domingo, 6 de febrero de 2022

West Side Story (Steven Spielberg, 2021)

 

Título original: West Side Story. Dirección: Steven Spielberg. País: USA. Año: 2021. Duración: 156 min. Género: Musical, Drama.  

Guión: Tony Kushner (basado en el libro de Arthur Laurents y el musical de Jerome Robbins). Fotografía: Janusz Kaminski. Música: Leonard Bernstein. Montaje: Michael Kahn. Producción: Kristie Macosko Krieger, Kevin McCollum, Stacey Sinder, Steven Spielberg.

Nominada a Mejor Película en los Globos de Oro 2021. Premio a la Mejor Fotografía 2021 por el Círculo de Críticos de Nueva York. Premio a la Mejor Actriz Secundaria 2021 (Ariana DeBose) por la Asociación de Críticos de Los Ángeles.

Fecha del estreno: 22 Diciembre 2021 (España)

 

Reparto: Ansel Elgort (Tony), Rachel Zegler (Maria), Rita Moreno (Valentina), Ariana DeBose (Anita), Ana Isabelle (Rosalia), Maddie Ziegler (Velma), David Álvarez (Bernardo), Josh Andrés Rivera (Chino), Corey Stoll (teniente de policía Schrank), Brian d'Arcy James (sargento de policía Krupke), Mike Faist (Riff).

 

Sinopsis:

Nueva versión del legendario musical 'West Side Story', a su vez adaptación de una famosa obra de teatro de Broadway, que modernizaba la historia de 'Romeo y Julieta', de Shakespeare.

Los adolescentes Tony y María, a pesar de tener afiliaciones con pandillas callejeras rivales, los Jets y los Sharks, se enamoran en la ciudad de Nueva York en la década de los 50.

 

Comentarios:

Asisto con notable curiosidad y sabrosas expectativas a la nueva versión de un clásico del cine musical con el que infinitos espectadores se quedaron hipnotizados y conmovidos al principio de los años sesenta. Se titulaba West Side Story. El retorno a ella lleva la firma de Steven Spielberg. O sea, palabras mayores. Este señor ha tocado casi todos los géneros con muchos resultados memorables. Y algunos fiascos.

Hay películas que quedan incrustadas en el recuerdo de los receptores. Y no por su deslumbrante arte, sino también por circunstancias personales. En mi caso, era un niño de 9 o 10 años cuando mis padres me llevaron a verla. Y no era de aventuras, de espadachines, de barcos, del Oeste, ni de dibujos animados. West Side Story era un musical que mostraba a gente que expresaba sus sentimientos cantando y bailando, algo desconocido en mi cinefilia. Y contaba una historia (aunque eso lo descubriría mucho tiempo después) que ya había narrado con belleza siglos atrás un tipo genial llamado Shakespeare. Él la situó en Verona y los amantes se llamaban Romeo y Julieta. Aquí los trasladaban al West Side, un barrio neoyorquino y pobre situado al oeste de Central Park. El enfrentamiento lo protagonizaban dos pandillas conocidas como los Jets y los Sharks. Unos, descendientes de europeos que se consideraban asimismo nativos y con derecho a reinar en el barrio; los otros, portorriqueños que aspiraban no solo a sobrevivir, sino también a encontrar su lugar en el sol. Y en medio, María y Tony, dos súbitos enamorados que solo pretendían ser felices y comer perdices. Destinados a la tragedia.

No creo que esta película me fascinara absolutamente en su momento ni en posteriores revisiones. Pero sí que me enamoré a perpetuidad de la maravillosa música que se inventó el gran heterodoxo Leonard Bernstein en la imperecedera banda sonora. Y eran bonitas las letras de algunas canciones de Stephen Sondheim. Temas como Maria, Tonight, I Feel Pretty y Somewhere tenían capacidad para hacerte soñar. Fue uno de los primeros discos que compré. Y el LP se rayó pronto en mi tocadiscos a pilas de tantas veces como lo escuché. He seguido en compañía de esa preciosa música toda mi vida. ¿Y qué más cosas gratas me regaló esta película? Pues que observar los bailes de la vitalista y muy sexi Rita Moreno me excitaba mogollón. Y cómo no, era imposible no quedarse colgado con los ojos y la belleza de Natalie Wood, aquella chica a la que estuvo a punto de matar el vengativo Ethan Edwards en la legendaria Centauros del desierto y que después viviría un provisional, aunque inolvidable, Esplendor en la hierba. O sea, mi memoria sentimental ante esa música y lo que me provocaba (qué ganas de que apareciera en mi joven vida esa sensación llamada amor) permanecen hasta el día de hoy. No asocio esa película con las obras maestras de la historia del cine, pero me asaltan las lágrimas antes y ahora al escuchar algunas de sus canciones.

¿Y qué aporta Spielberg en esta versión? Muchas ganas y una factura impecable. Lo que ignoro es cómo va a reaccionar el público. Si constituye un irresistible cebo para la gente joven y también para los que quedaron fascinados con el producto original o si el personal va a pasar ligeramente de ella. Aquí, a diferencia de la primera, en la que los intérpretes cantaban doblados, aportan sus propias voces. También salen a bailar a las calles y en escenarios reales, cuando en la primera todo eran decorados. Y la banda de portorriqueños, a diferencia del producto original, están interpretados por actores hispanos o descendientes de ellos. Se agradece el homenaje de Spielberg a Rita Moreno, ofreciéndole el papel de la anciana dueña de un colmado y eterna confidente de Tony. Todos bailan y cantan bien. Faltaría más. Pero no me enamora ni física ni mentalmente Rachel Zegler, imposible sustituta para mi gusto de la hermosa Natalie Wood. Spielberg ha pretendido crear un gran espectáculo en busca de la resurrección de las salas de cine. Me gustaría que fuera así, aunque albergo lamentables dudas. (Carlos Boyero)

Recomendada.



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