Título original: L’affaire Farewell. Dirección: Christian Carion. País: Francia. Año: 2009. Duración: 113
min. Género: Thriller.
Guión: Eric Raynaud. Música: Clint Mansell. Fotografía: Walther Van Den Ende. Montaje: Andrea Sedlackova. Diseño de producción: Jean-Michel
Simonet. Vestuario: Corinne Jorry. Producción: Philippe Boeffard, Bertrand
Faivre y Christophe Rossignon.
Fecha del estreno: 5 Agosto 2011 (España)
Reparto: Guillaume Canet (Pierre),
Emir Kusturica (Sergei), Fred Ward (Ronald), Willem Dafoe (Feeney), Alexandra
Maria Lara (Jessica), Diane Kruger (mujer corriendo).
Sinopsis:
Moscú, años 80, Guerra
Fría. Defraudado por el régimen comunista, el coronel del KGB Serguei Grigoriev
se propone derrocarlo. Se pone en contacto con el ingeniero francés Pierre
Froment, al que proporciona información altamente confidencial que no tarda en
llegar al propio Mitterrand, quien, a su vez, alerta al presidente Reagan sobre
la existencia de una gigantesca red de espionaje gracias a la cual los
soviéticos conocen hasta el más mínimo detalle de las investigaciones
científicas, industriales y militares de los países occidentales. Pierre
Froment se verá entonces implicado en un gravísimo asunto de espionaje que,
además de sobrepasar su capacidad, pone en peligro su vida y la de toda su
familia.
Comentarios:
En El espía que surgió del frío, tanto en la novela de John Le Carré
como en la excelente adaptación cinematográfica realizada por Martin Ritt en
1965, el juego del gato y el ratón implícito en cualquier relato de espías
aparecía sublimado en la escena del interrogatorio final con el heroico
sacrificio de los verdaderamente afectos a cada régimen. Un aspecto que parece querer
retomar el francés Christian Carion en su cuarta película, El caso Farewell, baldía tentativa de recuperación del cine de
espías de los sesenta y setenta, maduro, reposado y trascendente, un tanto
aprisionado ahora por la supersónica velocidad de la saga Bourne y de los
tiempos que nos acechan.
Con un ritmo mucho más
calmoso del habitual, la película está infinitamente mejor dirigida que
escrita. La partitura creada por Clint Mansell, músico habitual de Darren
Aronofsky; la textura fotográfica con una pizca de grano, rememorando el estilo
de aquel cine europeo desarrollado por gente como Yves Boisset, el Sidney Lumet
de Llamada para el muerto, o sin ir
más lejos la recuperación que supuso la reciente La vida de los otros, además de ciertos detalles en la puesta en
escena y en los juegos de sonido, acaban otorgando a la película un aire de
inquietud, de espionaje de altura. Pero solo estamos ante la riqueza del
envoltorio. El interior, en cambio, está repleto de agujeros. Querer ser sutil
con las soluciones narrativas no significa ser confuso y a la complejidad
habitual de las tramas con confidentes se unen excesivos cabos sueltos. Así,
buena parte de la base argumental, encabezada por la metodología del coronel de
la KGB para descubrir los secretos revelados luego a los occidentales,
permanece casi siempre en el terreno de la elipsis, lo que termina pareciendo
más un truco de magia narrativo que una finura de guion. Y junto a momentos de
cierta potencia coexisten fragmentos de producción directamente calamitosa,
como esos papeles ultrasecretos volando por la ventanilla del coche, o ese
elementalísimo guiño histórico con Mijaíl Gorbachov hablando en una reunión del
Politburó de la necesidad de una perestroika cuando aún era uno de los
intendentes de Yuri Andrópov.
Afirman sus responsables
que estamos ante un caso real poco conocido que, sin embargo, contribuyó
decisivamente a la caída del régimen soviético. Es posible, pero seguro que se
podía haber contado de una forma más clara. (Javier Ocaña)
Recomendada (con reservas).
Lo poco que podemos conocer de Rusia y siempre se refiere al espionaje y no a la vida diaria, cultural y no solo politica, siendo una vecina que fisicamente esta más proxima que otras.
ResponderEliminarQue bueno es Kusturica; un ruso que ha vivido en Paris y que baila con una cadencia a ritmo de la musica francesa, como no lo bailaria un elegante frances. No se merece Una nominación a Oscar como director o como actor; La viuda de San Pierre, o esta misma.
Buena, muy buena y sin muertos en la pantalla.