Anoche soñé que volvía a
Manderley,
estaba ante la reja, pero no podía entrar.
Nunca podremos volver a
Manderley, esto es seguro,
pero algunas veces, en sueños, vuelvo allí.
Se cumplen 80 años del estreno de Rebeca, título de referencia del cine de suspense e intriga psicológica y, sin duda, una obra maestra de Alfred Hitchcock, que es para muchos una de las mejores películas de la Historia del cine, pese a las reservas que el propio director tubo hacia ella, tal vez debido a las frecuentes injerencias del productor David O. Selznick durante las fases de rodaje y montaje de esta película.
¿Cuál era el secreto de Manderley? |
Es curioso que la que se considera la
primera película norteamericana de Alfred Hitchcock, no parece en realidad
ninguna de las dos cosas. El propio Hitchcock decía que no era una película de
Hitchcock, pues no es un thriller, ni
tiene los suficientes elementos de suspense o de terror; y por otro lado, en
esta cinta prácticamente todo era inglés: la novelista, la historia, los
actores y el propio director. Rebeca
está interpretada en sus principales papeles por Laurence Olivier (Maxim de
Winter), Joan Fontaine (señora de Winter), George Sanders (Jack Fawell) y
Judith Anderson (como la señora Danvers).
Joan Fontaine, Laurence Olivier y Judith Anderson |
Tras quince años rodando números
películas en Inglaterra, tanto mudas como sonoras, Hitchcock cruzó el Atlántico
ilusionado por poder trabajar en los grandes estudios de cine, pensando en llevar
a la pantalla la odisea del Titanic. Sin embargo, David O'Selznick,
el productor de Lo que el viento se
llevó, para quien trabajó durante sus primeros años en la Meca del Cine, le comunicó que
había un cambio de planes, pues acababa de comprar los derechos de Rebeca, la novela Daphne du Maurier
(publicada en 1938), y este era el proyecto que le ofrecía. Es en parte por
esto por lo que Hitchcock la consideraba un encargo y no estaba del todo satisfecho
con ella, aunque él ya había llevado a la gran pantalla otra novela de Du
Maurier “La posada de Jamaica”, y
también había estando interesado por comprar los derechos de Rebeca, pero no había podido al ser “demasiado elevados para mí”, según reconoció.
El director Alfred Hitchcock junto a la pareja protagonista |
En sus famosas conversaciones con Truffaut,
el director afirmaba que Rebeca “no es una película de Hitchcock; es una
especie de cuento y la misma historia pertenece a finales del siglo XIX. Era
una historia bastante pasada de moda, de un estilo anticuado… es una historia a
la que le falta sentido del humor”. No obstante, con su peculiar sentido
del humor, también reconocía que Rebeca “se
mantiene todavía en pie, a pesar de los años transcurridos, y yo me pregunto
cómo”.
La historia es la siguiente: Un año
después del fallecimiento de su esposa Rebeca, el aristócrata británico Maxim
De Winter conoce en un hotel de Montecarlo a una humilde joven, dama de
compañía de una rica señora estadounidense, de la que queda prendado y con la
que contrae matrimonio. La nueva pareja se instala en Inglaterra, en Manderley,
la mansión del señor De Winter, allí la señora Danvers, el ama de llaves, se
empeña en mantener vivo el recuerdo de Rebeca, la anterior señora De Winter.
Asistimos a la lenta y progresiva destrucción emocional de una joven y débil esposa,
de la que no conocemos el nombre, empequeñecida y sobrecogida por el peso de la
sombría mansión y la constante presencia de Rebeca y su misteriosa muerte
ahogada en el mar, en circunstancias algo extrañas.
Joan Fontaine viste la chaqueta de punto que llamamos "rebeca" |
Así el personaje de Rebeca, pese a
estar ausente, se convierte en la principal protagonista de esta historia, y en
este sentido es trascendental el papel del ama de llaves, que le profesa una auténtica
devoción, rayana en lo patológico y no exenta de connotaciones homosexuales, empeñada
en mantener su memoria y garantizar que todas sus cosas permanezcan tal como
ella las dejó. Así lo vemos en la célebre secuencia del dormitorio de la
desaparecida Rebeca.
En el grandioso dormitorio de Rebeca |
La fuerte presencia del personaje de Rebeca debe mucho también a la música de Franz Waxman, que creó un leitmotiv muy preciso para cada personaje de este filme. Recordemos que Waxman fue un compositor alemán, de ascendencia judía, formado -como Max Steiner-, por Gustav Mahler en la tradición sinfónica de la música europea de fines del XIX.
Es Rebeca un misterioso cuento que, aunque
con aires góticos, entronca con otras historias como Barba Azúl, Hansell y
Gretel, y especialmente Cenicienta: la joven y humilde esposa (que por no
tener, no tiene ni nombre) es Cenicienta y la señora Danvers es una de las
hermanastras. Alfred Hitchcock estaba inventando el suspense aplicado a una sencilla historia
de amor en la que rompía el melodrama sin tensiones, con lo que, sin saberlo,
estaba construyendo los cimientos de otras dos películas consideradas como
maestras, Vértigo y Psicosis, que constituyen, según la acepción de Guillermo
Cabrera Infante, la trilogía de la soledad por el amor perdido.
El filme ganó dos
Óscar, uno a la mejor película, que fue para su productor, David O. Selznick y otro
a la mejor fotografía en blanco y negro, para George Barnes, y tuvo además otras
nueve candidaturas. Recordemos que Hitchcock
nunca logró un Oscar como mejor director, pese a sus cinco candidaturas en esta
categoría, siendo Rebeca la primera
de ellas.
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