lunes, 7 de enero de 2013

En la Epifanía de 1904. "The Dead" ("Dublineses") de John Huston




Ayer fue día de Reyes, o en términos más apropiados, la festividad cristiana de la Epifanía.  Pero cito esta circunstancia no para entrar en cuestiones litúrgicas o en sumarme al ridículo revisionismo de precisar si los Magos eran de Persia o de La Palma del Condado, sino por razones puramente cinematográficas.  El 6 de enero de 1904, en Dublín, por entonces una destacada ciudad del Reino Unido, tiene lugar una comida familiar que es el centro de la trama de una de mis películas favoritas, The Dead (1987) (Dublineses –Los muertos–, fue su título en España), la última obra que firmó un ya muy enfermo John Huston con la colaboración de su hijo Tony como guionista y su hija Anjelica como protagonista.  The Dead es la adaptación de un relato homónimo de James Joyce que forma parte de su colección Dubliners, y, además de un ejemplo magistral de adaptación cinematográfica de una obra literaria, sintetiza en unos brillantes ochenta minutos el aliento que atraviesa de principio a fin toda la obra de Huston: un amor incondicional y absoluto por la vida.


No era la primera vez que el director norteamericano se enfrentaba a la tarea de adaptar un relato o una pieza teatral.  De hecho, Huston inició su carrera como guionista-adaptodor y algunas de sus grandes películas son, en efecto, guiones adaptados: The Maltese Falcon (Dashiel Hammet), The Treasure of Sierra Madre (Bernard Traven), The Asphalt Jungle (William R. Burnett), The African Queen (C.S. Forrester), The Night of the Iguana (Tennesse Williams), The Man Who Would Be King (Rudyard Kipling).  Pero en esta ocasión se trataba de algo especial, de llevar al cine, por medio de uno de los mejores relatos de Joyce, su secreto amor por una tierra, Irlanda, en la se hundían sus raíces familiares y en la que tuvo ocasión de vivir durante el tiempo que pasó en Galway con sus hijos Anjelica y Tony.


La trama, igual que el relato original, mantiene  inquieto al espectador desde su inicio.  Bajo la calma aparente de una reunión familiar –la cena que organizan dos hermanas solteronas, Kate y Julia Morkan, que viven con su sobrina Mary Jane– una serie de indicios, a veces exabruptos, nos avisan de un mar de fondo muy turbulento en lo político, lo religioso y en las relaciones entre los personajes, en particular entre Gabriel Conroy (Donal McCann) y su esposa Gretta (Anjelica Huston), quienes a la postre, a solas en su casa, revelarán las claves para interpretar todo lo ocurrido.  Se ha escrito muchísimo sobre las alteraciones que Huston se permite hacer sobre el relato de Joyce, sobre todo las que acentúan el protagonismo de Gretta (los primeros planos, la secuencia de la escalera).  Lo cierto es que, a mi modo de ver, un buen guión adaptado debe saber, como en el ajedrez, “sacrificar a la reina” para ganar la partida: alterar, si es necesario, el original para transmitir, con lenguaje cinematográfico, el espíritu de la obra, que es, en definitiva, de lo que se trata.  Y eso es lo que consigue el director norteamericano.


Cuando se termina de ver la película, uno se pregunta quiénes son los muertos, si aquellos que como Michael Furey perecieron por amor bajo la lluvia ante las ventanas de la casa de su amada, o aquellos otros, que, supuestamente vivos, arrastran vidas llenas de renuncias y mentiras mientras cae la nieve sobre los campos de Irlanda igualando en último término, como dice Joyce, a los vivos y a los muertos.  Un amor del pasado, encerrado en la canción tradicional que Gretta oye embelesada en la escalera de la casa familiar (“The Lass of Aughrim” –“La joven de Aughrim”–), en una de las secuencias finales, llena de luz y de sentido todo lo que se nos cuenta a lo largo de la película.  Una obra “de cámara”, escueta y concentrada, resume, pues, lo que en tan magníficos ratos de cine nos cuenta Huston a lo largo de su carrera, en el corazón de África o en las costas de Méjico: el amor y la pasión nos hace estar vivos.

1 comentario:

  1. Es la peor y máááááááás aburrida película que he visto en mi vida, no puedo creer que existan personas que malgasten dinero y tiempo en crear film como este. No se la recomiendo ni a mi peor enemigo. Se merece un 0. ¡¡Devuélvanme mi tiempo!!

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