Título original: Boże Ciało. Dirección: Jan Komasa. País: Polonia. Año: 2019. Duración: 116 min. Género: Drama.
Guión: Mateusz Pacewicz. Fotografía: Piotr Sobocinski Jr. Música: Evgueni Galperine, Sacha Galperine. Montaje: Przemystaw Chruscielewski. Vestuario: Dorota Roqueplo. Producción: Aneta Hickinbotham, Leszek Bodzak.
Premio al Mejor actor (Bartosz Bielenia) en el Chicago Film Festival 2019. Candidata al Oscar a la Mejor Película Internacional 2019.
Estreno en Sevilla: 16 Octubre 2020
Reparto: Bartosz Bielenia (Daniel), Aleksandra Konieczna (Lidia), Eliza Rycembel (Eliza), Tomasz Zietek (Pinczer), Lescek Lichota (Alcalde), Lukas Simlat (Sacerdote Tomasz).
Sinopsis:
Daniel, un joven de 20 años, experimenta una transformación espiritual mientras vive en un Centro de Detención Juvenil. Quiere ser sacerdote, pero esto es imposible debido a sus antecedentes penales. Cuando es enviado a trabajar a un taller de carpintería en una pequeña ciudad, a su llegada se viste de sacerdote y se hace cargo accidentalmente de la parroquia local. La llegada del joven y carismático predicador es una oportunidad para que la comunidad local comience el proceso de sanación después de una tragedia que ocurrió allí.
Comentarios:
Las películas protagonizadas por impostores, y más si están inspiradas en hechos reales, como es el caso de la polaca “Corpus Christi”, siempre conllevan un elemento inquietante relacionado con el contexto social y con conceptos como la meritocracia, la aptitud y la profesionalidad, o incluso con la conciencia de clase. Que un ser humano se haga pasar por otro y los demás se lo traguen tiene mucho de astucia, pero también de desmitificación.
“Se os ve venir de lejos. Sois escoria”, le dice un ciudadano cualquiera en un medio de transporte al joven recién salido de un reformatorio. Es el estigma, el olor a presidio, que decían en la española “Todos somos necesarios” (José Antonio Nieves Conde, 1956). Y, sin embargo, provocado por las circunstancias, ayudado por la casualidad y apoyado tanto en la intuición como en la audacia, ese delincuente en potencia, quizá aspirante a criminal, cocainómano, violento y fornicador, con la mirada inyectada en sangre, se va a convertir en el nuevo párroco católico de un pueblo con trauma interno. Con éxito de crítica y público: los sermones improvisados y la huida de la mecánica de la repetición despiertan admiración entre los feligreses. Que un ser humano con ese bagaje demuestre saber mucho más de lo que corroe a los pecadores contemporáneos de lo que intuiría un experimentado sacerdote formado en su diócesis, pero quizá metido en un reducto social, profesional y espiritual endogámico, da para paradoja sobre la moral, la fe y la práctica católica.
Candidata al Oscar a la Mejor Película Internacional en la pasada edición, “Corpus Christi” es una historia sobre la línea que une a veces la pérdida personal y la pérdida de la fe tras la tragedia. Pero Jan Komasa, su director, con ecos de “El dulce porvenir” (Atom Egoyan, 1997), también con localidad asolada por la muerte, apuesta por el retrato de una comunidad enfrentada a un carismático elemento exterior de peliaguda personalidad interior. Y ahí resultan esenciales el físico afilado, la intensidad de los ojos azules y la sonrisa turbadora del actor Bartosz Bielenia, ejecutor emocional de una notable película donde la culpa, el perdón y el estigma se unen en una figura paradigmática y equívoca. (Javier Ocaña)
Recomendada.
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