Título original: Yuli. Dirección: Iciar Bollain. País: España. Año: 2018. Duración: 109
min. Género: Drama.
Nacho Ruiz Capillas (Montaje), Alex Catalán (Fotografía), Paul Laverty (Guión), Alberto Iglesias (Música), Andrea Calderwood, Juan Gordon
(Producción), Pilar Benito, Gail
Egan, Joe Oppenheimer, Mark Bell, Carlos Acosta, Debs Paterson (Producción ejecutiva).
Premio al Mejor Guión
2018 en el Festival de San Sebastián. 5 nominaciones a los Premios Goya.
Estreno en Sevilla: 14 Diciembre 2018.
Reparto: Carlos Acosta, Santiago
Alfonso (Pedro), Keyvin Martinez (Carlos Acosta (joven)), Edilson Manuel Olbera
Nuñez (Carlos Acosta (Niño)), Laura de la Uz (Chery), Yerlin Perez (María),
Mario Sergio Elias (Mario), Andrea Doimeadios (Berta), Cesar Dominguez (Opito),
Yailene Sierra (Profesora 1), Hector Noas (Guía), Carlos Enrique Almirante
(Enrique).
Sinopsis:
Yuli es el mote que le
pone a Carlos Acosta su padre, Pedro. Desde pequeño, Yuli huye de cualquier
forma de disciplina o educación, y es en las calles de un barrio humilde de La
Habana donde lo aprenderá casi todo. Pero Pedro sabe que su hijo tiene un
talento natural y le obliga a asistir a clase en la Escuela Nacional de Ballet
de Cuba. Contra su voluntad y a pesar de su indisciplina inicial, Yuli termina
cautivado por el mundo del baile. Ya desde la infancia empezará a forjar su
leyenda como uno de los mejores bailarines de su generación, a menudo rompiendo
tabús y llegando a ser el primer artista negro que hará de Romeo en el Royal
Ballet de Londres, donde se labrará una carrera legendaria como primer bailarín
durante diecisiete años.
Fotograma de "Yuli" |
Comentarios:
La película está firmada
por Icíar Bollaín y el guion es de Paul Laverty, pero el cuerpo y el alma de
ella pertenecen al bailarín cubano Carlos Acosta, de cuya autobiografía («No
mires atrás») se nutre. Recoge al personaje de niño, Yuli, en una Cuba luminosa
y hermosa, aún sin el deterioro que el tiempo y la revolución trajeron al
paisaje y paisanaje, con escasas referencias a la situación política y social,
y lo sigue en su peripecia hasta convertirse en primera figura de la danza
mundial. El recorrido de Yuli viene a ser como la contraportada de Billy
Elliot, pues ya de niño aborrecía la danza, y su rechazo y rebeldía le costaron
muchos castigos y reprimendas de su propia familia, especialmente del padre, un
hombre obsesionado en convertirlo en figura del baile.
La narración se articula
en dos líneas de argumento, una puramente biográfica en la que se combinan
imágenes, recuerdos familiares y progresos profesionales, y otra más, digamos,
poética y artística, que asume en la pantalla el propio Carlos Acosta en tiempo
presente, y que consiste en la puesta en escena de coreografías y ensayos de
una «partitura» de su propia vida… Y esta alternancia de «flashback» y de
elaboración artística organizan un tejido amable y vistoso con los colores del
«biopic» sobre la trascendencia de este bailarín en la escena internacional,
pero también en la de allí, donde reluce especialmente la Escuela Nacional de
Ballet de Cuba. Melodrama personal, familiar, relaciones apasionadas con su
entorno y consigo mismo, buenos momentos de danza protagonizados por el propio
bailarín y una idea persistente sobre el talento innato y el sacrificio que
supone exprimirlo con dedicación y responsabilidad. Más interesante para los
amantes del baile que para los que se quedan con la copa en la barra. (Oti
Rodríguez Marchante)
Recomendada.
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