Hace apenas un mes, el 15 de
julio de 2015, se estrenaba en Francia, la película de Gaspar Noé, titulada “Love”,
indicándose claramente al público que se trataba de una película “desaconsejada
a los menores de 16 años”. Hasta ahí todo correcto, tal como ocurre en nuestro
país, se trataba de la típica clasificación concedida por el Centro Nacional de
Cine a este tipo de filmes, para su explotación comercial en las salas de
estreno, con cierto contenido sexual.
Sin embargo, a los pocos días de
su estreno, tal como nos indica el periodista Alex Vicente, la justicia prohibió
el acceso de los menores de 18 años a las salas donde se proyectaba “Love”, un
melodrama de alto contenido sexual que ha puesto en pie de guerra a los
revitalizados círculos ultraconservadores del país. La asociación Promouvoir,
que lucha por “la promoción de los valores judeocristianos” y “la
obstaculización del incesto, la violación y la homosexualidad”, según sus
estatutos, ha liderado una exitosa campaña para impedir que los menores puedan
ver la película.
El Tribunal Administrativo de
París ordenó el 31 de julio alterar esa clasificación y reservar la entrada a
los mayores de 18 años, tras una denuncia de la asociación conservadora. La
justicia argumentó que su gráfico contenido podía “herir la sensibilidad de los
menores”.
Fotograma de "Love" |
Gaspar Noé no tardó en
reaccionar. “Nos encontramos frente a un anacronismo absoluto, que es el propio
de los reaccionarios, pero también del Estado islámico. Lo chocante no es que
exista, sino que Francia le dé la razón”, explicó al diario Libération. “Mi
película es inofensiva, pero parece molestar. Lo que me angustia es que, a
causa de este tipo de cosas, los directores o productores puedan empezar a
tener miedo. Existe un riesgo de que los cineastas o los guionistas se
autocensuren”, declaró el director de 51 años, nacido en Argentina e instalado
en París desde los setenta. En 2002, Noé ya provocó el escándalo con “Irreversible”,
que contenía una brutal escena de violación de nueve minutos.
Rodada en 3D y con actores
desconocidos, “Love” está protagonizada por Murphy, estudiante de cine
estadounidense residente en París, que recibe una llamada que le anuncia la
desaparición de su expareja Electra, con la que compartió un devastador amour
fou. El protagonista evocará entonces esa relación pasional y excesiva que
terminó con una dolorosa separación. Lo hará con todo lujo de detalles,
incluyendo tríos sexuales, encuentros en un club de intercambio, una escena en
la que interviene un transgénero (criticada por la transfobia del protagonista)
e incluso una eyaculación en primer plano.
Su elegante puesta en escena y su
voluntad de romper con la representación habitual del sexo en pantalla no
logran esconder, sin embargo, un argumento tirando a raquítico. Presentada en
el pasado Festival de Cannes con críticas negativas, “Love” ha sido
promocionada en Francia como la primera cinta de autor con escenas de sexo no
simuladas.
Ni siquiera el escándalo ha
llevado al público a las salas: “Love” no ha logrado seducir a más de 30.000
espectadores. Su prohibición a los menores no es solo simbólica; puede tener
notables efectos económicos, como que se retire de algunos cines y descienda su
coste en su emisión en televisión.
Fotograma de "Love" |
Sólo un último giro podría salvar
a “Love”. El ministerio de Cultura ha presentado un recurso ante el Consejo de
Estado, última instancia de la jurisdicción administrativa en Francia, para
revocar esa prohibición. Curiosamente, la titular de Cultura, Fleur Pellerin,
se había mostrado inicialmente favorable a vetar la película a los menores e
incluso exigió al Centro Nacional del Cine que reconsiderara su primera
decisión “con la esperanza de obtener una clasificación más severa”, según el
productor y distribuidor de la película, Vincent Maraval, que interpreta en “Love”
un pequeño papel de policía libertino. Las reacciones de buena parte del sector
del cine francés, que ha denunciado un ataque a la libertad de expresión,
habrían forzado a la ministra a dar marcha atrás. El Consejo de Estado tiene
ahora dos meses para dictar sentencia.
De momento, la asociación
Promouvoir se apunta un nuevo tanto en la defensa por sus valores. La
organización fue fundada en 1996 por el abogado André Bonnet, próximo al
político ultraderechista Bruno Mégret. Desde entonces, ha logrado que la
justicia francesa prohíba que los menores vean películas como Ken Park, Saw 3D o la segunda parte de Nymphomaniac.
“Desde hace 15 años, directores
sin escrúpulos quieren reintroducir la pornografía en los circuitos para el
gran público”, afirmó Bonnet en una entrevista al portal Allociné. “A menudo,
este cine tiene como objetivo confeso participar en la destrucción de las
estructuras sociales y familiares en nombre de un libertarismo sin límite. Y
apunta justamente a los menores, como Valmont en Las amistades peligrosas, con
ese vértigo que da la perversión de los más jóvenes”.
Según Le Monde, Bonnet habría
participado en los recientes combates que el frente ultraconservador ha librado
contra el gobierno de François Hollande. En 2013, acusó al ejecutivo de querer
“eliminar la diferenciación entre géneros” en la escuela y participó en la
poderosa movilización contra el matrimonio homosexual, interviniendo en una
reunión en la que comparó el texto que lo legalizaba con “el ascenso del
nazismo y el marxismo-leninismo”.
Así está las cosas en
nuestra vecina Francia. Nosotros esperamos el estreno de “Love” en España y no
sabremos si sus escándalos tendrán aquí alguna repercusión.
Cine con polémica. Pero cine que atrae. Ana
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