Título original: Kvinden i buret. Dirección: Mikkel Nørgaard. Países: Dinamarca, Alemania y Suecia. Año: 2013. Duración: 97 min. Género: Thriller, policiaco. Guion: Nikolaj Arcel; basado en la novela de Jussi
Adler-Olsen. Productor: Peter Aalbæk Jensen y Louise Vesth. Música: Patrik Andrén, Uno Helmersson y Johan Söderqvist. Fotografía: Eric Kress. Montaje: Morten Egholm y Martin Schade. Estreno en España: 5 Junio 2015.
Intérpretes: Nikolaj Lie Kaas (Carl Mørck), Fares Fares (Hafez
al-Assad), Sonja Richter (Marete Lyngaard), Søren Pilmark, Troels Lyby, Eric
Ericson, Marijana Jankovic, Claes Ljungmark.
Sinopsis:
Después de un error que le costó la vida de uno de sus colegas y que deja
paralizado a su mejor amigo, el inspector Carl Mørck atraviesa una de las
peores épocas de su vida. Su sentimiento de culpabilidad aumenta cuando su jefe
y la prensa dudan de su actuación. Relegado a un nuevo departamento dedicado a
casos no resueltos, Carl, junto a su nuevo compañero de origen sirio Hafez
al-Assad, ve la oportunidad de demostrar su valía al descubrir las numerosas
irregularidades cometidas en el caso de Marete Lyngaard. Cuando en 2002, esta
joven promesa de la política danesa desapareció mientras realizaba un viaje en
ferry, la policía decidió cerrar el caso por falta de pruebas. Sin embargo
Marete Lyngaard sigue viva aunque sometida a un terrible cautiverio. Encerrada
y expuesta a los caprichos de su secuestrador, sabe que morirá el 15 de mayo de
2007. Este es el nacimiento del Departamento Q y su primer caso por resolver...
Nikolaj Lie Kaas |
Comentarios:
Intriga policíaca a la moda nórdica, es decir que traduce los clichés del
género a una temperatura fría, una atmósfera sórdida y una luz deprimente.
Está basada en una serie de narraciones de Jussi Adler-Olsen sobre los
casos del departamento Q, o de casos no resueltos.
El aspecto, el clima, la narrativa parece un cruce de Larsson con Fincher
y algo del «True Detective» de Pizzolatto, en la creación del suspense sucio y
del policía atormentado.
Hay varias elecciones sustanciales por parte del director, Mikkel
Norgaard, y especialmente la de conducir la trama en dos hilos narrativos
paralelos, las pesquisas del detective y los sucesos que rodean a la víctima,
otorgándole al espectador la ventaja de saber de antemano mucho más que los
investigadores; y otra elección narrativa arriesgada es la de encajar en ese
doble presente, «flashback» imaginativos o reales del tiempo pasado cuando
ocurrieron los hechos. Un montaje complicado, pero explícito, que le permite a
la película no flaquear ni siquiera en sus momentos cliché, los más típicos del
género, la tormenta familiar y vital del detective, el compañero impuesto a
regañadientes que se va abriendo hueco en el corazón gélido del protagonista,
las continuas broncas con los jefes por sus métodos ingobernables y una
descripción del villano más bien saltarina y caprichosa.
Oti
Rodríguez Merchante afirma que el caso que se resuelve es sumamente angustioso,
de una obscenidad moral aplastante, lo que contribuye a esa especie de
indignación permanente en el espectador que puede falsear o sublimar la calidad
real del producto, que es bueno, peor y mejor que muchos otros similares. Tal
vez el mayor acierto sea la rara pulsión entre esa extraña pareja de
detectives, que interpretan Nikolaj Lie Kaas y Fares Fares y que le ponen algo
de personalidad a la fórmula.
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