lunes, 7 de diciembre de 2020

Beau Travail (Claire Denis, 1999)

 

Título original: Beau Travail. Dirección: Claire Denis. País: Francia. Año: 1999. Duración: 90 min. Género: Drama.

Guión: Claire Denis, Jean-Pol Fargeau (basado en una historia de Herman Melville). Fotografía: Agnès Godard. Música: Charles Henri de Pierrefeu, Eran Zur. Montaje: Nelly Quettier. Producción: Patrick Grandperret.

Premio César a la Mejor Fotografía 2000. Nominada a Mejor Película Extranjera 2000 por la Asociación de Críticos de Chicago.

Estreno mundial: 21 Enero 2000 (USA)

 

Reparto:

Grégoire Colin, Denis Lavant, Michel Subor, Richard Courcet, Nicolas Duvauchelle, Marta Tafesse Kassa.

 

Sinopsis:

Un sargento de la Legión Extranjera en Djibouti, África, siente atracción, luego celos y, finalmente, odio por uno de sus soldados más sobresalientes. El enfrentamiento entre los dos hombres se convierte en la única guerra concreta para ellos, sumergidos en el tedio del entrenamiento y los rituales cotidianos de los militares en tiempos de paz.

 

Comentarios:

La cinta de la realizadora francesa Claire Denis se inserta dentro de la corriente histórica del cine francés donde la forma visual tiene más peso que la historia que se narra en pantalla. De esta corriente general formalista francesa han surgido aportaciones que han enriquecido el cine mundial, pero sus avances han entrado en la corriente principal poco a poco, en una integración lenta.

En primera instancia, el público de formación más comercial rechaza las primeras manifestaciones de innovación cuando están centradas más en imagen que en historia contada. Es el caso de lo que seguramente ocurre con la película de Claire Denis. No es que sea una película para exquisitos o iniciados, pero son los espectadores más avezados en el conocimiento del cine quienes podrán reconocer los logros de esta cinta.

Denis se emparenta, dentro de la corriente general francesa, con autores como Robert Bresson, Jean Cocteau, e internacionalmente con Werner Herzog. En estos autores (especialmente el alemán) predomina una búsqueda de imágenes inéditas que crean atmósferas especiales y mágicas en la pantalla. Bajo esta premisa, muchas veces sus historias se perciben como débiles frente a los logros visuales.

Es la misma situación que el cinéfilo observa en Buen Trabajo / Beau Travail. La estética de la imagen inédita, de la búsqueda de otra manera de ver y captar la cotidianeidad, sobrepasa los intereses puramente narrativos de la historia. Aquí, un grupo de soldados novatos de la Legión Extranjera de Francia se entrena y vive en Djibuti, supervisados por el sargento Galoup. El sargento tiene problemas con el legionario Sentain y admira al comandante Forestier. La anécdota de la historia que plantea Claire Denis está tomada muy libremente del libro Billy Budd, del autor estadounidense Herman Melville.

Pero a la realizadora francesa le interesas mostrar –con una manera de mirar poco usual pero interesante- los ambientes, las atmósferas y los tiempos muertos en los que encaja este grupo de hombres.

El deambular en la noche, los entrenamientos militares, las tareas en lugares inhóspitos, los conflictos entre los legionarios se desarrollan no por las acciones directas de los personajes sino por los espacios que normalmente no mira el cine: los tiempos muertos y las acciones no significativas.

 


Un ejemplo es el escamoteo de la acción directa. Los soldados entrenan en el mar con la participación de un helicóptero que explota en el aire. El cine estadounidense comercial se detendría en el accidente del vehículo y lo mostraría en pantalla con todo detalle, incluida la explosión captada, quizás, con cámara lenta, entre grandes llamaradas. Claire Denis emparenta su estilo con el de Robert Bresson, expuesto en su Lancelot du Lac (1974), pues jamás muestra el helicóptero sino el rescate de un legionario sobreviviente entre algunas llamas por gasolina en el mar.

De igual manera, los entrenamientos militares son encuadrados desde ángulos distintos a los usuales en el cine comercial, y los expone por medio de una edición vertiginosa y dinámica. Otros de los ejercicios o acciones de los legionarios son captados con énfasis en la belleza del cuerpo masculino, y no en lo militar como centro narrativo. De hecho, varias de las partes de la cinta están meticulosamente coreografiadas más como un ballet que como acciones naturales.

Esto también se aplica en las escenas de la discoteca, donde legionarios y las mujeres locales se encuentran. Allí brilla la belleza especial de las mujeres negras, de las que la realizadora destaca la de la chica Rahel. En dichas tomas la sensualidad femenina se plasma en forma natural, fluye al compás de la música y termina por crear una atmósfera única en pantalla. No hay nada “exótico” en esas mujeres, sino una belleza que pertenece al lugar, como ellas mismas, a pesar de ciertos elementos occidentales en su lugar de reunión. Es uno de los mejores momentos de la estética de predominio de imagen sobre historia.

 

 

En relación a las imágenes inéditas, es el elemento más notorio de la cinta de Claire Denis. En ese sentido la cineasta camina como buena discípula siguiendo los pasos del alemán Werner Herzog, pionero de dicha estética. Djibuti aporta los escenarios naturales y extraños, con playas hermosas llenas de rocas, ambientes extraños y poco vistos.

Así, la cineasta francesa va formando imágenes y las enlaza una tras otra hasta llegar a lo casi abstracto. Sus tomas recogen sólo las líneas esenciales, al grado de que el espectador siente la cámara busca desnudar lo que capta hasta despojarlo de todo lo superfluo e innecesario.

 

 

A diferencia del sobrevalorado Arturo Ripstein, cuyos”tiempos muertos” de verdad están muertos porque van contra la esencia del cine, Claire Denis expone tiempos muertos que “están vivos”. Observa el medio y a los personajes cuando “no ocurre nada” que haga avanzar la historia; enfoca gente y cosas en sus “tiempos muertos”, pero les da significado, atmósfera y vida porque los dota con la esencia del cine como expresión humana: el movimiento. Esto impide el aburrimiento del espectador que comprende lo que la realizadora francesa intenta. Aún en las tomas “donde no pasa nada”, cámara y personajes están en movimiento: sea cámara fija y personajes que se mueven dentro del cuadro, sea personaje fijo y que la cámara se mueva, o sea una combinación en pantalla de movimientos cámara – actores – naturaleza.

El resultado es que la imagen es dinámica, y atrae el ojo del cinéfilo para que observe QUE se mueve en pantalla, y trate de extraer su significado. Es una estética fílmica que busca la participación de sus espectadores.

Frente a la importancia de la imagen sobre el argumento, Claire Denis desarrolla la anécdota de los legionarios y del sargento Galoup por medio de la voz en off de este personaje, y pocos diálogos entre ellos. Si la historia avanza con estos recursos –monólogo interior y diálogos escasos-, que sostienen la continuidad narrativa, la directora se puede concentrar en la construcción de atmósferas vitales por medio de la acumulación de los tiempos muertos, el manejo dinámico de sus encuadres, y la captura de imágenes inéditas o poco vistas por el espectador occidental. ¿Suena a Herzog? Sí, pero con una sensibilidad propia de la cineasta, que la convierte en discípula que aprende y crea con propia voz, y no en una copiadora mediocre del universo mítico del alemán.

 

 

La música es un elemento vital de Beau travail. Desde las melodías de discoteca occidental (rechazadas por la coreografía muy distinta y más sensual de las mujeres negras), de un track de Neil Young a la música coral pasando por la que tiene raíces africanas, su presencia da dinamismo a las atmósferas y las tiñe emocionalmente.

Todos estos elementos de realización se suman para exponer lo que ocurre alrededor de un conflicto entre Galoup y el legionario Sentain; entre un hombre dedicado pero gris y un joven que obtiene rápido reconocimiento. Lo que ocurre en el interior de Galoup, la suerte de Sentain, la actitud de Forestiere, las correrías nocturnas de los legionarios, la presencia silenciosa de las mujeres, en general la presencia humana, será plasmada con un interés primordial en la imagen y no en la historia.

Es importante hacer notar este hecho. Beau travail es un logro de la estética cinematográfica que busca el predominio de la imagen sobre la anécdota.

 


 

En cuanto a su recepción por parte del público, se puede adelantar que será incomprendida por la mayoría de los asistentes, que la encontrarán aburrida porque no cuenta una historia con los medios y formas a los que están acostumbrados.

En síntesis, el Buen Trabajo, el Bello Trabajo, es el logrado por Claire Denis, que se aleja de un cine comercial normal para buscar su propia voz, con la que canta bien. Pero tomará tiempo para que esa nueva voz, para que esta manera distinta de narrar en el cine, sea comprendida y valorada por públicos más amplios. (Francisco Peña)

Recomendada.



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