Título
original: Widows. Dirección: Steve
McQueen. País: Reino Unido y USA. Año: 2018. Duración: 128 min. Género:
Thriller.
Joe Walker (Montaje), Sean Bobbitt (Fotografía), Gillian Flynn, Steve
McQueen, Lynda La Plante (Guión),
Hans Zimmer (Música), Iain Canning,
Steve McQueen, Arnon Milchan, Emile Sherman (Producción).
4 nominaciones incluyendo Mejor Película Dramática en
los Satellite Awards.
Estreno en Sevilla: 30 Noviembre 2018.
Reparto: Viola Davis (Veronica
Rawlins), Elizabeth Debicki (Alice), Michelle Rodriguez (Linda), Cynthia Erivo
(Belle), Colin Farrell (Tom Mulligan), Liam Neeson (Harry Rawlings), Carrie
Coon (Amanda), Jon Bernthal (Florek), Daniel Kaluuya (Jatemme), Garret
Dillahunt (Bash), Robert Duvall (Padre de Jack Mulligan), Lukas Haas (David),
Jacki Weaver (Agnieska), Kevin J. O'Connor (Bobby Welsh), Michael Harney
(Sargento Fuller), Brian Tyree Henry (Jamal Manning).
Sinopsis:
Cuatro mujeres sin nada
en común y con una vida a cuál más diferente se unirán tras el asesinato de sus
maridos durante un robo. Con una millonaria deuda a sus espaldas a causa de sus
parejas, Verónica, Alice, Michelle Rodriguez y Belle tendrán que tomar las
riendas de sus vidas y perpetrar un robo para comenzar una nueva vida solas.
Fotograma de "Viudas" |
Comentarios:
Las polisemias son
caprichosas y ligeramente absurdas, pero dan pistas. Que un director como Steve
McQueen se llame como se llama obliga cuanto menos a una sonrisa. Siempre. Y todo
por culpa de un desconcierto que acaba por infectar su cine. Así, “Viudas” es
básicamente un thriller levantado sobre los planos de un supuesto robo
perfecto; pero lo más importante, decíamos, es polisémico. La película cuenta
la historia de cuatro mujeres que, de repente, han de tomar el puesto de sus
maridos.
Lo que sigue es lo
exigible en estos casos: un poco de fiebre y un bonito laberinto en el que
quizá perderse. Pero, vuelta al principio, también es otra cosa. Y es aquí, en
el terreno de lo diferente, donde el cineasta se mueve con la misma soltura,
claridad y arrojo de siempre. Si en “Hunger” convertía una simple conversación
entre un terrorista y un policía en una cinta entre el misterio y el terror; si
en “Shame” utilizaba la compulsión hacia el sexo de su protagonista para
ofrecer una desasosegante reflexión sobre el acto de mirar y si en “12 años de
esclavitud” la idea era transformar un drama en la memoria agraviada de un
pueblo entero; ahora, lo mismo. Pero de otra manera.
Si se quiere, se trata de
una lectura feminista de una forma de hacer cine inflada de testosterona. Pero
lo realmente llamativo, por original y brillante, es la forma en la que juega
con las expectativas hasta desmontarlas del todo, hasta colocar al espectador
ante la certeza de, en efecto, haber visto algo salvaje y felizmente distinto.
Es la mirada misma la que cambia. Cosas de las polisemias. (Luis Martínez)
Recomendada (con reservas).
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