Título original: Manbiki kazoku. Dirección: Hirokazu Koreeda. País: Japón. Año: 2018. Duración: 121
min. Género: Drama.
Hirokazu Kore-eda (Montaje), Ryuto Kondo (Fotografía), Hirokazu Koreeda (Guión), Haruomi Hosono (Música), Kaoru Matsuzaki, Akihiko Yose,
Hijiri Taguchi (Producción),
Kazuhiko Tomita (Sonido), Keiko
Mitsumatsu (Dirección Artística).
Palma de Oro en el
Festival de Cannes 2018. Nominada a Mejor Película de habla no inglesa en los
Globos de Oro 2018.
Estreno en Sevilla: 21 Diciembre 2018.
Reparto:
Lily Franky (Osamu
Shibata), Sakura Ando (Nobuyo Shibata), Mayu Matsuoka (Aki Shibata), Kirin Kiki (Hatsue
Shibata), Kairi Jyo (Shota Shibata), Miyu Sasaki (Jurihojo).
Sinopsis:
Después de uno de sus
habituales hurtos, Osamu y su hijo encuentran a una niña en la calle, aterida
de frío. Al principio, la mujer de Osamu no quiere que se quede con ellos, pero
acaba apiadándose de ella. A pesar de sobrevivir con dificultades gracias a
pequeños robos, la familia es feliz, hasta que un incidente imprevisto revela
un secreto que pone a prueba los lazos que les unen.
Fotograma de "Un asunto de familia" |
Comentarios:
Repiten con sospechosa
frecuencia los personajes de “Un asunto de familia” que hace mucho frío en el
exterior, está helando, va a nevar. No conozco Japón, su invierno, sus
condiciones meteorológicas, pero tengo claro que lo que inspira pavor a este
grupo de gente, como a los desvalidos de cualquier parte del universo, es el
frío que atormenta a la mente y al alma, el saberse a la intemperie psíquica,
acorralado por la soledad, la ausencia de amor y de compañía gratificante, esas
cositas que alimentan al ser humano, le hacen vivir o sobrevivir con dignidad.
Casi toda la obra de este director llamado Hirokazu Koreeda, tan compleja como
sensible, se centra en la necesidad de formar parte de una familia, de
convertir el refugio más depauperado en algo que pueda parecer un hogar,
otorgarse calor mutuo, velar por el de al lado. Y si la familia biológica
navega en el territorio del desastre, pues se intenta formar otra con los de
distinta sangre y los eternos perdedores pueden llegar a sentirse ganadores.
Aunque todo sea provisional y amenacen la tragedia y el desamparo total.
Consciente de que los
guiones de este hombre siempre se retuercen y ofrecen giros y sorpresas, el de “Un
asunto de familia” depara una revelación notable hacia la mitad de su metraje.
Tranquilos, mi aversión hacia los que repiten en plan lorazo esa fatigosa modernez
de que no les hagan spoiler (y eso supongo que incluye amenazas de encarcelar a
la persona que describa el argumento de películas tan anónimas como “Casablanca”
o “Lo que el viento se llevó”) tampoco es suficiente para que les desvele el
misterio que rodea a esta familia tan extraña. La forman una anciana resabiada
y filosófica, una pareja de cuarentones en posesión de mucha calle, una joven
que descubre las ventajas económicas de exhibir su anatomía ante los mirones de
un sex shop, y dos niños especializados en robar cosas básicas en supermercados
y tiendas. No son ángeles, se buscan la vida como pueden. El recinto en el que
cohabitan es minúsculo, cuesta mantenerlo y para lograr alimento cada uno
aporta aquello de lo que es capaz. Se cuidan, se miman, se protegen, parecen
felices de estar juntos. Su conducta pública es turbia, pero transparente el
amor que se profesan.
Koreeda vuelve a
demostrar que es un retratista veraz y sutil de personajes siempre a punto de
deriva a los que no juzga. Se limita a comprenderlos, a no hacer trampas con
sus sentimientos, a no manipular al receptor con sensiblerías, efectismos o
desenlaces convencionales que eludan la tristeza, el fracaso o la desolación. Y
lo hace a su ritmo, el que necesita la historia, un estilo que los devoradores
de taquillazos y del aluvión de imágenes mecánicas y vacías encontrarían
dormitivo. Yo lo encuentro atractivo, me mantiene dentro de la historia, me
preocupa el complicado presente y el negro futuro de unas personas que han
tratado de construir un parapeto común contra la desdicha. Y no acostumbro a
sentirme nada fascinado con la mayoría del cine oriental que me veo obligado a
visionar. Pero reconozco el talento (el que me interesa a mí) en la
cinematografía de cualquier país. Por ejemplo, en la obra del iraní Asghar
Farhadi o del japonés Hirokazu Koreeda. (Carlos Boyero)
Recomendada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario