Desde la frivolidad más
absoluta, se podría decir que me apasiona el cine de terror, es quizás el
género cinematográfico que más pasiones levanta en la butaca y desde la
pantalla de una televisión, pero también podría inferirse que muchas de las
obras maestras del séptimo arte, han sido engendradas desde el terror.
Se pueden hacer muchos
itinerarios de las mejores, desde el ámbito de los directores que las
realizaron, desde los temas que abordaron, pero también desde el ámbito de las
sensaciones que produjeron a los espectadores, en este caso a mí mismo en las
diferentes butacas en las que las disfruté, o quizás más bien en la que las
padecí, o en las que me horrorice, que es posiblemente, la razón esencial por
la que nos acercamos a visionarlas, la mezcla de horror y fascinación que nos
producen.
En este discurrir por las
que considero mejores, en estas fechas cercanas de la festividad tan
anglosajona de Halloween o nuestro día de los difuntos, y me han hecho sentir
lo que realmente se pretendía con sus argumentos, realizaré un listado de las
películas que en el terror han hecho historia, y como de alguna manera, han
formado parte de mi vida cinéfila.
Ésta es una de las
primeras versiones sobre el mítico vampiro. Fue realizada por la Universal,
productora especializada en el cine de terror y dirigida por el genial Tod
Browning. El conde Drácula abandona los Cárpatos y se traslada a Occidente,
llevándose como sirviente a un contable. Una vez instalado, se enamora de una
joven que ya está prometida. Empieza a a visitarla por las noches y va bebiendo
su sangre poco a poco para convertirla así en su esposa. Pero el malestar que
sufre la joven alerta a su familia, que busca la ayuda del doctor Van Helsing.
Es un clásico del terror,
lo que más me fascina cada vez que la veo, es esa ambientación del film, tan
gótica y esa sensación de magnetismo que el gran Bela Lugosi, como el
conde, irradiaba con cada fotograma; ese
miedo ancestral que producen los vampiros, a la par terribles y elegantes, ese
muerto diurno en su ataúd perfecto y tétrico a la par. Es una de las cintas,
que desde mi infancia televisiva, descubrí y me acerco a un mundo
cinematográfico de clásicos y monstruos, esos que interrumpían tu sueño
nocturno, con pesadillas de lo más variado.
Son muchas las versiones
que se han realizado sobre el Noble de Transilvania, incluso de mejor factura
que está, cabe recordar la versión de Coppola, las versiones de la Hammer,
etc., pero bien es cierto que el cine va asociado a las emociones y los
momentos vitales de los espectadores, por ello en mi caso elijo al Drácula de
la Universal, de este universo clásico y duradero.
2. Psicosis. (Alfred Hitchcock, 1960)
Marion Crane (Janet
Leigh), una joven secretaria, tras cometer el robo de un dinero en su empresa,
huye de la ciudad y, después de conducir durante horas, decide descansar en un
pequeño y apartado motel de carretera regentado por un tímido joven llamado Norman
Bates (Anthony Perkins), que vive en la casa de al lado con su madre.
Difícil hacer un listado
de películas de terror y no incluir al gran Alfred Hitchock, que era definido
como el maestro del terror, otro problema sería el seleccionar una película del
maestro, cuando fue muy prolífico en la producción y realizó grandes obras,
casi todas incluidas en nuestro inconsciente colectivo.
Pájaros que de ser
adorables, terminan siendo depredadores, personas que tras ser confundidas con
asesinos, son perseguidas por todo el país, mujer que es víctima de su malvada
ama de llaves, e incluso miedo a ducharnos con la cortina echada en la bañera,
porque podría entrar alguien, no escucharla y terminar siendo apuñalados....
todo lo que creó el maestro para asustarnos, se mantiene por generaciones y los
jóvenes que vean sus películas, o los imitadores, crearan situaciones
parecidas, que inciten a sentir miedo con otras historias, pero con ideas del
genial Alfred.
Seleccionar esta película
es quizás causado por entre otras cosas, porque pude visionarla en pantalla
grande en un cine de verano en la playa donde veraneaba de pequeño, no sabíamos
mis primos y yo que película era y al final acabamos casi sentados en la misma
silla, del miedo que teníamos, éramos niños y esta historia y su desarrollo
sería un descubrimiento, que me acompaña cada vez que la veo.
Comenzando con unos
títulos de crédito excepcionales, de Saul Bass, y una partitura auténticamente
terrorífica, del maestro Bernard Hermann, te adentras en un historia de robo,
que convierte a una buena chica en la asesinada a la mitad de la cinta, extraño
que la protagonista muera a la mitad, y que nos va enseñando como el personaje
de Bates, joven extraño y gris, forma parte de este asesinato, pero no sabemos
porque, lo cual no es desvelado hasta al final de la cinta, como buena película
de misterio.
Destinada en principio
para la televisión, con actores de la nómina del estudio, se pensó como un
subproducto menor, incluso rodado en blanco y negro, pero que por el desarrollo
de su realización, por la maestría en el montaje, nadie puede olvidarse de la
secuencia de la ducha, y por como fue estrenada, el propio director prohibió
que se contara su argumento, y nadie podía entrar en el cine una vez empezada.
Generó una película mito, un clásico que arrasó en taquilla, siendo de las
películas más baratas de Hitchcock, a la par que lo relanzó como director
estrella y permitió mucha más conexión con el gran público, más de lo que ya
era entonces.
3. La noche de los muertos vivientes. (George A. Romero, 1968)
Las radiaciones
procedentes de un satélite provocan un fenómeno terrorífico: los muertos salen
de sus tumbas y atacan a los hombres para alimentarse. La acción comienza en un
cementerio de Pennsylvania, donde Bárbara, después de ser atacada por un muerto
viviente, huye hacia una granja. Allí también se ha refugiado Ben. Ambos
construirán barricadas para defenderse de una multitud de despiadados zombies
que sólo pueden ser vencidos con un golpe en la cabeza.
Este clásico de George A.
Romero, de bajo presupuesto, consiguió ser un éxito de público e inició todo un
subgénero de “zombies”, que trasciende hasta nuestros días. En fotografía en
blanco y negro, que la hacía ser quizás, una película de mayor sensación en el
espectador, más fría y espeluznante. Una sanguinolenta revisión de los códigos
de los films de terror realizados hasta la fecha que tuvo influencia en
posteriores directores como David Cronenberg, Tobe Hopper o Sam Raimi. No ha
perdido de su fuerza original, quizas porque esta película generó toda una saga
de imitadoras.
4. La residencia. (Narciso Ibánez Serrador, 1969)
La señora Fourneur (Lili
Palmer) es la directora de una residencia para señoritas. Sus estrictos métodos
no son del agrado de las alumnas; de hecho, tres se han fugado recientemente,
sin que se haya vuelto a saber de ellas. Cuando Teresa llega al internado,
pronto se entera de cuáles son las normas y del control que sobre las chicas
ejerce Irene, una despiadada jovencita que se ha convertido en la predilecta de
la directora. En el edificio también vive Luis, el hijo de la directora, quien
se ve en secreto con una de las chicas, huyendo de la sobreprotección de su
madre. Además, Luis suele espiar a las alumnas, pese a las reprimendas de su
madre.
Elegir al maestro Ibáñez
Serrador como uno de los grandes, es quizás imprescindible para hacer honores a
este gran realizador de cine y televisión, versátil en cuanto a contenidos,
pero excelso en el género de terror, comenzando con sus “Historias para no
dormir”, que posibilitaron a varias generaciones de televidentes precisamente
que tuvieran dificultades para conciliar el sueño.
La película de “La
Residencia” es un clásico del terror español, de estilo gótico, con unas
localizaciones excepcionales y unos interiores perfectos para la historia
narrada. El director incluye actrices y actores anglosajones, para que la
película tuviese posibilidad de salida al mercado de habla inglesa. El
desarrollo de la historia, con los momentos de suspense y diversos “sustos”,
hacía que de niño sentado en la butaca de aquel cine Maite de Sevilla, en el
que se proyectaban los éxitos de la temporada, saltáramos de miedo, incluida la
gran traca final.
Fue un éxito de
temporada, y para aquellos que la vivimos en pantalla grande, bien en cines “de
invierno o de verano” en nuestra ciudad, no podremos olvidarla fácilmente,
trayendo a nuestra memoria las vivencias como espectadores.
Adaptación de la novela
de William Peter Blatty que se inspiró en un exorcismo real ocurrido en
Washington en 1949. Regan (Linda Blair), una niña de doce años, es víctima de
fenómenos paranormales como la levitación o la manifestación de una fuerza
sobrehumana. Su madre (Ellen Burstyn), aterrorizada, tras someter a su hija a
múltiples análisis médicos que no ofrecen ningún resultado, acude a un
sacerdote con estudios de psiquiatría. Éste, convencido de que el mal no es
físico sino espiritual, es decir que se trata de una posesión diabólica, decide
practicar un exorcismo. Seguramente la película de terror más popular de todos
los tiempos.
Cuando un preadolescente
de finales de los 70, ve esta película en los llamados “cines de reestreno”,
oportunidad de poder asistir a una película de las denominadas para “mayores”;
comprueba como el miedo era diferente en este film, distinto al que solíamos
ver en la televisión y otras sesiones infantiles. Que abrío un camino nuevo en
el cine de terror, con el subgénero de exorcismos. Que esta chica de cara
angelical se convierte en un demonio con un lenguaje terrible y que la butaca
del cine Rochelambert de Sevilla, ayuda poco a combatir el miedo que sientes.
En muchos casos sería tu brazo el que impide seguir viendo las imágenes
terroríficas, esas que no puedes dejar de ver, pero que a la par te producen un
miedo atroz.
El nuevo camino que esta
obra maestra del género abre en los inicios de los 70, hace que muchas la
imitaran y siguiesen esa estela. El film es de un fuerza absoluta, en sus
imágenes, música de Mike Oldfield, e interpretaciones de gran calado, entre
otros con el bergmaniano Max Von Sydow, hizo de este producto, de gran éxito en
taquilla, una obra personal de William Friedkin y un clásico de las filmotecas
en el género de terror.
6. El resplandor. (Stanley
Kubrick, 1980)
Jack Torrance (Jack
Nicholson) se traslada con su mujer (Shelley Duvall) y su hijo de siete años al
impresionante hotel Overlook, situado entre montañas en Colorado, para
encargarse del mantenimiento de las instalaciones durante la temporada
invernal, época en la que permanece cerrado y aislado por la nieve. Su objetivo
es encontrar paz y sosiego para escribir una novela. Sin embargo, poco después
de su llegada al hotel, al mismo tiempo que Jack empieza a padecer inquietantes
trastornos de personalidad, se suceden extraños y espeluznantes fenómenos
paranormales.
La perfección de Stanley
Kubrick en la dirección y guión de esta obra maestra del terror contemporáneo,
engrandece la novela sobre la que adapta la historia, del famoso Stephen King.
El tempo en el que está contada, la precisión del montaje, la fotografía de la
que Kubrick era un genio, la puesta en
escena en el contexto del Hotel en el que se rueda la historia, la música
inquietante de la gran Wendy Carlos, el trasvase del personaje de la normalidad
a la locura terrorífica, las vivencias de la madre y el niño... todos los
elementos que nos hicieron y hacen sentir miedo en la butaca, y lo que es más
terrible, pensar que la realidad podría ser cercana a la nuestra, son las
personas normales en situaciones límite, las que en su desvarío, viven el
terror.
7. Tesis. (Alejandro
Amenábar, 1996)
Ángela (Ana Torrent) es
estudiante de Imagen en la Universidad, está preparando una tesis sobre la
violencia audiovisual. Como complemento a su trabajo, su director de tesis se
compromete a buscar en la videoteca de la facultad material para ella, pero al
día siguiente es hallado muerto. Ángela conoce a Chema (Fele Martínez), un
compañero experto en cine gore y pornográfico, y a Bosco (Eduardo Noriega), un
extraño chico, amigo íntimo de una joven asesinada en una snuff movie.
Fue el descubrimiento del
cine español de los 90, un joven director de 23 años, Alejandro Amenábar, que
debutaba en el largometraje con esta película tan personal e imaginativa a la
par, ya había filmado dos cortometrajes y se lanza a la dirección de un film
maduro y de género.
El terror psicológico que
se plasma en la historia, nos lleva a sentir que esos lugares comunes, tan
cotidianos, similares a los que pisamos a diario, podrían ser objeto de miedo y
escenarios de terrores tan cercanos como posibles. Comprobar como una trama
bien hilvanada, asesinaba a compañeras de facultad, nos hace pensar que los
fantasmas están aquí, no en ultratumba.
Este film que tuvo un
recorrido de público y crítica ascendente, y en el que el boca a boca
promocionó, posibilitó otras formas de terror, y que pudiésemos ver nacer a un
nuevo y gran director de cine.
Se acerca unas fechas en
las que el cine de terror se pone más de moda de lo que está habitualmente, que
suele ser mucho; es uno de los géneros que más palomitas vende y permite que
las salas pervivan. Pero si volvemos a los clásicos del género, descubriremos
que muchas de las imágenes que los autores actuales, cuentan con muchos más
avances técnicos; nos permitirá saber, como muchas historias ya están contadas,
pocas son novedosas, aunque las hay.
Pero para que un terror
se convierta en clásico, debe hacernos sentir un miedo parecido o superior, al
cabo de los años, que las películas no pierdan con el tiempo, sino que se hagan
mayores y sean a modo de enciclopedias de cine.
Hay otras muchas grandes
películas, este es un listado personal y particular de un espectador, pero
fuera de coincidencias y desacuerdos en cuáles son nuestras películas de terror
favoritas, estas son una muestra de autores que han filmado una obra que queda
en las enciclopedias de cine para siempre.
Querido Javier: muy buena selección de cine de terror. He visto todas las que recomiendas y de verdad me estremezco al recordarlas. Yo también las recomiendo.Besos
ResponderEliminarEl comentario anterior lo ha hecho Virginia Rivas, cinéfila sevillana-
ResponderEliminarPara mí también es uno de los géneros más apasionantes desde mi infancia por las sensaciones que en mí despertaba, a pesar de las secuelas de pesadillas nocturnas
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