Título
original: Look Back in Anger. Dirección: Tony
Richardson. País: Reino Unido. Año: 1958. Duración: 99 min. Género:
Drama.
Guión: Nigel Kneale, basado en
la obra de John Osborne. Fotografía: Oswald
Morris. Música: John Addison. Producción: Distribuida por
Warner Bros. Woodfall Film Productions.
Nominada al Globo de Oro
1959 a Mejor Actor Dramático (Richard Burton). 4 nominaciones a los Premios
BAFTA 1959, incluido Mejor Película.
Estreno mundial: 28 mayo 1959, en Londres.
Reparto:
Richard Burton, Claire
Bloom, Mary Ure, Edith Evans, Donald Pleasence, Gary Raymond, George Devine,
Nigel Davenport.
Sinopsis:
Jimmy Porter es un hombre
culto que, a pesar de su educación universitaria, apenas puede conseguir un
trabajo en una tienda de caramelos. Así, Jimmy considera su vida personal y
profesional muy frustrante, y vive, además, lleno de amargura a causa de la
sociedad que le rodea.
El de 1958 fue un año
importante para el cine británico, y en general para la cultura de tal país,
pues supuso la eclosión de un movimiento -el de los "angry young men"-
que iniciado pocos años antes desde el marco de la crítica y el teatro,
supondría una importante transformación y renovación del cine, inaugurando la
escuela del Free Cinema, del que este
filme es magnífico ejemplo, y casi pistoletazo de salida (más allá de los
antecedentes que se quieran ver en el "Breve Encuentro" de Lean, y en
la coetánea "Room at the Top", de Clayton).
Así, el mismo año en que
se publicaba el manifiesto de Lindsay Anderson, en el que éste explicaba la
postura rebelde, realista e innovadora que caracterizaría a los autores del Free Cinema, Tony Richardson, hombre
proveniente del teatro, dirigía esta película, adaptando una obra emblemática
del dramaturgo John Osborne, también ligado al movimiento de los "jóvenes
airados". La película encarna a la perfección las preocupaciones e
intereses del movimiento, presentando una galería de personajes que parecen
vivir a contrapelo, sintiéndose íntimamente incómodos consigo mismos y con el
papel que la sociedad parece haber diseñado para ellos. Ello les genera una
enorme frustración que provoca estallidos de ira, comentarios hirientes, pero
también la necesidad de acompañarse en su desorientación. Ninguno de los
personajes principales que nos propone la película encaja bien en el mundo, y
es por eso que, más allá de las discusiones y desprecios que surgen entre
ellos, se necesitan mutuamente.
El guión, adaptado por el
propio Osborne y por Nigel Kneale, aporta una mirada penetrante sobre los
personajes, que parecen magníficamente concebidos como arquetipos de esta
actitud airada e incómoda, actitud que encuentra su perfecta encarnación en el
personaje de Richard Burton (que está soberbio), pero también, aunque de forma
menos ostentosa, en el resto de protagonistas, sobre todo en el caso de las dos
mujeres, la sufriente Mary Ure y la potencialmente arrebatada Claire Bloom.
Destacan además algunas frases excelentes, que retratan muy bien a los
personajes, como cuando a propósito de Jimmy se afirma que "parece haber
nacido en la época equivocada", o la ocasión en que Alison compara las
actitudes desengañadas de su padre y su esposo (Jimmy), afirmando ante el
primero que su desengaño proviene de sentir "que todo ha cambiado",
mientras que el de su esposo procede de percibir "que nada ha
cambiado": dos polos opuestos que, de nuevo, no encajan en el mundo
retratado en la película. Precisamente tal retrato responde también a los
parámetros conceptuales del Free Cinema,
especialmente crítico con la sociedad burguesa y el clasismo británico, como
ponen de manifiesto en todo momento los comentarios de Jimmy hacia la acomodada
familia de su esposa, la religión, etc. Hay pues un afán por realizar un cine
realista y socialmente comprometido, siempre desde una postura crítica hacia la
realidad circundante.
Formalmente el filme no
alberga rupturas radicales como las que caracterizarían a otros autores, más
proclives a la experimentación con el montaje (abruptos saltos temporales), la
luz y el sonido (con frecuencia otros directores optan por una estética poco elaborada,
casi amateur, y por el sonido directo). En realidad si hay que destacar algo,
-aparte de la estupenda música de Jazz, debida a Chris Barber, trombonista que
vemos al principio del filme, junto a Jimmy- es la excelente fotografía de
Morris, tendente a oscurecer y contrastar, envolviendo en sombras a los
personajes. Bien rodada, destaca la última secuencia, verdaderamente hermosa,
en la que la iluminación y la puesta en escena contribuyen a incrementar el
dramatismo que desprende esa pareja de jóvenes libremente airados. (Quatermain)
Recomendada.
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