Qué
mejor forma de arrancar la nueva temporada de actividades de nuestra Asociación
Linterna Mágica que con una visita a Cádiz, maravillosa ciudad vecina y una de
las más antiguas del occidente europeo, haciéndola coincidir con el arranque de
Alcances, el Festival de Cine Documental que celebra este año su 51 edición.
El
festival tiene sus orígenes en 1968, de la mano del escritor gaditano Fernando
Quiñones que promovió la celebración de una semana cultural con actividades de
todo tipo, incluida la proyección de películas difíciles de ver en el Cádiz de
la época. Año tras años, las proyecciones fueron, hasta hacer que el evento cultural
se decantara por el formato de festival de cine. El festival ha pasado por diversas etapas que culminan en
la década de 1990 con la configuración de un festival internacional denominado
“Muestra Cinematográfica del Atlántico”, que en los últimos 10 años, tras
apostar decididamente por el cine documental, ha conseguido ser reconocido como
el festival de referencia para este género cinematográfico.
En
esta nueva edición concurren en competición en la Sección Oficial treinta
películas, de las que la dirección del festival ha querido destacar que catorce
son obra de mujeres directoras, tres están codirigidas por hombres y mujeres,
mientras que los trece títulos restantes están firmados por directores varones.
Entre esta treinta de filmes que compiten en la Sección
Oficial de Alcances 2019 se encuentran siete largometrajes: "Carelia,
internacional con movimiento", de Andrés Duque; "Apuntes para una
herencia", de Federico Robles; "Estado de malestar", de María
Ruido; "Hamada", de Eloy Domínguez Serén; "Idrissa, crónica de
una muerte cualquiera", de Xavier Artigas y Xapo Ortega; "Las letras
de Jordi", de Maider Fernández Iriarte; y "Oscuro y Lucientes",
de Samuel Alarcón.
También concursan seis mediometrajes: "Caduca a los 10
años (papá)", de Rubén Carrillo; "Ciudad de los muertos", de
Miguel Eek; "Libertad", de Colectivo Libertad; "Los
pilares", de Javier Cástor Moreno, Lucía Touceda y Raúl Vallejo; "Qué
tal Pascual", de Bárbara Brailovsky; y "Urpean Lurra", de Maddi
Barber. Finalmente, la Sección Oficial se completa con una selección de
diecisiete cortometrajes con una variada temática y duración, que va de los
cincos a los treinta minutos.
Fuera de competición, están programadas numerosísimas proyecciones
agrupadas en varias secciones paralelas, entre las que destacamos “Mexico se
cuenta” en la que verá una selección de títulos procedentes de aquel país; “La
mirada andaluza” y “Cádiz produce” como espacios reservados para la difusión
del documental andaluz y gaditano respectivamente; así como otros ciclos ideados
para homenajear a cineastas como Javier Corcuera, Iván Zulueta y Agnès Varda.
Carelia: Internacional con monumento
Asistimos a la proyección del primer largometrajes a concurso: “Carelia: Internacional con monumento” obra del director
venezolano Andrés Duque, afincado en Barcelona desde hace casi 20 años. Carelia
es una región fronteriza, situada entre Rusia y Finlandia que a lo largo de la
historia ha pertenecido a países distintos (Suecia, Rusia o Finlandía) con las
consiguientes vicisitudes bélicas y políticas que esto implica. Al mismo tiempo
su carácter remoto y fronterizo ha contribuido a la riqueza y singularidad
cultural de esta región, considerada tierra de magos, duendes, ritos, misterios
y leyendas.
Las creencias chamánicas de sus moradores ancestrales,
transmitidas de manera oral de generación en generación, fueron recogidas a
mediados del siglo XIX en el poema épico “Kalevala” sobre el que Finlandia
cimentó sus bases identitarias y cuyo imaginario repleto de héroes y guerreros
fascinó al propio Tolkien, que se inspiró en él para escribir “El Silmarillion”.
Hoy día en la región de Carelia apenas quedan restos de
aquella magia atávica, por eso el director Andrés Duque ha querido mostrar el
misterioso halo de esta región en esta cinta configurada a modo de díptico, en cuya primera parte, más poética y sensorial, se acerca a los
habitantes actuales de esta zona, la familia Pankratev, para en la segunda parte, haciendo uso de herramientas más habituales del documental (testimonios e imágenes de archivo), mostrarnos a los moradores del pasado, brutalmente
diezmados por las sucesivas guerras e invasiones, en especial por la gran purga
de Stalin, en la que fueron asesinados miles de carelios. Con esta obra se nos llama
a la reflexión sobre las recientes maniobras del presidente Putin para
re-escribir la historia.
La familia Pankratev, fotograma de Carelia |
Andrés Duque sabía que tenía pendiente hacer una película
sobre este territorio desde que el peculiar músico ruso Oleg Karavaichuk,
protagonista de su anterior largometraje, el premiado documental “Oleg y las
raras artes” (2015), lo calificó como "carelio". Intrigado, Duque
empezó a investigar y conoció a un auténtico carelio que le presentó a un
chamán que vivía en Moscú. El chamán “me
dio una ruta para buscar los últimos vestigios de magia de esa región. Pero,
como era de prever, no encontré nada", relata Duque.
La proyección tuvo lugar en el Teatro de la Tía Norica, un interesante
espacio escénico de reciente construcción, ubicado en pleno casco antiguo de la
capital gaditana. La suerte ha querido que durante las obras de este teatro aparecieran
en el subsuelo un yacimiento arqueológico fenicio, que se ha conservado y en torno
al cual se ha instalado el centro de interpretación Gadir con el objetivo es
dar a conocer la evolución de la ciudad desde su fundación por los fenicios
hasta época romana.
Centro de interpretación Gadir |
El Teatro de la Tía
Norica, con un aforo de 330 butacas, fue inaugurado en 2012 y ocupa el solar del
antiguo Teatro Cómico de Cádiz; en su
denominación se ha querido rendir homenaje a las seculares compañías de títeres
y marionetas, que en Cádiz tuvieron uno de sus mejores exponentes con la "Tía
Norica", una compañía cuyas marionetas se exponen en una de las salas del Museo de Cádiz, al
tiempo que la ciudad cuenta con su propio Museo del Títere, en las Puertas de
Tierra.
Teatro de la Tía Norica |
Estamos seguros que Alcances bien ha merecido esta visita, y la lástima fue tener que dejar tan pronto Cádíz, una ciudad con tanto que ofrecer al visitante. Sin duda habrá que volver.
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