Título original: Öndög. Dirección: Wang Quan'an. País: Mongolia. Año: 2019. Duración: 100
min. Género: Drama.
Yang Wenjian (Montaje), Aymerick Quan’an (Fotografía), Quan'an Wang (Guión), Wang Quan'an (Producción), Byambatsogt Dashnyam (Producción ejecutiva), Wang Changrui,
Wang Xuliang (Sonido), Quiquige
Zhalan (Maquillaje), Wurichaihu (Vestuario), Baode (Casting).
Sección Oficial del
Festival de Berlín 2019. Espiga de Oro en la Seminci 2019.
Estreno en Sevilla: 14 Febrero 2020
Reparto:
Aorigeletu (Pastor),
Gangtemuer Arild (Jefe de policía), Dulamjav Enkhtaivan (Pastora), Norovsambuu
(Joven policía).
Sinopsis:
Una mujer es hallada
asesinada en la estepa de Mongolia. Durante una noche, un policía joven e
inexperto tiene que custodiar la escena del crimen. Dado que desconoce los
peligros del lugar, le envían a una pastora lugareña para protegerle a él y al
cadáver. Se trata de una resuelta mujer, de unos treinta y tantos años, que
sabe cómo manejar un rifle y ahuyentar a los lobos. Ella se encarga de encender
una hoguera para combatir el frío. El alcohol también ayuda a este propósito,
así como la cercanía de los cuerpos que la mujer propicia.
Comentarios:
“El huevo del dinosaurio”
—Öndög (huevo) en su título original— retoma el paisaje y, de alguna manera, el
personaje femenino de “La boda de Tuya”, película de Wang Quan’n que en 2007
logró el Oso de Oro de la Berlinale. El cineasta chino regresa al territorio
infinito de la estepa de Mongolia para hablarnos otra vez de una mujer
admirable. Una pastora que cruza el desierto a lomos de su camello con un
cigarro en la boca y un rifle y que vive sola en su pequeña yurta. Apodada
Dinosaurio, la rutina de la mujer queda interrumpida cuando otra mujer aparece
muerta en medio de la nada y la policía le pide que alimente y defienda de los
lobos al inexperto agente de 18 años encargado de velar el cadáver.
Lo que ocurre a partir de
ese momento no es solo de una arrebatadora belleza visual (la película se
compone de larguísimas secuencias en las que la cámara apenas se acerca a sus
protagonistas, cuyos íntimos gestos y dramas descubrimos contagiados por la misma
inmensidad de un wéstern), sino una deliciosa enseñanza de cómo en los lugares
más primitivos y extremos la fortaleza, la sabiduría y la ternura de una mujer
le da mil vueltas a la de muchas de sus congéneres del primer mundo. Si en “La
boda de Tuya” su protagonista se embarcaba en la búsqueda de un segundo marido
que la ayudase con el trabajo pero que además aceptase la convivencia con su
inútil primer esposo, aquí otra vez los hombres vuelven a jugar ese (casi
cómico) papel de mal necesario.
Ganadora de la Espiga de
Oro de la última Seminci, la película confronta la admiración que la solitaria
pastora —una figura cuya autoridad y libertad se mide en las dos secuencias de
sexo de la película— provoca en los locuaces policías, en el joven agente o en
su exmarido borracho frente al terrible destino de esa otra mujer cuyo cuerpo
sin vida recorre en silencio esta preciosa película. (Elsa Fernández-Santos).
Recomendada.
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