Título original: Nan Fang Che Zhan De Ju
Hui. Dirección: Diao Yinan. País: China. Año: 2019. Duración: 117
min. Género: Thriller, Cine Negro.
Kong Jinlei, Matthieu
Laclau (Montaje), Dong Jingsong (Fotografía), Diao Yinan (Guión), B6 (Música), Green Ray Films, Memento, Shen Yang (Producción), Li Li (Producción
ejecutiva), Zhang Yang (Sonido),
Li Hua (Maquillaje), Liu Quiang (Vestuario), Liu Qiang (Dirección Artística).
Sección Oficial del
Festival de Cannes 2019.
Estreno en Sevilla: 24 Enero 2020
Reparto:
Gwei Lun-Mei (Liu Aiai),
Hu Ge (Ahou Zenong), Liao Fan (Capitán Liu), Regina Wan, Zeng Meihuizi (Ping
Ping), Huang Jue (Yan Ge), Qi Dao, Wan Quian (Yang Shujun), Qui Dao (Hua Hua),
Chen Yongzhong (Cliente).
Zhou Zenong es un
gángster que, recién salido de la cárcel, se convierte en fugitivo tras una
reunión de bandas que acaba con la muerte de un policía. Tratando de esconderse
mientras se recupera de sus heridas, Zhou se encuentra con Liu Aiai, una
prostituta que puede haber sido enviada para ayudarle, o bien para entregarlo
al capitán de la policía a cambio de una cuantiosa suma. Perseguido por las
bandas y por un dispositivo policial que parece abarcar toda la ciudad, Zhou
deberá enfrentarse a los límites de lo que está dispuesto a sacrificar tanto
por esta extraña como para la familia que dejó atrás
Comentarios:
La China contemporánea
tiene quien la filme. Y de qué modo. Cada uno de ellos con el drama por
bandera, aunque todos sumergiéndose en el thriller social en alguna de sus
películas, Jia Zhang-ke, Wang Bing, Wang Xiaoshuai, Feng Xiaogang y Diao Yinan,
entre otros, se han adentrado en los bajos fondos y las contradicciones
políticas y sociales de un país en la encrucijada en interesantísimas obras
recientes como “La ceniza es el blanco más puro”, “Bitter money”, “Hasta
siempre, hijo mío”, “Yo no soy Madame Bovary” y “Black coal”. Un panorama entre
la decrepitud y el hastío, de desoladoras imágenes filmadas con belleza y
elegancia, en el que reincide el último de ellos con “El lago del ganso salvaje”,
cinco años después de su triunfo en el Festival de Berlín con “Black coal”.
Las peleas sucias y secas
del cine de Diao Yinan, ásperas y sin la espectacularidad habitual de la
mayoría de los montajes del cine de hoy, con planos alargados en el tiempo
donde la rudeza de la acción se hace aún más real, vuelven en su nuevo trabajo,
en el que las bandas mafiosas, a la manera de los clásicos del cine americano,
se reparten calles y zonas de Hangzhou, ciudad de nueve millones de habitantes,
aunque no tanto para vender drogas, que también, sino sobre todo para mangar
motocicletas, especialidad para la que incluso dan cursillos prácticos a los
novatos en los clanes.
De estructura un tanto
endiablada, “El lago del ganso salvaje” narra en el hilo conductor (en el
presente) de su primera hora de metraje el encuentro nocturno entre una
prostituta y un gánster que ha matado a un policía por error. La lluvia
constante y los continuos flashbacks explicativos de lo ocurrido hasta ese
momento hacen pensar inevitablemente en “Rashomon”, a pesar de que no sean
distintos puntos de vista sobre el mismo asunto sino diversificaciones de las
tramas. Sin embargo, llegado el núcleo central, la narración deja el pasado
para ir avanzando en la pesadilla nocturna de huida del hombre y la mujer,
mientras el director traza un panorama yermo de una ciudad que se antoja horrenda
y a la vez fascinante.
El cine atmosférico de
Diao, la nieve en “Black coal”, la lluvia y la niebla en ésta, se complementa
esta vez con los neones y las luces de la noche, de colores contrastados muy al
estilo oriental, y explosiona en la maravillosa secuencia de la feria, de baile
godardiano con zapatillas de fosforescencia en las suelas, y el Rasputin de
Boney M. de fondo. Un instante de tensa tranquilidad en una obra de cine negro
donde el retrato social del país se antoja feroz, deslumbrante, mísero y casi
romántico. (Javier Ocaña)
Recomendada.
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