Título
original: Mamá cumple 100 años. Dirección: Carlos
Saura. País: España. Año: 1979. Duración: 95 min. Género:
Comedia dramática.
Guión: Carlos Saura, Rafael
Azcona. Música: Luis de Pablo. Fotografía: Teodoro Escamilla. Producción:
Elia Querejeta.
Nominada al Oscar 1979 a
la Mejor Película de habla no inglesa. Premio Especial del Jurado en el Festival
de Cine de San Sebastián 1979. Premio al Mejor Guión en el Festival de Cine de
Chicago 1979.
Fecha del estreno: 17 Septiembre 1979 (España).
Reparto:
Geraldine Chaplin, Amparo Muñoz, Rafaela
Aparicio, Norman Briski, Fernando Fernán Gómez, Charo Soriano, José Vivó, Rita
Maiden.
Sinopsis:
La abuela está a punto de
cumplir cien años y todos los miembros de la familia se trasladan a la finca
para felicitarla. A la vieja casa llegan los dos hijos, Fernando y Juan, sus
respectivas esposas y sus tres hijas. También llega Ana, la antigua institutriz
y su marido argentino. A la cita sólo falta José, el más pequeño de los hijos,
que murió hace unos años. Todos los hijos esperan que la anciana muera para
parcelar la finca, construir una urbanización y salir de la ruina.
Comentarios:
El aserto de Carlos Saura “siempre hago una película en función de otra” llegó a su más alto grado de verdad en el film Mamá cumple cien años, realizada en 1979. Personajes, decorados y paisajes son los ya recreados en su anterior Ana y los lobos (1973).
Las relaciones entre uno y otro título se hacen obligadas en función de su parentesco; el director continúa presentando un microcosmos familiar en el que se mezclan la fantasía y la crueldad, en el que la propia dinámica de la historia se ha encargado de modificar situaciones, alterar caracteres, suprimir personajes o convertir a los niños en adultos.
Ana y los lobos terminaba siendo una alegoría, una combinación de símbolos representados por los tres hermanos como arquetipos de nuestra sociedad y sus respectivos poderes (obviamente, respecto a la época y circunstancias sociopolíticas en que la película fue filmada). En síntesis, podemos decir que asistimos a la historia de una “desintegración” en el que las apariencias vencían a la realidad.
Mamá cumple cien años, como toda obra “comunicada”, es un film narcisista que necesita mirarse en su precedente. La llegada de Ana (la institutriz) y la fiesta de cumpleaños (de mamá) tienen todo el carácter de una “reintegración” familiar; los protagonistas (Fernando, Juan) constituyen un coro y como tal actúan. Ana deviene en personaje pasivo que sublima sus recuerdos entre una realidad angustiosa que, por momentos, la destruye. Luchy, por el contrario, se ha convertido en ejecutora y activa, impregnando de crueldad y ambición el clan familiar.
Lo más llamativo de este film, respecto de su precedente, es la presentación de unos signos cuyos valores se degradan según la nueva función o el destino al que se les somete; lo que antes habían sido fetiches particulares significativos para quienes los manejaban, se convierten, en otra diferente situación, en meros utensilios de juego, en propia mercancía material; compruébese el muy distinto valor de las camisas y condecoraciones militares en cada una de las películas. Mamá cumple cien años, como prolongación y, al mismo tiempo como enfrentamiento respecto a Ana y los lobos, puede definirse como la historia de una pretendida reintegración familiar en el que la realidad vence a las apariencias.
Su director, Carlos Saura ha variado ligeramente el tono de presentación y su punto de vista para unas situaciones donde el humor viene teñido de marcado surrealismo al tiempo que connotado de sutil esperpentismo; sin embargo, las ideas, o su representación, dentro de la mejor cinematografía, siguen siendo las mismas. (Rafael Utrera)
Recomendada.
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