Título original: Calvary. Dirección y guion: John Michael McDonagh. Países: Irlanda y Reino Unido. Año: 2014. Duración: 100 min. Género: Comedia negra. Producción: Chris Clark, Flora Fernández Marengo y James Flynn.
Música: Patrick Cassidy. Fotografía: Larry Smith. Montaje: Chris Gill. Diseño de producción: Mark Geraghty. Vestuario: Eimer Ni Mhaoldomhnaigh. Estreno en España: 6 Marzo 2015.
Intérpretes: Brendan Gleeson (padre James), Chris O’Dowd
(Jack), Kelly Reilly (Fiona), Aidan Gillen, Dylan Moran, Isaach De Bankolé, M.
Emmet Walsh.
Sinopsis:
El padre James es un buen sacerdote que se enfrenta a una angustiosa
situación provocada por uno de sus feligreses. Aunque sigue reconfortando a su
frágil hija y ayudando a sus fieles en sus diferentes problemas, tiene el
presentimiento de que una fuerza siniestra se le aproxima y comienza a
preguntarse si tendría el valor de hacer frente a su propio calvario.
Fotograma de Calvary |
Comentarios:
El cineasta John McDonagh, autor de aquella sensacional
y divertidísima El irlandés, cambia de tercio y nos regala Calvary, una
película que retrata con hondura los quiebros del alma, las dudas y la
devastación de los seres humanos a partir del retrato de los espíritus
desgarrados de los habitantes de un pequeño pueblo de Irlanda a los que el
protagonista, un cura noble y bueno, visita en su largo calvario. Camuflándose
bajo la estructura de thriller, la película comienza cuando un feligrés amenaza
al padre con matarlo en una semana como castigo por los abusos que sufrió en su
infancia y le da ese plazo para que ponga en orden su vida. El protagonista no
ha ha hecho nada malo pero la vengativa víctima quiere hacer el mayor daño
posible a la institución y cavila el asesino que siempre será más doloroso
cargarse a un cura bueno que a uno malo.
A partir de aquí, Brendan Gleeson, que ya se sabe
que es un actor soberbio, interioriza su personaje hasta extremos asombrosos
haciéndonos vibrar con el calvario de ese cura más firme en su bondad que en su
fe que se sumerge en los tormentos ajenos al tiempo que trata de lidiar con sus
propios demonios. A modo de despedida, el cura mantiene una serie de encuentros
con miembros de su parroquia a la vez que trata de reconciliarse con la hija
que abandonó por el sacerdocio. Lo que McDonagh quiere contarnos es la debacle
moral de la sociedad irlandesa, que tras la caída de su institución más
emblemática se enfrenta a un abisal vacío moral encarnado por ese largo
calvario del protagonista que, como el propio Jesucristo, está destinado a
morir para pagar por los pecados de los demás.
La estructura de la película es una serie de
episodios donde se discute de fe y moral con todo tipo de personajes (un turbio
millonario con complejo de culpa, un médico ateo que se hace la "camusiana"
pregunta del silencio de Dios o un psicópata), y el "calvario" del
protagonista hasta su previsible ajusticiamiento sirve como metáfora del
calvario de su propia sociedad. Calvary es una buena película sobre el perdón y
la ira, en la que unas conversaciones expresivas e inteligentes vienen a
conformar un paisaje en ruinas de una Irlanda desorientada que no sabe cómo
asumir su pasado oscuro y aún menos cómo encarar su futuro al tiempo que nos
ofrece, en la sabia socarronería de un cura que observa sin juzgar y se
enfrenta al silencio de Dios, un apasionante retrato de la miseria y las
contradicciones de la existencia.
Juan Sardá.
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