sábado, 26 de febrero de 2022

Ana Mariscal (1923-1995)

 

Ana Mariscal, nacida en Madrid, el 31 de julio de 1923, es uno de los nombres clave del cine español de la posguerra. Hermana del actor y director de cine Luis Arroyo, su verdadero nombre era Ana María Rodríguez-Arroyo Mariscal, estudia Ciencias Exactas al mismo tiempo que su afición por el teatro le hace actuar con grupos de aficionados. Esta nada habitual actividad en la España de finales de la guerra civil la lleva, en un primer paso, a debutar como actriz en teatro y casi de forma simultánea en el cine. En teatro comienza a trabajar bajo la dirección de Luis Escobar, en sus interesantes y olvidados trabajos de principios de los años cuarenta en el teatro María Guerrero de Madrid. Y en cine en una curiosa coproducción hispano-italiana, “El último húsar” (1940), realizada por Luis Marquina en Italia.

Protagoniza “Raza” (1941), la historia de la familia Churruca, escrita por el general Franco, bajo el seudónimo Jaime de Andrade, y dirigida por José Luis Sáenz de Heredia, que se hace para que sirva de modelo al cine de exaltación patriótica de aquellos duros años, convirtiéndola en una de las estrellas del cine español de la posguerra.

Durante los años cuarenta y cincuenta interviene en 45 películas. Títulos perdidos, la mayoría olvidados, pero entre los que cabe recordar “Siempre mujeres” (1942), de Carlos Arévalo; “Viento de siglos” (1945), de Enrique Gómez; “El tambor del Bruch” (1948), de Ignacio F. Iquino; “Un hombre va por el camino” (1949), de Manuel Mur Oti; “Un día perdido” (1954), de José María Forqué; “Jeromin” (1953), de Luis Lucia, y “La violetera” (1958), de Luis César Amadori.

Mujer ambiciosa, Ana Mariscal no se conforma con ser una conocida actriz de teatro y cine, sino que también quiere ser productora y directora. En 1952 funda la productora Bosco Films y debuta como realizadora. con “Segundo López” (1952). Rodada con muy pocos medios y un subrayado tono neorrealista, narra las andanzas de un pueblerino en el Madrid de la época, pero su fracaso económico la obliga a estar cinco años sin dirigir y a cambiar de tema y estilo. Su segunda película como productora y directora es “Con la vida hicieron fuego” (1957), un folletín con resonancias políticas en tomo al tema de la guerra española, pero que tampoco tiene el menor éxito.

 

 

Esto la conduce a un cine comercial sin el menor interés con títulos como “La quiniela” (1959), “Occidente y sabotaje” (1962), “Los duendes de Andalucía” (1965) y “El paseíllo” (1968), su última película. Sin embargo, entre las 10 obras que rueda destaca “El camino” (1963).

“El camino” está rodada también con muy pocos medios y a partir de la novela homónima de Miguel Delibes. Presenta un buen retrato de la vida en un pequeño pueblo. Demuestra una gran habilidad para dirigir a un amplio grupo de actores, tanto consagrados como noveles. Sin embargo, pasa completamente desapercibida, se estrena tarde y mal y es una de las grandes obras malditas del cine español.

 

Ana Mariscal y Miguel Delibes junto a los jovenes protagonistas de "El camino"
 

Mientras tanto Ana Mariscal continúa trabajando como actriz de teatro, tanto en su propia compañía como en ajenas, publica varias novelas y una autobiografía. Y continúa con su actividad paralela en cine, haciendo papeles en sus películas y en otras, como “El magistrado” (1959), de Luigi Zampa, y “La reina del Chantecler” (1962), de Rafael Gil.

En sus últimos años vivió voluntariamente apartada del mundo del espectáculo y se dedicó por completo a la literatura. En 1995 se le concedió la Medalla de Oro al mérito en las Bellas Artes. Ese mismo año falleció el 28 de marzo de 1995 a los 71 años en un hospital de Madrid a causa de un cáncer.

 

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