lunes, 19 de julio de 2021

Sentimental (Cesc Gay, 2020)

 

Título original: Sentimental. Dirección: Cesc Gay. País: España. Año: 2020. Duración: 82 min. Género: Comedia.  

Guión: Cesc Gay (basado en una obra 'Los vecinos de arriba', de Cesc Gay). Fotografía: Andreu Rebés. Montaje: Liana Artigal. Producción: Marta Esteban.

5 nominaciones a los Premios Goya 2020 (incluyendo mejor película). Premio al Mejor Actor (Javier Cámara) en los Premios Forqué 2020.

Fecha del estreno: 30 Octubre 2020 (España)

 

Reparto: Javier Cámara (Julio), Griselda Siciliani (Ana), Belén Cuesta (Laura), Alberto San Juan (Salva).

 

Sinopsis:

Julio y Ana hace más de quince años que están juntos. Forman una pareja que ya no se mira ni se toca, y que ha hecho del combate diario la esencia de su relación. Esta noche Ana ha invitado a casa a sus vecinos del piso de arriba, Salva y Laura, una pareja más joven que ellos, amable y simpática, pero cuyos “ruidos” se han convertido en una molestia para Julio y Ana...¿o quizás en un estímulo? Los vecinos de arriba les harán una inusual y sorprendente propuesta que convertirà la velada en una experiencia excesiva y catártica para los cuatro...

 

Comentarios:

Si algo hay que reconocerle a Cesc Gay es personalidad. De hecho, casi todas sus películas tienen intereses comunes. Pensemos en los títulos más conocidos, como En la ciudad, Una pistola en cada mano y Truman. Son trabajos que comparten tipología de personajes, así como la clase de conflictos que los aúna y distancia. Casi podríamos hablar de un estilo, que se encuentra a caballo entre la comedia y el drama (más declinado hacia uno u otro según el título). También son reconocibles por la dirección, centrada en los actores, sutil en la planificación y siempre al servicio del guión. En resumen, el potencial de las películas de Cesc Gay reside en los personajes y en cómo interactúan según su situación. Nada de ello le impide, al mismo tiempo, ser cuidadoso con las formas. En realidad, da la sensación de que el director trabaja en ellas desde las primeras redacciones de los diálogos. Gracias a ello, es capaz de emocionar con resoluciones narrativas ejecutadas con una simple frase (En la ciudad), sugerir relaciones de poder con el uso casi exclusivo de los diálogos (Una pistola en cada mano), ejercer un efecto hipnótico en el espectador mediante el modesto retrato de una amistad (Truman), o hacer que una hora y media de discusiones parezcan diez minutos de montañas rusas verbales (Sentimental).

Sin embargo, eso no es todo. Digámoslo sin tapujos: los personajes que el director retrata casi siempre son personajes de clase medio-alta. De ahí que sus conflictos tengan mucho más de psicológico que de pragmático. Hablando sin tapujos, sus situaciones pueden catalogarse como dramas del primer mundo, algo que fácilmente pasa desapercibido si estamos ante un divertimento sin pretensiones, pero que puede despertar cierto distanciamiento cuando el director pretende profundizar. No era el caso, por ejemplo, de Truman, en donde la situación extrema de Tomás ejercía un magnífico contrapunto respecto a la condición privilegiada de su amigo. Sí lo es, en cambio, en el caso de Sentimental, con un presunto drama convivencial que prácticamente termina reducido a banales problemas de “satisfacción conyugal”. A mi entender, el principal defecto de la película es que su ambigüedad genérica (como siempre, entre el drama y la comedia) está mal resuelta: por más que el director se esfuerza en sugerir que bajo la comedia existe un importante drama existencial, este jamás se materializa. El sarcasmo de Julio, por ejemplo, presunto envoltorio de algún tipo de personalidad reprimida, acaba convirtiéndose en el propio motor del personaje, sin más razón de ser que la comedia.

Lo mismo sucede con el carácter liberal de los vecinos de la pareja protagonista, que de tan superficial casi parece la subtrama de una película de institutos para adolescentes. O con los amagos de huida de los personajes, que resultan tan poco creíbles como las frustraciones de las mismas. Sin embargo, no todo son desaciertos: en realidad, la película contiene suficientes puntos fuertes como para que su visionado no represente una pérdida de tiempo. El primero, entredicho ya en el primer párrafo, es que en ningún momento resulta tedioso. El segundo, y por extraño que parezca, es que nunca llega a caer en el ridículo. El tercero, fuertemente ligado a los dos primeros, es que a pesar de ser una adaptación teatral, la narrativa cinematográfica puede palparse en cada una de las secuencias. Y el cuarto, marca de la casa, es que los diálogos están escritos con encanto, ligereza y simpatía. De ahí que Sentimental se vea sin aburrimiento ni enfado, dejando finalmente cierta sensación de indiferencia, pero también la de haber pasado un rato distraído. Firma inconfundible de las obras menores de aquellos directores que, cuando menos, logran mantener su sello intacto. (Martí Sala)

Recomendada.




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