Atlanta, 15 de Diciembre de 1939. El gobernador del estado ha decretado 3
días de fiesta, las principales avenidas de la ciudad están decoradas con
numerosas banderas de la Confederación, una multitud vestida con trajes de
época se agolpa en las puertas del Gran Teatro Loews, que está decorado
imitando a los porches de las grandes mansiones del Sur y de repente una
limusina se detiene ante el teatro y de ella desciende una mujer guapísima a
los acordes de una música de Max Steiner, es Vivien Leigh y lo que va a
producirse es el estreno de la película Lo que el Viento se llevó. Este estreno
estuvo ensombrecido por la ausencia de las actrices negras de la película
debido a las leyes de segregación racial en las instalaciones públicas
vigentes.
El pasado mes de Diciembre se han cumplido 75 años de
este estreno esplendoroso y por ello desde aquí quiero rendir homenaje a esta
película, que no es una película
cualquiera, es toda una leyenda, más que un clásico, es una obra mítica atemporal
del cine, que ha sido la más taquillera de la historia y que es considerada
como una obra maestra y pocas películas como ella conservan su vigencia y
belleza 75 años después de su estreno mundial, aunque en España debido a los
problemas de censura de la época, no fue estrenada públicamente hasta 11 años
después, el 17 de noviembre de 1950 y solo en Madrid y Barcelona.
Basada en una obra de
Margaret Mitchell (que un año después de su publicación ganó el premio
Pulitzer) narra una historia de amor y honor con el telón de fondo de la Guerra
de Secesión americana, situando la acción en el Sur de Estados Unidos, en una
familia terrateniente vinculada a la causa de la Confederación, de esta forma
Hollywood daba voz a los derrotados de la contienda, lo cual no había sido
habitual hasta entonces.
La historia nos sitúa a mediados del siglo XIX, en una rica familia sureña, y sigue a una de las hijas de esta familia (la protagonista Scarlett O´Hara) cuya máxima ambición era contraer matrimonio con la persona apropiada de su círculo, encaprichada con un hombre al que no puede conseguir pues está casado con su prima e inicialmente ajena al drama que estaba desarrollándose en el país. Al estallar la Guerra de Secesión Scarlett debe asumir la dirección de la familia que está completamente arruinada, consigue mejorar claramente su posición económica y conoce a un escéptico comerciante Rhett Butler, de forma que ambos personajes van entrelazando sus destinos y tras otros 2 matrimonios fallidos acaba casándose con él, creándose una historia de amor de las más recordadas del cine. En este proceso la protagonista conocerá el sufrimiento, el hambre, el trabajo duro y tiene una magnifica evolución desde una niña caprichosa y malcriada hasta una madurez seductora, apasionada, emprendedora y cruel. El paso de la protagonista de niña a mujer madura lo podemos ver en una de las escenas más inolvidables de la película, aquella en la que al amanecer, con un precioso fondo anaranjado Escarlata dice la mítica y repetida frase “Pongo a Dios por testigo que nunca voy a volver a pasar hambre”.
La historia nos sitúa a mediados del siglo XIX, en una rica familia sureña, y sigue a una de las hijas de esta familia (la protagonista Scarlett O´Hara) cuya máxima ambición era contraer matrimonio con la persona apropiada de su círculo, encaprichada con un hombre al que no puede conseguir pues está casado con su prima e inicialmente ajena al drama que estaba desarrollándose en el país. Al estallar la Guerra de Secesión Scarlett debe asumir la dirección de la familia que está completamente arruinada, consigue mejorar claramente su posición económica y conoce a un escéptico comerciante Rhett Butler, de forma que ambos personajes van entrelazando sus destinos y tras otros 2 matrimonios fallidos acaba casándose con él, creándose una historia de amor de las más recordadas del cine. En este proceso la protagonista conocerá el sufrimiento, el hambre, el trabajo duro y tiene una magnifica evolución desde una niña caprichosa y malcriada hasta una madurez seductora, apasionada, emprendedora y cruel. El paso de la protagonista de niña a mujer madura lo podemos ver en una de las escenas más inolvidables de la película, aquella en la que al amanecer, con un precioso fondo anaranjado Escarlata dice la mítica y repetida frase “Pongo a Dios por testigo que nunca voy a volver a pasar hambre”.
Resulta difícil distinguir si es una historia de amor ambientada en la Guerra de Secesión o más bien una historia de la guerra y sus consecuencias con una historia de amor de fondo, pero no hay ninguna duda y desde el principio de la película se manifiesta el doble contexto en el que se mueve la cinta social/político y personal/sentimental.
El productor David O. Selznick fue el alma de la película, primero al
comprar los derechos de la novela, incluso antes de su publicación, segundo por
el control exhaustivo sobre directores y la capacidad para conseguir fondos, ya
que el presupuesto se superó con creces y hubo serias dificultades para
continuar el rodaje y por último por su capacidad publicitaria. Parte de la mitología de la película comienza
con la promoción del casting de la protagonista principal, que duro 2 años, en
el que participaron 1400 actrices y para lo que se lanzó una gran campaña
publicitaria, de forma que el público votaba a su actriz favorita, en este
sentido Vivien Leigh solo consiguió un voto, ya que la mayoría del público no
consideraba que una actriz inglesa nacida en la India, pudiese representar a
una heroína sureña. La que parecía más cercana a obtener el papel fue Paulette
Godard, pero cientos de cartas amenazaron con boicotear la película si la
elegida era la amante de Chaplin, por lo que Vivien Leigh tuvo su oportunidad y
no la desaprovecho, ya que fue el papel de su vida y gracias a ella la película
es lo que es.
Tras la elección de los
actores se produjeron varios problemas con la dirección de la cinta,
inicialmente estaba a cargo de George Cukor, quien realizo toda la labor de preparación y selección de intérpretes, pero tras las tres primeras semanas
de rodaje el productor le retiro de la dirección, se cree que por insistencia
de Clark Gable, quien no quería ser dirigido por un homosexual que confería
mayor relevancia a los papeles femeninos que al suyo, de hecho las actrices
Vivien Leigh y Olivia de Havilland ensayaban con él a escondidas los fines de
semana. Tras este se hizo cargo de la dirección Víctor Fleming, pero dado que tenía
serios problemas de salud rodo solamente
9 semanas, su puesto se ocupó temporalmente por otros directores como B
Reeves, Sam Wood y William Cameron.
La trascendencia de Lo que el Viento se llevó obedece a muchos factores. Por un lado la calidad técnica de la cinta, el rodaje en exteriores, las batallas, la iluminación, los planos (difícil de olvidar el plano secuencia en el que vemos la estación llena de heridos y muertos). Hemos de considerar que gano 10 Oscars de los 13 a los que estaba nominada, entre ellos la mejor película, que fue el primer Oscar a una película en color. Sin olvidar el vestuario, ya que se crearon más de 5000 piezas (accesorios incluidos) copiados de prendas originales de la época, y que a lo largo de la cinta van evolucionando con la historia y con la edad de la protagonista, cuando el personaje es joven se utilizan telas ligeras y colores claros y al madurar se van utilizando tonos fuertes (verde, azul, rojo y negro) y telas más pesadas. Una espectacular banda sonora debida a Max Steiner y por supuesto el guion, la historia peculiar de los personajes, pues no es una historia de amor al uso, sino que tiene unos protagonistas muy especiales que son difíciles de amar, y difíciles de olvidar. Hay además de la historia principal otras historias paralelas con personajes secundarios muy bien perfilados.
Pero sin duda alguna lo mejor de la película son sus personajes y unas
interpretaciones memorables comenzando con la protagonista, no superada por
ninguno de los otros personajes, ni intérpretes. Vivien Leigh hace un
insuperable papel como Escarlata, Clark Gable hace frente perfectamente con su
gran carisma, pero no podemos olvidar la bondad de Melania, perfectamente
representada por Oliva de Havilland y el extraordinario papel que hace Hattie
McDaniel como mami, el único interprete que flojea es Leslie Howard que hace su
papel anodino y flojo, que nos hace no comprender la pasión que Escarlata
siente por él.
A pesar de no tener el apoyo unánime de la crítica, ni tampoco el apoyo
incondicional del público, es bajo mi punto de vista una
película intensa, arrebatadora, deslumbrante, emotiva, triste y cruel al mismo
tiempo, que no te deja indiferente y que sigue conservando su vigencia en el
momento de su 75 cumpleaños.
Con motivo de
este 75 aniversario se ha realizado una exposición en el Harry Ransom Center de la Universidad de Texas en Austin, que es un relato cronológico de la
historia de la realización de la película, empezando por el primer teletipo del
agente literario Kay Brown a Selznick hasta el estreno de Atlanta, que fue un
gran espectáculo de tres días. Para más información sobre dicha exposición:
See Behind the Scenes of Gone With the Wind on its
75th Anniversary - LightBox http://lightbox.time.com/2014/09/09/behind-the-scenes-of-gone-with-the-wind-on-its-75th-anniversary/#ixzz3NJkpGnmZ
Gracias Elena por otro magnífico trabajo. Inigualable esta película.
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