miércoles, 1 de noviembre de 2023

Segundo López, aventurero urbano (Ana Mariscal, 1953)


Para conmemorar el Centenario de Ana Mariscal (Madrid, 1923-1995) Filmoteca Española ha programado un ciclo con las principales películas protagonizadas o dirigidas por ella. Pues aunque Mariscal es más conocida por su faceta como actriz (con 19 años protagonizó `Raza´, de José Luis Sáenz de Heredia), fue también una destacada escritora y directora que, con su propia productora Bosco Film, realizó una docena de títulos, bastante desiguales, a lo largo de casi dos décadas, hasta que las dificultades económicas obligaron el cierre de la productora, a finales de la década de 1960.



Sin duda 'El Camino' (1963)‘ es su gran obra, pero hoy nos ocuparemos de la película que supuso su debut como directora: ‘Segundo López, aventurero urbano’ rodada con sus propios ahorros en 1952 y acreditada en 1953. Es una cinta poco conocida, pero muy interesante, que ha sido restaurada por David García Rodríguez, hijo de Ana Mariscal, con motivo de la efeméride.

Segundo López’ tiene guion de Ana Mariscal junto con Leocadio Mejías, el autor de la novela homónima en la que se basa la película. La acción transcurre en la España de posguerra y narra la historia de Segundo López, un hombre que apenas ha visto mundo y viaja desde su Extremadura natal hasta Madrid, con la esperanza de iniciar una nueva vida.

El escritor cacereño Leocadio Mejías, buen amigo de la directora y de su marido, el fotógrafo Valentín Javier, también de Cáceres. Mejías aparece en la película dando vida a un escritor sin éxito, que pasa su días en un café madrileño. Él es el narrador de la historia que, según se afirma, el propio Segundo López le contó una noche en ese mismo café. Los principales intérpretes son Severiano Población y Martín Ramírez en los papeles de Segundo y El Chirri respectivamente, junto a la propia Ana Mariscal, Luisita Esteso y Tony Leblanc.




Segundo López es un hombre de 47 años, sin oficio ni beneficio, que al morir su madre, decide traspasar la frutería que ha heredado y dejar Cáceres, la ciudad en la que vive, para empezar una nueva vida en Madrid. En la capital frecuenta un café de cuya limpiadora, Francisca, se ha enamorado, allí conoce a un joven golfillo, el Chirri, un huérfano que, como el Lazarillo de Tormes, ha estado al servicio de un ciego, en claro homenaje a nuestro género picaresco. El Chirri vive en la calle y se busca la vida rebuscando colillas por los cafés, hasta que Segundo, un hombre bondadoso, lo convierte en su “secretario”, para juntos emprender una serie de aventuras por el Madrid castizo de la época.




Se instalan en la misma pensión en la que se hospeda Francisca, con la intención de seducirla, pero la joven tiene novio y asistimos a un enfrentamiento entre éste y Segundo en un episodio que acabará con nuestro protagonista en la comisaría. En esa misma pensión también vive Marta, una joven enferma, postrada en la cama, que elabora flores de papel para su sustento. Este personaje, interpretado por la propia Ana Mariscal, con su bondad, irá conquistando el corazón de Segundo, que la obsequia constantemente con comida y regalos.




Pronto el dinero se acaba y los echan de la pensión. Chirri y Segundo intentan subsistir haciendo pequeños portes o vendiendo cigarrillos a la puerta de los locales nocturnos de moda en la ciudad. No tienen donde vivir y se meten en el hueco de la escalera de un edificio en ruinas, un zulo poco más grande que un nicho. La suerte hace que conozcan a una señora rica y excéntrica que los contrata a su servicio. Cuando han ahorrado lo suficiente deciden volver a buscar al Marta a la pensión, pero allí encontrarán su cama vacía. Es el momento de plantearse volver a Cáceres.




Se ha catalogado esta cinta como neorrealista, por el reflejo de aspectos de la sociedad, poco habituales en el cine de la época: precariedad, pobreza, suciedad, hambre e infravivienda. Mariscal la rodó en seis semanas, en Madrid y Cáceres, con muy pocos recursos y usando escenarios reales (descampados, calles, bares, interiores...), eligiendo como protagonista a un joven no profesional, Marín Ramírez, para el papel del Chirri. En base a estos factores algunos críticos ven en esta película una aproximación al neorrealismo partiendo de postulados costumbristas. Estilísticamente hay también elementos expresionistas, como los contrastes entre luces y sombras en las secuencias nocturnas.




Pese al tema y al tono, no se trata de una película triste, sí sentimental, pero el sentido del humor está presente, incluso en los momentos más duros, para evitar que cayera el peso de la censura sobre una historia con evidente trasfondo social.

La cinta no consiguió ni el apoyo oficial, ni el éxito deseado. Para las autoridades fue como “un tiro en la barriga”, según palabras del hijo de Mariscal, y la Junta de Clasificación y Censura de Películas la calificó como de tercera categoría y apta para mayores de 16 años, obligando a un nuevo montaje, recortando considerablemente el metraje, hasta que logró la consideración de apta para todos los públicos. Tuvo problemas para su distribución, por lo que para evita el desastre económico de la productora, ella misma y su marido se embarcaron en una “gira” por varias ciudades, para presentar el filme personalmente, conscientes de que la presencia de la actriz sería un gancho para atraer espectadores. Pese a todo, los beneficios fueron mínimos, obligando a la cineasta a cambiar de estilo, para filmar otro tipo de historias que pudieran ser más rentables.







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