lunes, 11 de noviembre de 2019

Festival Internacional de Cine de San Sebastián 2019

Inmersos en el SEFF y a un paso del Festival Iberoamericano de Huelva, insertamos esta crónica de nuestra socia María Ordóñez sobre el Festival Internacional de Cine de San Sebastián, deseando poder participar masivamente como Asociación en jornadas venideras.


El Kursaal


Como cada año,
 desde 1953, el otoño recala en la ciudad de San Sebastián cargado de cine. En la bella y señorial  Donostia se celebra el más importante acontecimiento cinematográfico de nuestro país, el Festival Internacional de Cine de San Sebastián (SSIFF), El Zinemaldia, que este año ha cumplido su 67ª edición y ha estado dirigido, de nuevo, por José Luís Rebordinos. Este certamen es el único de máxima categoría (A) que tiene lugar en España y se le considera uno de los más prestigiosos de Europa.


En esta ocasión, algunos miembros de Linterna Mágica hemos tenido la oportunidad de asistir a esta fiesta cultural que se ha celebrado entre el 20 y 28 de septiembre, días en los que hasta el tiempo se ha conjurado a nuestro favor para ofrecernos la mejor cara del festejo y de la ciudad, con una suerte de primavera fuera de calendario, sin apenas presencia de lluvia y con un sol y una luminosidad que le otorgaban un aspecto muy especial a la ciudad, al mar y a sus gentes. 

San Sebastián es, sin duda, un escenario de película para este gran evento, y a ello contribuyen, además de la propia morfología de la ciudad, la participación de los espectadores (donostiarras o foráneos) en las actividades del Festival, llenando durante esos días tanto las salas de cine como los espacios circundantes del río Urumea, donde se localizan los edificios más icónicos de la ciudad y del Festival: El Kursaal (Palacio de Congresos y Auditorio) de Rafael Moneo, emblema de la mejor arquitectura actual del país y sede principal del certamen, donde se proyectan la películas de la Sección oficial, se celebran las galas de inauguración y clausura y se entregan los Premios Donostia;  el Teatro Victoria Eugenia y El Hotel María Cristina, edificios de principios del siglo XX, que son sede del festival y alojamiento de las personalidades que acuden al mismo; la Tabakalera (Centro Internacional de Cultura Contemporánea) que acoge distintas proyecciones del certamen y es sede de la Escuela de Cine de Elías Querejeta. 

En estos espacios y sus proximidades: la parte vieja, el puerto y el paseo y la playa de La Concha, se produce una singular confluencia de público, prensa, personal del certamen, miembros de los jurados, productores, distribuidores, actores, directores y un largo etcétera de personas que tienen relación con el Festival y que pululan por la ciudad en sus distintos menesteres. Es por tanto bastante fácil encontrarse con actores y directores fuera de las alfombras rojas, en los bares, paseos, exposiciones o junto a tu butaca de cine en El Kursaal o El Teatro Victoria, tan próximos que incluso tienes la ocasión de felicitarlos por su trabajo o hasta hacerte alguna fotografía de recuerdo.

Interior del Teatro Victoria Eugenia


En sus 67 años de existencia El Zinemaldia ha contado con la presencia de innumerables y relevantes figuras del mundo del cine que suman ya una larga lista en los archivos del Festival. A esta edición han asistido por ejemplo Hirozazu Koreeda, Juliette Binoche, Gerard Depardieu, Kristen Steward, Tim Roth, Alejandro Amenábar, Fernando Trueba, Antonio de la Torre, Karra Elejalde, Ricardo Darín… Mención especial merecen los que han sido galardonados con el Premio Donostia en reconocimiento a su contribución al mundo del cine, y que este año han correspondido al siempre comprometido director Costa-Gavras, que además de recoger el premio también ha presentado su última película Adults in the room (inspirada en las reuniones del ministro Yanis Varoufakis con el Eurogrupo para renegociar la deuda griega), al extraordinario y versátil actor Donald Sutherland y a la actriz española de mayor reconocimiento internacional Penélope Cruz. Y no podemos olvidar a Josefina Molina, que ha sido la primera directora en recibir el Premio Nacional de Cinematografía en esta edición del Festival de manos del ministro de Cultura José Guirao.

El director Hirozazu Koreeda

El Festival de San Sebastián es un certamen que, desde hace ya muchos años, se mantiene fiel a esa línea abierta que tiene como objetivo ser el escaparate del cine más inquieto y renovador de cada momento. Estas aspiraciones se concretan en las numerosas secciones de que dispone y que configuran un variado abanico de tendencias, géneros y metrajes. 

La Sección Oficial, que es la más importante y que ha estado integrada en esta edición por 20 películas inéditas de la producción cinematográfica mundial de este año, ha concedido el máximo galardón, la Concha de Oro, a Pacificado (Brasil) de Paxton Winters y la Concha de Plata al mejor director a La trinchera infinita (España) de Aitor Arregui, Joan Garaño y José Mari Goenaga. El Premio Especial del Jurado ha recaído en una película que tuvimos la suerte de ver y cuyo premio consideramos muy merecido, Próxima (Francia-Alemania) de Alicia Winocour, que narra las dudas e inseguridades de una madre astronauta que tiene que separarse de su hija para tomar parte en una misión espacial. La directora plantea una reflexión, desde un punto de vista femenino, sobre la dificultad de compaginar trabajo y maternidad, el efecto emocional que esto produce y la capacidad de la mujer para soportar un trabajo de tanta intensidad. También asistimos a la proyección de A dark-dark man (Kazajistán, Francia) de Adilkhan Yerzhanov, un peculiar thriller policíaco protagonizado por un detective que pretende acabar rápidamente la investigación del asesinato de un niño debido a las presiones que recibe de sus superiores, pero la llegada de una periodista le obligará a enfrentarse a la corrupción. La película nos muestra un mundo sórdido, corrupto, extraño y, en ocasiones, bastante cómico, donde el paisaje de la estepa infinita se disputa el protagonismo de la historia a través del uso de una preciosa fotografía y de unos planos tan largos como la propia estepa y tan soporíferos que invitaban a más de una cabezada en la butaca. Por último, no queremos dejar de destacar la novedad de que este año hayan sido seleccionadas en la Sección Oficial seis películas dirigidas por mujeres.

En la Sección New Directors se han proyectado 14 películas inéditas, producidas en el último año y que debían ser el primer o segundo largo de sus directores. El Premio Kutxabank-New Directors lo ha obtenido Algunas Bestias (Chile) de Jorge Riquelme Serrano. De esta sección pudimos asistir a la proyección en El Kursaal de Le milieu de l´horizon (Bélgica) de Delphine Lehericey, en la que disfrutamos de la presencia en la sala de los actores protagonistas: Laetitia Casta, Luc Bruchez, la directora, la guionista e incluso el autor del libro en el que está basada la película, que nos introdujeron en su obra y participaron en un coloquio con el público al final de la misma. La película está ambientada en los años 70 en una zona rural, cuando una ola de calor pone en peligro las cosechas, los animales y la vida de una familia de granjeros, especialmente la del hijo, a través de cuya mirada se cuenta esta historia que analiza el tema del paso de la niñez a la adultez y de la homosexualidad femenina. La película posee una hermosa factura y una enorme carga reivindicativa.

Delphine Lehericey y los protagonistas de su película
Le milieu de l'horizon


Otra sección muy interesante es Perlas que recoge los largometrajes inéditos en España que han sido destacados por la crítica o premiados en festivales internacionales. De las 18 candidatas, la que ha obtenido el Premio del Público Ciudad de San Sebastián ha sido The specials (Francia) de Olivier Nakaché y Eric Toledano. Nosotros optamos por dos películas que a priori nos atraían más: Ema (Chile) del versátil director Pablo Larrain, que nos cuenta cómo el matrimonio entre un coreógrafo y una bailarina de reguetón se desestabiliza después de la fallida adopción de un hijo. Es una película extraña y singular, con una poderosa fuerza interpretativa de la protagonista femenina, Mariana di Girolamo, y de los números musicales, aunque el tratamiento del tema de la adopción y del deseo maternal de la bailarina resulten un tanto rebuscados. Y Lo que arde (España, Francia y Luxemburgo) de Oliver Laxe, que ha sido, sin duda, la mejor película de nuestra particular selección del Festival, y donde su autor nos cuenta el regreso de un hombre a su pueblo, una aldea perdida de Lugo, junto a su madre después de cumplir condena por provocar un incendio. Se trata de una película tremendamente emocional y a la vez antropológica que más allá del tema de los incendios forestales nos habla del vínculo de unas personas con la tierra, el paisaje y los animales, y del desarraigo que pueden sufrir, y todo ello filmado con una enorme sensibilidad, belleza y autenticidad. Lástima que nuestros 10 puntos en la valoración no sirvieran para que fuese la ganadora. La proyección tuvo lugar en un magnífico marco, el Teatro Victoria Eugenia, donde además tuvimos la suerte de estar sentados muy cerca del equipo de la película y de poder saludar y felicitar a una de sus protagonistas, la entrañable Benedicta, que se mostró en todo momento muy agradecida por la simpatía y elogios que despertó entre los asistentes.

Benedicta Sánchez, coprotagonista de Lo que arde,
con miembros de Linterna Mágica
 



La Sección Zabaltegui-Tabakalera, con 19 películas seleccionadas, es la más abierta de todas por no disponer de normas ni límites de estilo o tiempo, de ahí que recoja un tipo de cine que busca nuevas miradas y formas. El premio Zabaltegui-Tabakalera recayó en Was at home, but (Alemania, Serbia) de Angela Schanelec. De esta sección elegimos para ver el mediometraje Urpean Larra (España) de Maddi Barber. Este documental es el trabajo fin de master de Antropología Visual de su directora y gira en torno a la construcción del Pantano de Itoiz, la lucha de los grupos ecologistas que se opusieron y los recuerdos y deseos actuales de las personas que estuvieron vinculadas a ese lugar. En el documental se mezcla el pasado y el presente y se usan grabaciones actuales y vídeos caseros del pasado. Aunque es un trabajo correcto, tiene poco ritmo, abusa de las imágenes de los vídeos que son de muy mala calidad y quizás le sobre algo de metraje, errores que son frecuentes en autores primerizos y que normalmente se subsanan cuando adquieren más oficio.  

Paralelamente a las proyecciones, también pudimos disfrutar de parte de la oferta cultural que San Sebastián ofrecía en esos días vinculada o no con el Festival. En el Museo de San Telmo asistimos a la exposición “Malkovich, Malkovich, Malkovich: homenaje a los mitos de la fotografía” del estadounidense Sandro Miller, uno de los mejores fotógrafos publicitarios del mundo que desde hace años mantiene una estrecha relación con el actor John Malkovich con el que ha realizado sus proyectos más personales. Magnífica y singular exposición que nos muestra la fascinante capacidad interpretativa del actor. En Tabakalera nos dejamos seducir por las fotografías de una extraordinaria artista en la exposición “Vivian Maier, una fotógrafa revelada” donde se recoge una extensa selección de la dilatada trayectoria de esta mujer cuya obra se focaliza en la vida cotidiana de la calle, en retratos y en autorretratos. La obra de Maier se conoció accidentalmente en el año 2000 cuando unos baúles, que contenían miles y miles de sus fotografías y rollos de películas kodaK sin revelar, fueron sacados de un guardamuebles por impago y vendidos en subasta. Curiosamente, aunque Maier murió a los 83 años inédita y desconocida, actualmente está considerada una de los más grandes fotógrafos del siglo XX. Y naturalmente, también visitamos el Museo Chillida-Leku, ubicado en las afueras de San Sebastián, en el Caserío de Zabalaga. Este museo representa la materialización del sueño del artista: ”Un día soñé una utopía: encontrar un espacio donde pudieran descansar mis esculturas y la gente caminara entre ellas como por un bosque” y en efecto, esto es lo que contemplamos, unas 40 esculturas de gran tamaño dispersas por un extenso y bellísimo  terreno ajardinado en el que se produce una comunión perfecta entre el arte y la naturaleza, y donde la misma construcción del caserío, magníficamente restaurado y que conserva los soportes de madera originales, constituye otra obra de arte en sí misma y sirve para albergar en su interior esculturas de menor tamaño. Fue una lástima que nos adelantásemos en un día a la visita que hizo Donald Sutherland al lugar, pues nos hubiese proporcionado un motivo más de satisfacción.

Exposición de Sandro Miller en el Museo San Telmo
Exposición de Vivian Maier en la Tabakalera


Museo Chillida-Leku

La valoración de nuestra visita al Festival de San Sebastián no puede ser más positiva, puesto que además de ver cine y de conocer y saborear el ambiente que se vive en este certamen, también disfrutamos de unos preciosos y agradables paseos por la ciudad, de su oferta cultural y gastronómica y del reencuentro con un grupo de viejos amigos que nos acogieron y guiaron con total dedicación y con los que compartimos una estupenda semana. Así que no nos queda más que animar a los compañeros de Linterna Mágica a conocer y disfrutar de este Festival en próximas ediciones.

 




1 comentario:

  1. Enhorabuena por un artículo tan estupendo y unas estupendas reseñas sobre las películas. San Sebastián es única, otro aliciente para el festival. Ana M.

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