Título original: Entre dos aguas. Dirección: Isaki Lacuesta. País: España. Año: 2018. Duración: 135
min. Género: Drama.
Sergi Dies (Montaje), Diego Dussuel (Fotografía), Isaki Lacuesta, Isa Campo,
Fran Araujo (Guión), Raül Refree,
Kiko Veneno (Música), Isaki
Lacuesta, Isa Campo, Álex Lafuente (Producción),
Álvaro Alonso, Isa Campo, Isaki Lacuesta, Alex Lafuente (Producción ejecutiva), Amanda Villavieja (Sonido).
Concha de Oro en el
Festival de San Sebastián 2018. Premio a la Mejor Película y el Mejor Actor
(Israel Gómez Romero) en el Festival de Mar de la Plata 2018.
Estreno en Sevilla: 30 Noviembre 2018.
Reparto: Israel Gómez Romero
(Isra), Rocío Rendón, Daniela Gámez, Erika Gámez, Manuela Gómez, Lorrein Galea,
Yolanda Carmona, Manuel González del Tanago.
Sinopsis:
Isra y Cheíto son
hermanos: Isra está encarcelado por narcotráfico y Cheíto enrolado en la
Marina. Cuando Isra sale de la cárcel y Cheíto termina una larga misión que le
ha llevado a Somalia y las Seychelles, ambos regresan a la Isla de San
Fernando. El reencuentro de los hermanos renovará el recuerdo de la muerte
violenta de su padre cuando eran niños. Han pasado doce años desde “La Leyenda
del Tiempo”, la primera película de Isaki con los hermanos Isra y Cheíto. Ahora
Isra tiene 26 años y regresa a la Isla de San Fernando para intentar recuperar
a su mujer y sus tres hijas. ¿Pero será posible para Isra sobrevivir de forma
legal en el lugar con más paro de España? La búsqueda de redención, la necesidad
de retomar sus vidas y reconciliarse consigo mismos unirá de nuevo a Isra y
Cheíto. Con el reencuentro de los dos hermanos, descubriremos la vida actual en
el barrio de La Casería y la necesidad de superar un pasado marcado por la
ausencia del padre..
Fotograma de "Entre dos aguas" |
Comentarios:
Un joven espera, en una
sala de partos, el nacimiento de su hija. Los nervios que sacuden su rostro se
contrapuntean con un progresivo quejido, sustentado sobre un denso tapiz
sonoro, sobre el que se abrirá paso, como corriente de agua clara, el llanto de
la recién nacida. En el pasillo, dos funcionarios de prisiones esperan al joven
para colocarle unas esposas y llevarle al centro penitenciario donde sigue
cumpliendo condena. Así arranca “Entre dos aguas”, tras un breve prólogo que
marca la distancia que separa a este nuevo trabajo de Isaki Lacuesta de su
segundo largometraje, la inolvidable “La leyenda del tiempo” (2006): el tipo al
que se ha concedido un permiso para acompañar a su pareja en un momento tan
trascendente es el mismo Israel Gómez Romero que, en aquel entonces, era un
niño al que el duelo y la adolescencia arrebataban esa voz que parecía
colocarle en la línea sucesoria de Camarón.
Han transcurrido doce
años, pero la estrategia del cineasta tampoco se ha mantenido estable: el parto
es real, la madre es real e Isra es real, pero nunca ha estado en la cárcel
–aunque esa posibilidad vital sea uno de sus miedos más arraigados-. Ahondando
en los márgenes de ambigüedad que separan al documental de la ficción,
Lacuesta, con la complicidad y el tesón de Isa Campo y Fran Araújo –aquí
coguionistas-, ha articulado, partiendo de los materiales de la realidad, un
relato que crea una ilusión de pura vida, aparentemente despojada de artificio.
No hay ninguna
posibilidad de confundir a Lacuesta con un cineasta esencialista y dogmático
–su trayectoria no puede ser más diversa e insumisa-, pero en “La leyenda del
tiempo” apeló a los dos pilares fundamentales que, según Bazin, sostenían la
singularidad del séptimo arte: la temporalidad y el realismo. Entre dos aguas
parece responder, además de al interés humanista y afectuoso por el porvenir de
los hermanos Isra y Cheíto, a la necesidad de depurar el registro de la
película anterior: desbrozar lo que en ella aún podía haber de construcción.
Lacuesta ha hecho un
Houdini, desapareciendo tras el minucioso trabajo necesario para crear este
veraz espejismo de vida que utiliza las esperanzas y las angustias de sus
protagonistas para hablar, sin moralismo, ni condescendencia, del pulso entre
marginalidad e integración. Y todo parece sencillo, como si descorrer un
visillo y que pasen doce años fuera lo más natural del mundo. (Jordi Costa)
Recomendada.
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