El sábado pasado se cumplió el centenario del nacimiento de la gran estrella Ginger Rogeres. Nacida el 16 de julio de 1911 en Independence (Missouri, EE.UU.), en realidad se llamaba Virginia Katherine McMath. Sus padres se separaron poco después y se pelearon por su custodia. Al parecer, su padre intentó secuestrar dos veces a la pequeña. Así, la niña se crió primero con sus abuelos, mientras su madre escribía guiones en Hollywood. Tras el segundo matrimonio de ésta, en 1920, Virginia tomó el apellido de su padrastro, John Logan Rogers.
La joven tenía el baile en las venas. A los 13 años se subió a un escenario de vaudeville y con 15 ganó el premio como mejor bailarina de charlestón de Texas. Después siguieron actuaciones en el Broadway neoyorkino (en "Girl Crazy", de Georg e Ira Gershwin) y pequeños papeles para los estudios Paramount.Pero su primer éxito llegó de la mano de Fred Astaire en "Volando hacía Río" (1933), donde bailaron los dos juntos por primera vez. Cuando la explosiva juventud de Ginger Rogers se juntó con el perfeccionismo de Fred Astaire, una inimaginable combinación de energía se desató en la gran pantalla. Su siguiente película juntos, "La alegre divorciada", puso de manifiesto la perfecta armonía entre ambos actores. "Sombrero de copa" (1935), la adaptación del musical de Broadway "Roberta" (1935) y "The Barkleys of Bradway" (1949, "Vuelve a mí" en castellano) son ya clásicos de la historia del cine.
Ella intentó diversificar su carrera para no quedar encasillada en películas musicales donde tuviera que bailar, deseaba demostrar que era una buena actriz y lo consiguió. Fue una de las actrices mejores pagadas de Hollywood con una filmografía de más de 70 películas. Y con ello logró también que la industria viera en ella algo más que una magnífica bailarina: en 1940 ganó su primer Oscar como mejor actriz por su papel en el drama "Espejismo de amor".
En la vida real, en cambio, a Rogers no le fue tan bien con los hombres y acabó con cinco matrimonios fallidos. El primero fue a los 17 años con un amigo de la infancia, Jack Culpepper, y apenas duró unos meses. Cuando le preguntaron si tras sus muchos divorcios volvería a caminar hacia el altar, respondió: "Por supuesto. Soy así. La única forma civilizada de vivir es el matrimonio; el resto es caos. Lo fastidioso es que en mi profesión, una debe tener un marido muy seguro de sí mismo, o la relación está condenada al fracaso. Ese ha sido mi problema."Quince años antes de morir, Rogers se retiró a su rancho en Oregón. Ya había tenido bastante de la "horrible vida de confeti", como ella la llamaba. Pero tampoco allí pudo quedarse quieta: jugó al tenis y al golf hasta que un ataque al corazón la dejó en silla de ruedas. El 25 de abril de 1995, a los 83 años, murió de un fallo cardíaco en su rancho Mirage.
Hoy, para recordarla, te proponemos verla una vez más bailando junto a Fred. Se trata de uno de esos bailes que uno nunca se cansa de ver. El famoso Cheek to cheek de “Sombrero de copa”. Ella comentó en una ocasión en relación con este número musical "Al finalizar de rodar la secuencia, me sangraban los pies".
Muy bonita la reseña de la gran Ginger Rogers, siempre la recordare al lado de otro grande como fue Fred Astaire. Solo una aclaración, lo de la ultima frase que citas corresponde a una declaración a un numero de baile de la película "Swing Time" y no de "Top Hat" , en todo caso Fred siempre exigia perfeccionismo en los bailes por eso se quedaban horas ensayando hasta que saliera casi perfecto. Saludos
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