Fotografía de Sebastião Salgado |
La imagen que vemos fue tomada
en 1985 en Malí, está incluida dentro de la etapa en que el fotógrafo Sebastião
Salgado realizó un proyecto para Médicos Sin Fronteras, que se corresponde con
los años 1984 a 1986. Todo este trabajo quedó plasmado en la obra publicada con
el título de “Sahel”. Concretamente la fotografía se realizó en la región de
Tombuctú (Tombouctou), junto con otra serie de imágenes, tratan de plasmar el desplazamiento
al que se vieron abocados algunos pueblos de la zona a causa de una devastadora
sequía.
La imagen que vemos tiene una
fuerte carga de denuncia social, creo que hay una intencionalidad muy clara de remover
algo en el espectador que la contempla. Una serie de aspectos de la foto nos transmiten
de una manera evidente la miseria y la pobreza existente en esta región de
África en el momento en que se captó, pero que se ha perpetuado hasta nuestros
días casi veinte años después. Comprobamos que la gran extensión de tierra
retratada está completamente despoblada y agrietada, signo inequívoco de la sequía;
también observamos a un perro con las costillas muy marcadas, que aluden a su
desnutrición por la falta de alimentos. Pero sobre todo, dominando el centro de
la imagen, vemos un niño de unos siete u ocho años, va casi desnudo, tan solo
viste un pequeño sayo hecho girones que le cubre una parte del torso. Podemos ver
que en este éxodo casi forzoso el pequeño transporta sus únicas y preciadas
pertenencias: el perro, unos cacharros de cocina y el objeto que más nos llama
la atención, una especie de pequeña guitarra. La sencillez y falta de valor de este
“equipaje” hace que seamos conscientes de la realidad tan dura que vive este
niño de tan corta edad.
En la cinta “La Sal de la
Tierra” el propio Sebastião Salgado nos cuenta que este chico estaba solo cuando
le fotografió, en la búsqueda de una comunidad o población cercana, y lo que
más le llamó la atención fue su determinación, que se manifiesta en la postura corporal
que muestra la imagen.
La escritora estadounidense
Susan Sontag ha sido muy crítica con algunos aspectos de la fotografía de
Sebastião Salgado. La verdad es que no comparto las opiniones vertidas por esta
figura norteamericana tan influyente, las cuales vamos a desarrollar a
continuación:
Ø Por un lado la escritora critica la estetización de
situaciones de horror o miseria, es decir, la realización de fotografías bellas
de la miseria humana. No considero que un fotógrafo al tratar temas tan crudos
y horribles tenga que descuidar la estética de su obra; no entendería que eso
le llevara a no emplearse a fondo, a no utilizar todo su buen hacer. Si lo que
más nos llama la atención de estas imágenes es su logrado resultado estético solo se están
entendiendo de una manera superficial, ya que lo más importante es la fuerte
carga crítica de denuncia social que llevan detrás.
Ø El otro tema criticado por Susan Sontag es el
aprovechamiento del fotógrafo brasileño de la miseria. Creo que una vez
analizada en profundidad la figura de Sebastião Salgado podemos comprobar que
sus motivaciones están muy alejadas del aprovechamiento personal, hay sobre
todo unas intenciones de denuncia de las situaciones de injusticia que ha ido encontrando
a lo largo de sus viajes, unido a un fuerte espíritu de aventura y de ansias de
conocimiento de la realidad de otros puntos del planeta. De hecho la realidad
tan dura que vivió durante más de treinta años provocó, como hemos podido ver
en la película “La Sal de la Vida”, que el fotógrafo brasileño perdiera, en
cierta forma, la fe en el ser humano, e hizo que se alejara de esta fotografía
social tan comprometida. No me parece nada acertado ni justo plantear el aprovechamiento
personal de Sebastião de la miseria y el sufrimiento, cuando le ha provocado un
coste a nivel personal tan importante.
Ojalá siga habiendo muchas
personas como Sebastião Salgado, que mediante su obra nos abran los ojos ante
una realidad que a veces desconocemos o que en otras ocasiones parece que no
queremos ver. El loable trabajo de estas personas nos inciten a dejar de
mirarnos el ombligo y hace que nos cuestionemos lo mal repartidos que están los
recursos de esta planeta, y el sufrimiento que todo ello provoca.
Fotografías de Sebastião Salgado |
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