su profesión.
En el ámbito del cine, está acreditado como diseñador de vestuario en doce largometrajes, habiendo consiguió un Oscar por “Gigi”, en la que Leslie Caron protagonizaba una adaptación de un cuento de Colette dirigida por Vicente Minelli (1959); aunque sin duda su trabajo más celebrado es el realizado para “My Fair Lady”, la revisión del mito de Pigmalión de George Cukor (1964), con Audrey Hepburn y Rex Harrison, que le valió sendos premios Oscar en las categorías de diseño de vestuario y dirección artística. Aquí Beaton supo recrear la moda de la época eduardiana, dejando constancia de su dominio de los volúmenes y los colores, adquirido en su experiencia como fotógrafo; la adecuada iluminación y los tejidos utilizados le permiten obtener resultados sublimes, como por ejemplo el conjunto que lleva a las carreras de Ascot, el traje de noche del baile, o el de gasa color rosa que lleva Eliza Doolittle, en la escena final.
Finalmente, os vamos a recomendar el documental “Love, Cecil” (en España titulado "Te quiero, Cecil Beaton") de 2017, que resulta de gran interés para conocer la apasionante vida y la obra de este destacado fotógrafo y artista británico.
Que personaje más interesante. El vestuario de My Fair Lady es una maravilla. Cuantas facetas y todas magníficas. Un gran artículo. A M.V.
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