Título
original: Io capitano. Dirección: Matteo
Garrone. País: Italia. Año: 2023. Duración: 121 min. Género:
Drama.
Guión: Massimo Ceccherini,
Matteo Garrone, Massimo Gaudioso, Andrea Tagliaferri. Fotografía: Paolo Carnera. Música:
Andrea Farri. Producción: Archimede,
RAI Cinema, Tarantula, Pathé, Logical Content Ventures, Proximus.
Premio del Público al
Mejor Film Europeo en el Festival de Cine de San Sebastián 2023. León de Plata
a la Mejor Dirección en el Festival de Cine de Venecia 2023. Nominada al Globo
de Oro a Mejor Película de habla no inglesa 2023.
Fecha del estreno: 3 Enero 2024
(España)
Reparto: Seydou Sarr (Seydou), Moustapha
Fall (Moussa), Bamar Kane (Bouba), Issaka
Sawadogo (Martin), Hichem Yacoubi
(Ahmed), Oumar Diaw.
Sinopsis:
Seydou y Moussa son dos
jóvenes que abandonan Dakar para emprender camino a Europa. Una odisea
contemporánea a través de los peligros del desierto, los horrores de los
centros de detención en Libia y los peligros del mar.
Comentarios:
“Yo, que vosotros, no
iría”. La frase, pronunciada por un mediador al final del primer acto de la
película, resuena en el resto del relato. En el interior de los dos
protagonistas, dos primos (e íntimos amigos) de 16 años, habitantes de Dakar,
en Senegal, que sueñan con una vida en Europa y andan indagando, con la ilusión
metida en las tripas y sus camisetas desteñidas del Barça y el Madrid, acerca
de sus posibilidades económicas. Pero también retumba en el interior de los
espectadores, sucesivamente sobrecogidos con el periplo de los chavales,
heroico, desgarrador y criminal, que les lleva a través de medio continente
africano hasta la costa italiana. Y en ese sentido, Yo capitán, regreso del excelente director que es Matteo Garrone a
sus orígenes en el largo, a dos títulos sobre la inmigración que no fueron
estrenados en cines españoles, Terra di
mezzo y Ospiti, se configura como
una película moral, casi aleccionadora. “Yo, que vosotros, no iría”.
Ahora bien, con una
particularidad interesante. Por desgracia, Yo
capitán, León de Plata a la mejor dirección en Venecia, premio del público
en San Sebastián, nominada al Globo de Oro a la mejor película de habla no
inglesa y probable candidata al Oscar, se verá en medio mundo, pero en el
primer mundo; difícilmente en los cines de Senegal, Níger o Malí. Así, junto a
la denuncia de las mafias que en cada estación del recorrido aprovechan para
hacer dinero a costa de los seres humanos, del retrato de la pobreza, de la
degradación y, por qué no, también de la ingenuidad, Garrone apuesta por el
contraste además de por el aviso: los primeros minutos de su historia,
ambientados en Dakar, en torno a una familia sin padre, con una madre vendedora
de huevos en un puesto en el que ayuda el hijo migrante, son especialmente
luminosos. En medio de unas calles deplorables, sin asfaltar, en una casa
austera, pero en la que hay comida cada día, reina la espontaneidad, incluso la
alegría en torno a la música, los partidos de fútbol y el carnaval.
El director no nos lo
dice de un modo explícito, pero lo da a entender: mejor ese día a día en Dakar
que el robo de su dinero en cualquiera de las fronteras, la cárcel en Níger en
medio de la corrupción policial, la muerte en el desierto del Sáhara, la humillación
en Libia o la letal sed en medio del mar rumbo a Sicilia. Frente al ansia de
los chicos, ningún mafioso se pringa. Todos sacan provecho. No existe la
piedad, solo el crimen y la puntual solidaridad entre los que están abajo.
Garrone, magnífico narrador, más clásico que nunca en Yo capitán, lejos de la prosa cinematográfica navajera de Gomorra, Reality y Dogman, ha
compuesto una obra emocionante y, pese a todo, cálida. Una crónica exhaustiva,
aderezada con unas gotas de onirismo y un montaje templado por medio de
elegantes encadenados que hacen que el relato, de unos meses, parezca abarcar
toda una vida.
Desde América, América (Elia Kazan, 1963)
hasta In This World (Michael
Winterbottom, 2002), pasando por Lamérica
(Gianni Amelio, 1994), son infinidad las películas que han narrado ese
periplo desde el barro hasta el sueño del supuesto paraíso. Yo capitán es una más, y de las
notables. El negocio de la inmigración no cesa ni cesará mientras haya sueños.
Y, sobre todo, como nos viene a decir Yo
capitán, mientras exista la crueldad humana. Yo, que vosotros, no iría. (Javier
Ocaña)
Recomendada.
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