Hedy Lamarr |
Hedwig Eva María Kiesler nació en Viena
el 8 de Noviembre de 1914. Hija de una pianista y un banquero pronto
destacó por su belleza e inteligencia, así a los 16 años comenzó sus estudios
de Ingeniería que abandonó tres años más tarde, en 1933, por sus inquietudes
artísticas.
Debutó en el teatro berlines de la mano del director Max Reinhard.
Durante esta etapa intervino en cuatro películas, pero saltaría a la fama por
la quinta, Éxtasis. Esta película checa de 1933 dirigida por Gustav Machaty
supuso un gran escándalo, por un lado, la actriz protagoniza el que se
considera el primer desnudo integral del cine comercial y por otro aparece un
primer plano de su rostro durante un orgasmo.
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A partir de aquí la actriz llevaría una vida digna de un rocambolesco guión.
El magnate armamentista Friedrich Mandl arregló con sus padres un matrimonio de
conveniencia ese mismo año. La obligó a abandonar su carrera cinematográfica y
durante cuatro años llevó una vida llena de celos y maltratos. Hasta tal punto
llegaban los celos de su marido que la obligaba a permanecer en casa y sólo
podía salir con él. La obligaba a acompañarle a cenas y viajes de negocios y
fue así como obtuvo conocimiento de los pormenores de la tecnología
armamentística usada en la guerra.
Esta vida de reclusión la impulsó a terminar sus estudios de Ingeniería.
Ayudada por su asistenta, con la que se rumoreó llegó a tener una relación sentimental, consiguió
vender sus joyas y embarcarse rumbo a Estados Unidos. Durante el viaje conoció
a Louis B. Mayer que le ofreció un contrato con Metro Goldwyn Mayer y cambió su nombre por Hedy Lamarr.
Aunque trabajó con directores de la talla de Victor Fleming, King Vidor,
Jean Negulesco y Cecil B. de Mille, entre otros, y actores como Clark Gable,
Spencer Tracy y Robert Taylor, su carrera fue muy irregular y apenas si podemos
destacar sus interpretaciones en Cenizas de amor y Sansón y Dalila. Aún así, su deslumbrante belleza la convirtió en una auténtica estrella
de los años 30.
Hedy Lamarr |
Esta belleza jugó en su contra cuando ofreció su preparación como
ingeniera a las autoridades estadounidenses, así como su conocimiento sobre la
guerra que adquirió junto a su marido. Amablemente, las autoridades le
indicaron que se dedicase a promover la venta de bonos de guerra como hacían otras
actrices. Propusieron una campaña en la que todo aquel que comprase 25.000
dólares en bonos, recibiría un beso de la actriz. En una sola noche vendió 7
millones de dólares.
Ella no se rindió y comenzó a estudiar sistemas de guiado de armas por
control remoto mediante señales de radio para ayudar a los ejércitos aliados.
Usando un sistema binario diseñó un procedimiento que hoy en día se conoce como
“transmisión en espectro ensanchado por salto de frecuencia” (FHSS).
El compositor George Antheil colaboró con ella empleando dos pianolas que
codificarían los saltos de frecuencia según los taladros longitudinales
marcados en la banda de papel, como una pianola común. Patentaron su invento en 1942 que permitía
además la transmisión de sonidos y mensajes hablados. Aunque el ejército se
interesó, no fue hasta 1957, tres años después de haber caducado la patente,
cuando el gobierno lo adoptó para las transmisores militares.
El gran avance de la tecnología digital en la década de los 80 fue
posible gracias a la conmutación de frecuencias que permitió implantar la
comunicación de datos Wi-fi, GPS y Bluetooth.
Cinco nuevos fracasos matrimoniales y el declive de su carrera cinematográfica
la volvieron adicta a las pastillas. Tras protagonizar varios escándalos se
retiró a su mansión de Miami donde a finales de los 90 llegaron los
reconocimientos a su labor como inventora.
Falleció en Orlando el 19 de enero de 2000. Siguiendo sus deseos su hijo
trasladó a Viena sus cenizas.
En su
honor, se celebra el día del inventor el 9 de noviembre. No fue hasta el 7 de
noviembre del pasado año cuando Viena le rindió un homenaje que hizo conocer al
mundo su desconocida faceta.
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Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMagnífico artículo sobre Hedy Lamarr. Había leído algo sobre ella y sabía que estudió ingeniería pero no sabía que el ejercido adoptó su diseño de transmisiones. Belleza e inteligencia. Es bonito conocer esta faceta de su vida . Enhorabuena a M. Teresa Jiménez por su trabajo.
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